Democracia, siempre
A partir de hoy la democracia argentina, que cumple 40 años, enfrenta un nuevo desafío de la mano de un outsider de la política y con demasiados problemas para resolver.
"Compatriotas, iniciamos todos hoy una etapa nueva de la Argentina. Una etapa que sin duda será difícil porque tenemos todos la enorme responsabilidad de asegurar hoy y para los tiempos la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en la tierra argentina”, dijo el 10 de diciembre de 1983 el presidente Raúl Alfonsín desde el Cabildo ante una Plaza de Mayo que desbordaba de ciudadanos dando comienzo a un período de democracia que ya lleva 40 años.
Lo recuerdo bien, la alegría desbordaba porque todo estaba por suceder. Entre esa multitud vibramos con las consignas a favor de la paz, de la justicia, del nunca más los militares. Tres meses antes, en esa misma Plaza de Mayo se desplegaron siluetas de figuras humanas dibujadas y recortadas en papel en tamaño natural con la consigna “Aparición con vida” que representaban los cuerpos de las miles de personas que la dictadura había detenido ilegalmente.
En 1983 tenía 19 años y en octubre había votado por primera vez, y fue como abrir la puerta hacia un futuro esperanzador. Comenzaba una democracia que a lo largo de estos 40 años ha sufrido avances y retrocesos pero que seguimos eligiendo. Llegamos al período más largo de democracia en un momento crucial con varios temas que también inquietaban a la sociedad de hace cuatro décadas: pobreza, desocupación, inflación, deuda externa, por mencionar algunos.
A partir de hoy la democracia argentina enfrenta un nuevo desafío de la mano de un outsider de la política y con demasiados problemas sin resolver. Vivimos 40 años en democracia, y acaso la gran deuda es que no hemos podido saber construir una sociedad más justa e igualitaria.
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