Leyó la nota en LMC y lo ayudó. La sorprendente razón por la que pagó una fortuna, a qué se dedica y la emoción del “hombre dulce”. ¿La joyita sigue en venta?
Así como el salvador del fundido y amargado Independiente supo ser Santiago Maratea, quien con una colecta millonaria evitó la quiebra del club junto a los hinchas del Rey de Copas, en la región otro Santiago se vistió de héroe para ayudar a un vecino en serios problemas financieros, aunque en este caso desde el anonimato y sin buscar sacar tajada de la angustiante situación.
Final feliz, por ahora, para la interminable novela del popular Falcon del vendedor de miel. Al menos, el laburante al que le habían retenido su herramienta de trabajo en un control de alcoholemia ya recuperó la reliquia sin llegar al extremo de rematarla, como evaluó en medio de la desesperación. Y así, también recuperó la sonrisa...
Claro que todo fue posible gracias a la generosidad de un hombre de Cinco Saltos, que solo lo conocía a Ariel, el apodado “hombre dulce”, de vista, de “verlo en la ruta, a la pasada, cuando voy a Cipolletti. Recuerdo que lo saludaba, pero no más que eso”, explica Santiago, el autor de ese increíble gesto a LM Cipolletti.
La razón de su increíble gesto para recuperar el Falcon
Lo primero que aclara este solidario vecino es que “cuando uno anda todos los días, ve y sabe quién es el que trabaja y quién no”. Y que la circunstancia adversa que atravesaba el vendedor ambulante, de la cuál tomó conocimiento a través de este medio, lo tenía realmente preocupado.
Y justo a él, a quien le gusta ayudar, a su juego lo llamaron. “Había visto que lo vendía al Falcón en una primera nota, digo voy a parar por ahí tengo conocidos que le encantan esos autos de colección, como mi suegro y mi cuñado. Paré y tuve una primera charla con él. Luego creo que ya estando en Rincón (‘trabajo en el rubro del petróleo’) leí la nota de que le habían secuestrado el auto y lo remataba. Siendo que está laburando todos los días, no jode a nadie, pierde su capital, me partía el alma. Justo veo el número de teléfono en el mismo artículo y digo lo voy a llamar así me dice en que lo puedo ayudar”, revela cómo surgió su espontánea y noble acción.
“Me atendió el teléfono y me comentó que no tenía el dinero y estaba muy amargado. Veo a menudo gente que no puede recuperar los coches y se terminan pudriendo y se me ocurrió colaborar, le dije ‘estoy dispuesto a ayudarte, si no te molesta, puedo prestarte el dinero y me lo devolvés cuando lo vendas o puedas, capaz que, en cuotas, sin intereses. Si son casi 700 mil pesos bueno, un día por ahí me llamás y me decís, Santi tengo 50, ¿te sirven? Y así yo voy ayudando a otras personas con lo que recupero”, confiesa y no deja de sorprender tanta e inusual generosidad para los tiempos que corren.
“Al otro día fui, nos encontramos en la plaza San Martín de Cipolletti. Le di los 580 mil entre multa y acarreo, 60 mil para la grúa, etc. ¿Qué iba a hacer el hombre si se viene la lluvia, el invierno, sin su auto...? En algún momento se acomodará y lo devolverá, le aclaré que no lo regalo porque me parece lo más lógico y saludable que sea así”, agrega desde su particular filosofía de vida.
“Pero obvio que le dije ‘tampoco te vas a quedar sin comer, me llamás y de a puchitos capaz vas juntando, más si lo vendés al Falcón. Pero ahora no vas a necesitar rematarlo y tampoco te pongas ya a devolverla’, no hay apuro", recordó.
"¿Cómo reaccionó? Imaginate, con tanta angustia, con tanta pena contenida, estaba muy feliz”, culmina el salvador del Falcón, que ya salió del Corralón tras pasar algunos días allí.
Otros dos casos de generosidad
“Siempre ayudé gente, me siento bien haciéndolo”, reconoce Santiago y recuerda otros dos casos, entre tantos, que hablan a las claras de su solidaridad.
“Un conocido, un señor grande de casi 70 años en pandemia el patrón me confiesa que no lo podía seguir teniendo, pues era personal de riesgo. Le comento a mi esposa ‘y si lo traemos a casa un tiempo’. Bueno, está hace más de un año viviendo con nosotros para no dejarlo tirado. Ahora consiguió trabajo en una rotisería, lo tomaron y se acaba de alquilar un monoambiente”, asegura.
Pata Mora es un paraje rural ubicado a 35 kilómetros de Rincón de Los Sauces, al sur de Mendoza. Allí hay una escuelita y “veo siempre a los nenitos del campo, yo me crié como ellos, que venden chivitos etc para comprar sus cosas. Les estoy juntando ropa y los juguetes de mi nene para el próximo diagrama (viaje al campo petrolero por varios días), en este me fui a juntar manzana y pera a la chacra y les traje 3 cajones de cada uno. Estaban chochos”, celebra este vecino de buen corazón que piensa en los demás.
El mensaje del vendedor de Miel
“Ya tengo el auto conmigo. Se preocupó mucha gente. Me llamó un muchacho que no quería comprar el auto pero sí ayudarme con la multa (Santi). Querían también hacer colecta, el chofer que fue a buscarme el auto también de 10. Solo agradecimientos, también a LM Cipolletti que lo hizo posible”, fue el sentido mensaje de Ariel, el hombre de la miel que ya dejó atrás el trago amargo si bien no podrá conducir el coche durante 90 días...
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