Javier Milei recogió el guante de las Fuerzas Armadas en el sótano. Una imagen de propaganda para reforzar la controversia del núcleo duro contra el peronismo.
Brotó otra grieta en Argentina, que estaba ahí, latente debajo de la tierra. Es la vuelta del desfile militar en las fechas patrias, por caso, el Día de la Independencia el 9 de Julio. Fue un día de euforia, colores y propaganda. Y también de rechazos en medio de la crisis económica.
La imagen de Javier Milei y Victoria Villarruel arriba de un tanque de guerra Made in Argentina, es la síntesis de propaganda de un imaginario que siempre estuvo dormido: la adhesión de una gran parte de la sociedad a las Fuerzas Armadas.
Este nacionalismo, que emerge siempre en tiempos de crisis económica (vale aclarar que el país aún no despega, hay pobreza, y los salarios no alcanzan) es otro debate agresivo y hasta aburrido, de ambos lados de la grieta.
Para algunos, el desfile militar representa un homenaje necesario a las Fuerzas Armadas. Los convoca el uniforme, el recuerdo de la infancia de una generación, de otros tiempos de Argentina. Esta muestra de gratitud fue capitalizada por Milei, al menos en los símbolos y claramente, en contra de lo que venía sucediendo durante los últimos gobiernos peronistas.
La palabra militar estuvo vapuleada durante el gobierno kirchnerista, y por todo el movimiento progresista que ven en las Fuerzas Armadas, lo peor de la última dictadura militar en Argentina. No es para menos en la Argentina de 30 mil desaparecidos, donde hoy se intenta relativizar algo que se discute en ambientes de poca instrucción.
La cuestión militar: controversias y dictadura
El argumento es que la exhibición de poderío militar (que en realidad está desarticulado y es de cabotaje) puede ser visto como una glorificación de un pasado represivo. En este país de los últimos años, todo lo relacionado con lo militar es sinónimo de dictadura. Es algo más que eso. Y deconstruir ese concepto ha sido controversial.
Al gobierno nacional le vino bien reivindicar la imagen castrense, que estuvo en el sótano durante varias décadas, pero Milei insiste en escribir su propia historia (y tal vez la de Villarruel con el culto a la dictadura y la teoría de los dos demonios), sin demasiados datos.
En la Argentina de la verborragia y reaccionaria, se mezcla todo. Desde la imagen de Néstor Kirchner bajando los cuadros de los militares de la dictadura, el culto al terrorismo de estado, y la imagen de Juan Domingo Perón como militar. Para muchos, en ese lodo vale todo y pensar en un ejercicio difícil.
Figueroa, el liceo y la política
Mientras tanto hay un cambio de tendencia, de la época y hasta en Neuquén volvió el desfile militar luego de siete años. El último lo hizo el cuatro veces intendente de Neuquén, Horacio “Pechi” Quiroga. Y ahora fue el mismo Rolando Figueroa, quien tiene otra mirada sobre lo castrense. Hizo el liceo militar, y conoce la cultura interna y de fraternidad. Otra cosa que nada que ver con la polémica de la dictadura. Y esta vez, pudo recoger el guante.
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