Emilia derriba mitos en la carnicería y busca contagiar la iniciativa
Ante una necesidad familiar, le sugirió a Nicolás, su esposo, hacerse cargo. Ahora los dos buscan transmitir con un taller que la venta de carne no es solo un trabajo para el hombre.
Animarse a emprender en el rubro de las carnicerías no parece una tarea fácil. Aunque la carne vacuna solía ser el protagonista indiscutido de los platos argentinos, los desequilibrios de la economía terminaron por poner en jaque a los carniceros en más de una ocasión. Para una pareja del Alto Valle, estos desajustes fueron el puntapié para trabajar los dos en el despacho de carne y derribar mitos sobre la presencia de las mujeres en el rubro. Hoy, contagian esa premisa con un taller de carnicería para ambos sexos, pero enfocado especialmente en las mujeres.
Nicolás y Emilia son dueños de tres carnicerías en Cipolletti y se embanderaron con la inserción de las mujeres en el rubro casi por casualidad. Este verano, y tras el fuerte aumento de los cortes de carne, las ventas de sus locales cayeron de manera considerable. Ya no había tanta holgura para contratar empleados, y por eso Nicolás decidió que su pareja, Emilia, se ocupara de un local.
Así, casi sin querer, Emilia empezó a derribar mitos sobre la presencia de las mujeres en los despachos de carne de vaca. "Todavía hay mucha gente que llega y, al verla, pregunta por el carnicero", explicó Nicolás para mostrar cómo aún persiste la idea de este oficio como una exclusividad de los varones, incluso cuando no hay obstáculos reales que les impidan a ellas desarrollar todas las tareas cotidianas del local.
¿La carnicería no es un trabajo de fuerza? Nicolás lo negó con ahínco. "Es totalmente un mito, no hay que cargarse una media res al hombro porque los camiones los descargan los chicos que traen la carne", explicó. Y fue más allá: "Una vez en la cámara, siempre hay formas de evitar hacer fuerza en demasía. Pero justo eso es lo que no se enseña tradicionalmente, sino el hecho de hacer creer que el rubro es sólo para hombres".
"Obviamente demanda algo de fuerza, como cualquier actividad física", dijo. Y lo cierto es que, aunque las mujeres suelen tener menos fuerza que los hombres, pueden desarrollar el estado físico necesario para hacer frente a este tipo de tareas sin lesionarse, sobre todo cuando se aprende a hacer la faena con la técnica adecuada.
En ese panorama, y ante la dificultad para encontrar a personas idóneas para el despacho de carne, la pareja se decidió a abrir un taller de carnicería, donde se dictarán los conocimientos básicos para trabajar en cualquier local de esta rama comercial. "No sólo a nosotros nos cuesta conseguir personal capacitado sino a todos los colegas del rubro, y en distintas ciudades de la región", dijo.
De esta manera, en mayo comenzarán a dictar un taller innovador para la zona. Se trata de una capacitación de tres meses en el que se abordarán todos los contenidos vinculados al oficio del carnicero. Ofrecerán clases sobre higiene, atención al público y temas específicos, como los nombres de los cortes, cómo despostar, filetear o deshuesar. La bromatología será otro de los puntos focales de las clases, para que los alumnos sepan cómo conservar y refrigerar las carnes, y cómo evitar la contaminación cruzada dentro del local.
El taller tiene una duración de tres meses y está abierto a todos los interesados mayores de 18 años. Con la experiencia propia, buscan que más mujeres rompan las barreras y se sumen a la capacitación. "Como queríamos que fuera accesible, pusimos una cuota de seis mil pesos mensuales, que incluye todo el material didáctico", informó.
Durante los primeros dos meses, se darán charlas teóricas con breves visitas a las carnicerías para embeberse de los contenidos aprendidos y verlos de primera mano. El último mes será más práctico, con tareas en los despachos de carne para empezar a entrenar el uso del cuchillo de carnicero y terminar el taller con los conocimientos más afianzados.
Si bien el objetivo principal es capacitar a los futuros empleados de sus locales, la pareja también pretende crear una bolsa de trabajo para hacer de nexo entre las carnicerías de la región y los flamantes egresados, que podrán acceder a puestos laborales en un campo donde la mano de obra calificada es escasa. Aunque el consumo de carne bajó en términos generales, el rubro sigue siendo una oportunidad para acceder a un empleo fijo.
Nicolás aseguró que la falta de personal idóneo en la temática no sólo los afecta a ellos sino también a los responsables de otras carnicerías. Aunque ellos tuvieron que prescindir del personal en un contexto de caída del consumo, las carnicerías siguen en pie y funcionan como complemento de otras grandes superficies, donde los habitantes compran los víveres para sus comidas habituales o para los asados de los fines de semana.
Desde que lanzaron la propuesta, ya recibieron consultas de potenciales alumnos y hay muchas mujeres interesadas. "A veces me escriben y yo les cuento mi experiencia personal al frente de la carnicería, y eso las motiva a anotarse", dijo Emilia, que se convirtió en el ejemplo más tangible de que la carne no es sólo cosa de hombres.
Ya hay unos quince anotados para comenzar su taller el mes que viene, por lo que tuvieron que gestionar un espacio más grande al que habían planificado al principio. Por ahora, no se definieron los días y horarios de las clases, pero se busca que el taller sea breve, para ofrecer una salida laboral cercana en el tiempo.
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