El 9 de octubre de 2010 los rescatistas llegaban al lugar donde habían quedado atrapados los trabajadores. Cuatro días después estarían a salvo.
Hay milagros que ocurren cada tanto. Y como son increíbles y asombran al mundo merecen ser recordados, al menos con la efeméride que cuenta la historia. Hoy se cumplen 13 años de la dramática llegada del equipo de rescate al lugar donde estaban enterrados los 33 mineros chilenos tras el derrumbe de la mina San José, ubicada en la comuna Caldera, a 30 km al noroeste de la ciudad de Copiapó.
Fue milagroso y dramático porque los rescatistas tuvieron que bajar aproximadamente 600 metros para llegar hasta la burbuja que mantenía a los trabajadores con vida, después de 33 días de ocurrida la tragedia.
Durante ese período de tiempo que parecía no terminar jamás y que a medida que corría las esperanzas de encontrarlos con vida comenzaban a esfumarse, ocurrió lo que todos esperaban: el final feliz, el de las películas.
Desnutridos y extenuados, los mineros fueron rescatados y logaron sobrevivir para contarlo. Relataron su angustia, contaron detalles de cómo se organizaron para alimentarse con lo poco que tenían, cómo se apoyaron unos a otros a otros emocionalmente para soportar la incertidumbre y el miedo. Reconocieron que el trabajo de equipo fue clave para aguantar el tiempo que fuera necesario para volver a ver la luz del día.
Cuatro días después de la llegada de los rescatistas comenzaron a subir uno a uno en medio de la algarabía de quienes los esperaban en la superficie.
Hasta la fecha es el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial ya que todos los trabajadores resultaron vivos e ilesos.
El milagro comenzó a tomar forma un día como hoy, hace 13 años. Y bien vale la pena recordarlo.
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