La historia de la excepción municipal que dio vida a Las Palmas
Mostramos los documentos que permitieron en 1994 la apertura del local en una zona no permitida. Una trama tan oscura como los manejos del boliche.
El boliche Las Palmas se asentó en 1994 sobre la calle Primeros Pobladores a partir de favores que tuvo la gestión de la intendenta de Neuquén Derlis Kloosterman para con el empresario reginense Pedro Naradanone.
Fue así que, en connivencia con el Concejo Deliberante, se le aprobó una doble excepción: por un lado, el predio tenía un exceso de superficie del 13 por ciento y, por el otro, el sector de la ciudad donde se ubica no era compatible para dicho rubro de acuerdo al Código de Planeamiento Urbano.
A lo largo de la investigación del caso Sergio Ávalos, el estudiante que el 14 de junio de 2003 fue desaparecido en el interior del boliche Las Palmas, fui recopilando distintos documentos que dejan en claro que ese local nació de forma -de mínima- irregular y siempre tuvo oscuros manejos.
Ahora, el actual Concejo Deliberante se dispone a sancionar una ordenanza que vuelve a foja cero y dé por tierra con aquella vieja excepción.
Es por esto que mostramos documentos claves de una habilitación que nunca tendría que haber prosperado.
Cadena de favores
En 1994, el empresario reginense desembarcó en la noche neuquina de la mano de un amigo: Adriano Alejandro Petrini. Hoy, no se pueden ni ver.
Justamente, Petrini fue quien el 5 de agosto de 1994 presentó en la Municipalidad la solicitud de habilitación por “vía de excepción” del edificio de Primero Pobladores al 2000, para lo cual hubo conversaciones con los políticos de turno del municipio y del Concejo Deliberante.
Pese a la incompatibilidades del rubro y la zona, en el Deliberante, la Comisión Interna de Planificación y Control de Gestión, el 4 de noviembre de 1994 firmó el despacho 353/94 por el cual aprobó dichas excepciones.
Así fue que en la sesión del Concejo Deliberante del 18 de noviembre se lanzó el proyecto para que fuera tratado sobre tablas. No hubo mayores inconvenientes, se aprobó por unanimidad y se sancionó la ordenanza 6685/94 que le otorgaba la licencia comercial “provisoria e intransferible” a Naradanone y Petrini.
El uso: “salón de fiestas y confitería bailable” era algo que en ese sector de la ciudad no estaba permitido, pero Nardanone supo hacer sus gestiones tanto en los despachos como en la barriada, incluso presentó una nota alegando que los vecinos estaban de acuerdo con la instalación del local.
El decreto
Ni lenta ni perezosa se mostró la intendenta para con la voluntad del empresario. Ni bien tuvo la sanción de la ordenanza en su escritorio, mandó a redactar el decreto.
El 2 de diciembre de 1994, Derlis Kloosterman firmó el decretó 1873 por el cual se le daba curso a las excepciones para que Las Palmas cobrara vida.
El decreto fue refrendado por los funcionarios Mario Silvano Humar, secretario de Gobierno; Osvaldo Enrique Siarrusta, secretario de Obras Públicas; y Alberto Arbornoz, secretario de Hacienda.
Ese mismo año, la intendenta y los funcionarios mencionados se vieron vinculados al denominado “affaire de las tachas”, una compra donde se pagaron sobreprecios en la adquisición de atenuadores de tránsito. El caso quedó en manos del Tribunal de Cuentas de Neuquén y la responsabilidad patrimonial de dichos funcionarios superó los 150 mil pesos/dólares de ese entonces.
Kloosterman debió abandonar el Ejecutivo municipal tres meses antes de concluir su mandato y se refugió durante una década en la pequeña localidad costera de Claromecó.
Solo se puede decir que el expediente de Nardanone, en el municipio, pasó por un tobogán y que el gobierno de Kloosterman era bastante amigo de las gestiones alternativas.
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