Aura fue una importante autoridad de una universidad en su país. Ahora lucha contra la enfermedad y vende cactus que produce en su patio.
Una nieta que venía en camino la trajo en 2019 de visita a Cipolletti junto a Nelson, su incondicional pareja. Luego, sus hijos, incluida la que estaba embarazada, le pidieron a ambos que se queden a pasar las fiestas. Y cuando ya preparaban el regreso a Venezuela y armaban la maleta de "apenas 23 kilos" con la que arribaron previendo una corta estadía "llegó la pandemia y ya no nos fuimos más".
Aura nació en Venezuela hace casi 80 años (los cumple el 19 de marzo). Es docente "de todos los niveles" y llegó a dirigir el prescolar de una Universidad importante en su país. En Cipolletti ya vivió cosas demasiados fuertes y le está eternamente agradecida a la ciudad y a la región porque "me salvaron la vida".
Es que aquí le detectaron un cáncer de colon al que afortunadamente tiene controlado, si bien nunca se sabe. Soportó radiación y la siempre incómoda quimio. Pero ni el inconveniente de salud ni su edad la mantienen quieta. Es así y también por la situación del país que se decidió por un emprendimiento particular: la producción de cactus.
Una linda historia de una luchadora para compartir en este 8M. Una mujer con todas las letras que se bancó, a pura vocación y sabiduría, la decadencia económica de los docentes.
"Tuve el cargo más alto en el prescolar, también trabajé con éxito en la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre, pasa que allá los profesores cobran apenas 3 ó 4 dólares. Una pena porque los docentes venezolanos son excelentes. Allá es pura vocación, el gobierno ha sido descuidado de la situación de las escuelas".
Es un libro abierto. Por eso tiene autoridad para señalar con su tonito tan particular: "Ha cambiado mucho el sistema educativo. Los valores ya son diferentes, hasta las palabras que se pueden usar, demasiadas limitaciones. Llegué jubilada, con mucha edad. Lástima que no puedo seguir ejerciendo. Me hubiera hecho falta, no estamos acostumbrados a depender de nadie económicamente con Nelson", lamenta.
Su dura historia
Hubo dos días clave que modificaron su vida en los últimos años. Uno de ellos fue "cuando se determinó la pandemia y se cerró todo, el 16 de marzo de 2020. Justo cumplíamos 50 años de casados. Y llegó también a este mundo Alicia Mariana, nuestra nietita".
El otro, cuando le detectaron un "cáncer de colon grado 3". Y allí celebra que el drama de salud le apareció en la región por la calidad de los profesionales que la atendieron.
"Gracias a Dios que estaba aquí en la Argentina, nunca le voy a poder agradecer a la gente y al sistema de salud. El cáncer sigue presente pero por lo menos cedió, continúo en proceso de tratamiento", destaca con alivio.
"Fue muy fuerte la situación, también tengo un marcapaso, sumamente agradecida a la calidad de personas, la calidez humana de los doctores y doctoras. En el Hospital Viejo me ve el oncólogo y las radiaciones y quimio en el COI de Neuquén", revela esta luchadora que nunca baja los brazos.
Su emprendimiento de cactus
Pese a todo, ella no para. "Cuando llegué aquí me encontré con la situación económica complicada y no me gusta no hacer nada. Así surgió el emprendimiento de cactus y suculentas. Estuve primero 8 meses en la chacra de un amigo de mi hijo y ahora acá en casa. La naturaleza es la que nos llena de oxígeno, abrazo a los árboles, disfruto todo, abrazo a una flor", agrega con dulzura y posa para las fotos.
"He aprendido y me gusta, cuando florecen le agradezco a la vida", señala con una sonrisa tan grande como la flor del patio. Mal no le va aunque "la gente hoy compra más comida que plantas, jaja".
Tiene 4 hijos de los que está "orgullosa". "Tres varones, uno es médico en Perú, el otro Fernando es herrero y Javier que trabaja acá en Pedidos Ya. Y Mariana que vive conmigo".
Destaca a las mujeres
"La mujer de hoy es maravillosa, me encanta. Se ha dado cuenta de que primero se tiene que querer a ella, a la persona que ve en el espejo. Tanta fuerza y valor para hacer cualquier cosa tenemos. Es diferente, ahora lucha, es valiente, no tiene miedo, una científica, una bailarina, una creadora. Todas geniales. Todas las mujeres del mundo sigamos luchando por continuar creciendo y adquiriendo más y más derechos", aconseja en un día tan especial.
Es una enamorada de Cipolletti y de todo Río Negro. Y se banca lo más bien el desarraigo pues "en Venezuela viví en casi todo el país, una se adapta, el lugar lo hace la gente y la de acá es maravillosa".
Siempre con ese aura positiva a pesar de todo. Siempre para adelante. ¡Qué mujer!
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