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La Mañana Legendaria

La legendaria bici traída de España que sigue llevando a Juan Pérez

La trajo un tío a mediados del siglo pasado y aún la sigue usando su propietario, el popular Banana. "Está presente en todos los momentos importantes de la familia", resaltó.

Hay un Juan Pérez en Cipolletti que se distingue de sus muchos homónimos. No solo por su reputación de buen tipo, laburante, hábil futbolista, docente técnico y fanático del club San Martín, los Leones del barrio Don Bosco, sino porque toda su vida fue y vino en una bicicleta que su familia trajo de España a mediados del siglo pasado.

Este Juan Pérez, más conocido como Banana, va camino a los 60 y nunca dejó de usar la legendaria bici. Fue su medio de movilidad desde que aprendió a pedalear y pasó a ser parte de él.

Eran (o son) uno. Banana Pérez y su bicicleta despertaban bromas entre sus amigos por el aspecto vetusto del vehículo, porque a decir verdad lucía viejo ya desde hace muchísimos años. Pero no hubo chiste que lo afectara. Nunca la abandonó. Era como su Silver, el caballo del Llanero Solitario.

Bicicleta de Juan Pérez.jpg

Estéticamente no dice mucho. Es de esas con cuadro de caños rústicos y pesados con una pintura difusa, de corona y piñón simple, que cuando levantan velocidad es un desafío frenarlas cuando lo requiere una circunstancia urgente, a pesar de que viene equipada con un sistema de frenos a varilla, que no siempre e infalible.

“No para así nomás, hay que andar despacio”, aconseja Pérez, que destaca que aún a pesar de lo antigua que es -más de 70 años- se encuentra en perfectas condiciones.

Recuerda que el día que se casó con su esposa Mirta, para festejar la llevó a dar una vueltita en la bici. Después también paseó a Filomena, la hija de ambos, quien ahora con edad adolescente también la suele utilizar.

"Esta bici está presente en todos los momentos importantes de la familia", resaltó.

Lo único que le ha hecho en todos estos años es cambiarle las llantas, cubiertas, las cámaras, el asiento y los taquitos de goma de los frenos. Lo demás está original. Incluso tiene una entrada para echarle grasa a los pedales, rara vez visto, que sigue en funcionamiento.

De España a la Patagonia

Los Pérez Torrecillas son de origen español, de la zona de Uleila del Campo, provincia de Almería, al sur de la península ibérica.

Buscando nuevos horizontes, un tío llegó al Alto Valle en 1953 y trajo la bici con él, por lo que no sería descabellado afirmar que ande por el siglo de fabricación.

Tiempo después se vino su mamá, junto a una tía y su abuelo Torrecillas, por lo que se estableció definitivamente la familia en la región. El tío le regaló la bicicleta al papá de Juan, quien falleció en 1.969. Entonces la pasó a usar el abuelo. Durante décadas lo llevó a Don Torrecillas por aquellas arenosas calles del pueblo, hasta que en 1977 y por su avanzada edad, no la pudo usar más y quedó guardada en un galpón.

De allí la rescató Juan, cuando era un niño. Le tuvieron que hacer un mantenimiento mínimo, porque su rusticidad no había dado lugar a que le cause deterioros el abandono.

Juan Pérez y su esposa .jpeg

El trabajo se lo encomendaron a Ceriani, un bicicletero del barrio Don Bosco. Un par de parches, aceite a la cadena y a seguir rodando.

Lo llevó diariamente a la Escuela Industrial donde se recibió de técnico y después siguió vinculado al establecimiento primero como preceptor y luego como profesor hasta el día de hoy. Está por cumplir 40 años como integrante del cuerpo docente vinculado al establecimiento, más seis de alumno. Mientras que la escuela cumple este año 50. Estuvo en todo su derrotero institucional. Arrancó cuando era el Colegio Industrial 5, después fue CEN 65, ahora es el CET 9. Es decir que acompañó la evolución de la institución.

Lo mismo que al club San Martín, donde entró con apenas 14 años y no salió más. Pasó por todas las divisiones inferiores hasta llegar a primera y actualmente continúa ligado como dirigente.

“Son mis otras casas”, afirma con motivos.

Las bromas en Agua y Energía

También lo vieron entrar en su famosa bici todas las mañanas durante varios años al edificio de la desaparecida empresa Agua y Energía, en 9 de Julio y Villegas, donde trabajó hasta que pasó a la esfera provincial. De ahí quedan mil anécdotas.

La dejaba estacionada en el patio interno, junto con los vehículos oficiales y en un par de oportunidades fue objeto de bromas de los compañeros más joviales que se convertían en Jaimitos en los breves momentos de ocio que disponían.

Una vez apareció con algunas pinceladas de pintura que le daban un toque de alegría a su aspecto austero. En otra oportunidad, culminada la jornada laboral con la marca de la tarjeta, Juan salió a buscar a su rodado y no lo encontró por ningún lado.

Bicicleta de Juan Pérez 2.jpg.jpeg

Descartaba el robo. Además de haber un guardia permanente, no era un botín que tentara, por lo que enseguida supo que se la habían escondido. Pero ni se imaginó dónde. La buscó por todos los recovecos del estacionamiento, sondeó en cada oficina y nada. Nadie la había visto. Pasados algunos minutos e inquieto porque quería llegar cuanto antes a su casa, miró hacia arriba y la vio a varios metros de altura. La habían colgado de un cable en la estructura de un parasol que se desplegaba y llegaba casi hasta un segundo piso. Desde varias ventanas muchos casi no aguantaban la tentación de risa.

Con la transferencia de los servicios eléctricos al estado provincial Juan pasó a la firma conformada entonces y luego siguió en la etapa privatizada, con Edersa, donde hace poco se jubiló.

“Juancito a la selección”

En aquellos años de la empresa eléctrica estatal, Pérez era una figura clave del equipo que representaba a su sector en los torneos que organizaba el sindicato de Luz y Fuerza en su predio de la Isla Jordán.

Era el as de espada porque estaba en plena actividad oficial, ya que se destacaba como delantero de San Martín y solía aparecer en las crónicas de los diarios de entonces.

La época coincidió con el mundial de fútbol de 1990 que se jugó en Italia y como suele suceder, el equipo que llevaría Argentina -que venía de ser campeón en México con un Maradona inolvidable- era motivo de debate nacional.

El DT era el inefable Carlos Bilardo y se había encendido de tal manera la polémica que debía salir a realizar aclaraciones casi constantemente.

Y sucedió algo impensado que envolvió al Banana cipoleño.

Juan Pérez jugador 2.jpeg

Fue Miguel Couto, el reconocido percusionista e integrante de la Sureña Jazz Band, que en ese tiempo cumplía labor administrativa, quien llegó con la noticia bomba.

“Juancito a la selección, Juancito a la selección”, irrumpió con tono emocionado a una de las oficinas, donde generó un descalabro total.

Llevaba en sus manos un ejemplar del diario del día. El motivo de la agitación era una nota con declaraciones de Bilardo que afirmaba algo así como que “Al mundial van los que mejor estén. Ya sea Maradona, Caniggia o Juan Pérez”, en alusión a lo genérico del nombre.

El anuncio, una vez aclarado, generó chanzas y carcajadas. Mientras que copias del artículo periodístico quedaron pegadas en varias paredes.

El Pérez cipoleño finalmente no fue convocado por Bilardo, aunque varios medios lo mencionaron. Pero nunca dejó de jugar al fútbol. Actualmente defiende la camiseta de Deportivo Industrial, integrado mayormente por personal del colegio técnico, una de sus casas.

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