Josefina Dieguez, de 29 años, vive en Dubái y está de estreno con un local de pastelería argentina. Abrió el 17 de octubre y le rinde culto al dulce de leche y otras delicias.
Bella, morocha argentina y valiente. Qué no hizo Josefina Diéguez para superarse y cumplir sus sueños. Vendió zapatos, fue moza y trabajó en el Municipio. Cuando egresó del colegio Don Bosco, hizo de todo. Viajó a Buenos Aires y realizó un curso para ser azafata. Se fue a Europa, consiguió trabajo en una empresa low cost y fue para adelante. Luego vino la pandemia de Covid-19, perdió su trabajo y se tuvo que reinventar.
En esa búsqueda, ingresó a un call center de Londres, hasta que dio impulso a su proyecto personal. Primero como hobby, después como un negocio en las redes que fue creciendo cada vez más, hasta lograr tener su propio local de pastelería en la lujosa y ultramoderna ciudad de los Emiratos Árabes. Bastante cerca de Adoha, donde será el Mundial Qatar, y en un punto clave para el alojamiento de miles de turistas.
"Quizás hay muchas personas con ganas de emprender y no se animan por miedo a perder. Nunca es fácil salir de la zona de confort. Pero cuando tenés claro tu objetivo y hacés lo que te cueste para alcanzarlo, los sueños se cumplen. Con constancia y esfuerzo se puede", expresó la neuquina Josefina "Ninna" Dieguez, de 29 años.
Siempre le gustó cocinar; fue autodidacta, valiente y arriesgó. "Saqué fotos, hice un cuenta de Instagram, y dije 'lo voy a intentar, que sea lo que Dios quiera'. Al principio no me conocía nadie, ni tenía seguidores, hasta que llegó el momento de trabajar cinco meses sin un día libre. Así me fui armando", recordó, sobre sus inicios en la pastelería.
La pastelería está ubicada en el primer piso de una residencia que está en el corazón de Dubái. Se llama Ninna, como le decían a ella de chica, y es la primera pastelería argentina en esa ciudad. "Ahorré mucho, me privé de muchas cosas y trabajé muchas horas extras para poder hacer una diferencia y tener el local que tengo ahora. Es el sueño de mi vida", manifestó la neuquina pastelera.
En el local ofrece de todo: alfajores de distintos sabores, brownies con dulce de leche y crema; lemon pie, chesscake, tarta de frutilla con crema; pan casero y varios productos veganos. También vende café y smoothies. Por encargo, ofrece tortas como la Red Velvet y cupcakes.
Cómo fue su llegada a Dubái
Después de mucho andar por España e Inglaterra, terminó en Dubái por amor y elección. Es que si, a su novio -Ziga Omersel- lo conoció en un vuelo de Londres a Alicante. Ella era azafata, su pareja, el piloto (nacido y criado en Eslovenia). "Nunca me hubiese imaginado terminar con alguien de Eslovenia. Ni yo ni mi familia sabíamos dónde quedaba en el mapa", confesó.
En marzo de este año decidieron mudarse juntos a Dubái, donde a su novio le habían ofrecido trabajo. Ella en un principio no supo qué hacer... ya tenía sus clientes en Londres y había empezado con todo el papeleo para poner su local ahí. Pero al interiorizarse un poco más sobre la comunidad de latinos en Dubái, se dio cuenta que eran muchísimos.
"No había más que dos restaurantes que venden carne argentina, pero nada relacionado a la pastelería, los alfajores y el dulce de leche. Entonces, no lo pensé demasiado. Fue a ojos cerrados. Lo hice; y me llevó siete meses", advirtió.
Junto a su novio, desembarcaron en Dubái en marzo pasado; y el 17 de octubre inauguró su pastelería Ninna. Reconoció que fue complicado por diversas razones. Una, por la cultura. "Tengo 29 años y soy mujer", dijo. Dos, por la cantidad de medidas de seguridad y trámites burocráticos que hay que cumplir.
"Yo empecé sin saber que se me venía después, y no hay nadie que te diga de principio a fin todo lo que me iba a salir ponerme un local. La carga no son los impuestos, aquí no se requieren; pero todo es muy caro", contó.
Poner un local comercial de aproximadamente 680 metros cuadrados sale 120 mil dólares.
No obstante, el enorme esfuerzo económico que hizo tuvo su recompensa porque se paga tanto por la tranquilidad de trabajar sin miedo. "Es algo para reconocer: podés estar tranquila de que no te va a pasar nada. Hay cámaras vayas donde vayas", comentó la neuquina que triunfa en el exterior.
Hace apenas dos semanas que abrió, y le está yendo bastante bien. Por ahí la gente todavía no entiende mucho lo que vende. A los turistas hay que explicarles o invitarlos a una degustación de pequeñas delicias con dulce de leche.
Si bien reconoció que los comienzos fuera de su país fueron difíciles, pensó que no iba a durar nada porque nunca se había subido a un subte, y extrañaba muchísimo a su familia y sus amigos, Josefina se enfocó en lo positivo. Ahora, tal vez, pueda tener la libertad de viajar a la Argentina dos veces al año, fruto de su esfuerzo, y ganar tiempo en otras cosas. "Pero ya creo que no vuelvo a vivir a mi país", confesó.
Lo que si reconoció que en los años que está fuera de Argentina nunca pudo tener esa red de contención y la calidad humana que tiene en Neuquén. "Eso me ha costado mucho. Amigas como las que yo me hice y tengo de super chica, eso si que no pude encontrar en otro lado. Acá todo hay que planearlo. Y las amistades que hice son latinas", confesó.
Nunca se imaginó terminar con un esloveno, ni ella ni su familia, cuya cultura es completamente diferente a la de ella, y necesita de mucha estructura y planificación para encarar el día a dia. Sin embargo, ya hace tres años que están juntos.
"Es raro vivir en un país que no es el tuyo con otra cultura. Podés sufrir desprecio, nunca estás como en casa, mayoritariamente muchos se vuelven, pero hay personas que lo logran", advirtió.
De Dubái a Qatar, 600 kilómetros
El domingo 21 de noviembre arranca el Mundial con el partido inaugural, y la previa ya hace sentir con fuerza más allá de Doha, la ciudad donde se realizará el evento más esperado. Según contó la neuquina pastelera, ya no hay lugar, está todo lleno, por lo que muchos turistas toman a Dubái como punto de referencia para alojarse y luego pasear.
Tanto es así que muchos paquetes turísticos ya ofrecen como parte de la estadía un avión que lleva a las personas hasta Adoha y los trae de regreso a Dubái. "Son 600 kilómetros de distancia, y ese vuelo es parte del itinerario", afirmó.
Para llegar hasta Dubái, hay que ir hasta Brasil. Son aproximadamente 2.30 horas de vuelo, entre Buenos Aires y San Pablo. Luego, 15 horas más para llegar a la ciudad de los Emiratos Árabes.
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