Fabián Sanzana es un operador de la vieja escuela. Transformaciones, tecnologías y una vida en la consola.
La radio y sus sonidos continúan marcando el ritmo diario de muchas personas. Algunas comienzan el día con su emisora de toda la vida y otras la tienen siempre encendida, incluso mientras descansan, como fiel compañía. El ritmo lo dictan capitanes anónimos que pilotean la programación desde el timón del dial: los operadores técnicos.
Si bien identificamos a la radio por las voces de locutores, conductores y periodistas, un conjunto diverso de trabajadores hacen posible eso tan sutil que algunos (y recurriendo a un “lugar común”) llaman “la magia de la radio”. Porque la radio es la música, sus publicidades, la información, el humor, la monotonía y el impacto de las noticias de último momento y todo ese menú es seleccionado, preparado y servido por estos trabajadores.
Pasan horas detrás de un cristal que los hace testigos del dinámico devenir de cada programa, les bastan las señas para hacerse entender y saber qué es lo que quieren quienes están junto al micrófono, desarrollan en forma simultánea una multiplicidad de tareas y con pocos gestos dejan entrever lo aburrido y dinámico que puede estar resultando el aire.
Fabián Sanzana, aunque joven aún, es parte de esa camada de operadores radiales de la antigua escuela que tuvo que adaptarse a los diversos cambios tecnológicos que fueron haciendo por un lado más sencilla su tarea.
“La operación técnica es un oficio muy noble, de mucha interacción con la tecnología, tenés que estar siempre al tanto de toda la variedad musical y te movés en un ámbito donde lo cultural está siempre presente. Para mí, la radio ha sido y es una gran compañía y entiendo que también para mucha gente también porque está conectada con casi todos los matices de la vida”, contó a LMNeuquén.
Fabián nació en Neuquén y fue el único hijo varón y el menor de su familia, compuesta por sus dos hermanas y sus padres que, aunque hoy no están, han significado pilares fundamentales de su historia de vida.
“Mi mamá nos decía: 'Acá, se estudia o se trabaja, pero si es en lo que a uno le gusta mejor”, recordó. "Mi niñez fue tranquila, mis padres trabajaban y me quedaba al cuidado de mis hermanas mayores. Hasta los siete años viví en el Barrio Belgrano, después me mudé a Sapere en el que viví dos años y finalmente me fui al Parque Industrial", contó.
"En casa siempre se escuchó buena música, a mi papá, Hernán, le gustaba el twist y el tango, y a mi mamá “La Viole” toda la música, pero en especial, la música romántica y el folklore. Mis hermanas mayores escuchaban disco, pero la menor de ellas le gustaba el rock. Fue mi ella la que más influyó en mis gustos musicales y hasta el día de hoy, compartimos además del gusto por el rock, la pasión por ir juntos a los recitales”, agregó.
El primer transmisor de frecuencia modulada de la capital provincial neuquina lo puso en funcionamiento el ingeniero Héctor Pedraza encendió un 3 de abril de 1987, cuando encendió un equipo de 500w de fabricación cordobesa que hizo historia en la región. Fabián Sanzana paso muchos años después por la emisora, aunque antes se inició en otras radios en el momento de pleno esplendor de las radios de Frecuencia Modulada.
“Comencé a trabajar en Radio El Sol, de la mano de Jorge Olivero y Fabián Rodríguez, ellos me enseñaron el oficio. Fueron muy generosos, no solo con la paciencia, sino que marcaron las pautas y disciplina laboral", recordó.
"Después formé parte de otro proyecto del que no solo participe como operador, fui parte también del armado de una emisora con un estilo tropical totalmente nueva en la zona como fue Radio Cristal junto a Ángel Garnet y un grande de la radiofonía “Fito" Salazar. Recién después vino mi paso por FM Monarca en la que trabajé junto Héctor Pedraza, Chuvi López y mucha gente más, algunos de los cuales ya están jubilados y otros que siguen en actividad”, añadió.
La etapa de LU5
“En 1993 ingresé a LU5 AM 600 y trabajé prácticamente en todas las radios del multimedio, lo que me permitió conocer a los gigantes de la radiofonía del Valle como Osvaldo Arabarco, Miguel Angel Paileleo, Jorge Iturra, El Negro Barrientos, El Negro Sosa, Nené Molina, Carmen Sanmartín, Susana Pinchulef, Pedro Luis Payote, Clelia Valmer y Pacho Casado”, contó Sanzana.
"La operación técnica de radio, si bien es hoy una carrera profesional que ofrece propuestas en el campo laboral, surgió en principio como todos los oficios gracias a la acumulación de aprendizajes y en virtud del desarrollo de la tecnología, las diferentes generaciones, se iban transmitiendo los secretos y habilidades que iban desarrollando sobre la marcha", agregó.
"En las primeras radios por ejemplo se utilizaban los discos de pasta, cuya dureza y peso los convertía en frágiles y de sumo cuidado en su manipulación. Las púas de los fonógrafos reproductores se gastaban al primer uso y los operadores debían cambiar prácticamente una púa por disco. El trabajo simultáneo existió desde siempre porque los operadores, además de manejar varios fonógrafos a la vez, coordinaban la habilitación del micrófono, las tandas publicitarias, la musicalización y cuando se incorporó la telefonía a la radio las llamadas también", dijo.
Para Sanzana hubo cambios que marcaron su tarea, como el paso del disco de pasta dio al de vinilo que simplificó el oficio, "aunque el operador debía revisar con anticipación que no estuvieran rayados y manejarlos con el cuidado de no rayarlos ellos mismos", recordó. "En las emisoras existía la “Discoteca”, una especie de biblioteca musical, a la que tenían que recurrir las producciones de los programas con la suficiente anticipación, para asegurarse poder contar con los temas requeridos que se anotaban prolijamente por disco, tema y surco y con los datos completos de cada obras: autor, interprete y ejemplar.
"A partir la década del '70 y hasta los '90 se incorpora a la radio el formato de cassette (aunque en algunas previamente se utilizaba el magazine) y posteriormente los CD (discos compactos) que, aunque fieles no eran buenos porque se deterioraban más fácilmente que los formatos anteriores. No podemos dejar de mencionar tampoco las máquinas reproductoras de cinta abierta, anteriores al cassette, que para imaginarlas bastaría mencionar las películas y series de detectives, con dos inmensos carretes de cinta girando con un aire de proyector cinematográfico, pero de audio.
“Me adapté con facilidad a los cambios que me tocó vivir porque cuando comencé, justo se daba la transición de lo analógico a lo digital y las capacitaciones de las que participé fueron de lo más variadas", contó Fabián.
"De todos modos, siento que continuamos en un mundo que tiene muchos cambios, sobre todo en la tecnología, pareciera que la adaptación tiene que ser ya y se está perdiendo el encanto de sentir una radio encendida. Siempre digo que soy un bendecido, no solo por tener trabajo, sino por trabajar en lo que me gusta ¿Qué más se puede pedir?", dijo.
"Trabajé en muchas radios y conocí mucha gente, por ejemplo, de Radio “El Sol” rescato el compromiso social con la gente, de Radio Cristal la pasión en su máxima potencia, de FM Monarca, lo exquisito de la música, de LU5 rescato todo y en Radio Cumbre y FM Capital donde trabajo actualmente tengo que decirte que aprendo algo nuevo todos los todos los días, no solo de mis compañeros de años, también de las nuevas generaciones de operadores”, concluyó.
Fabián contesta las preguntas sin sacar la vista de los monitores de las computadoras que tiene en frente, baja y sube potenciómetros, chequea en uno de los auriculares si todo está saliendo bien. Levanta el pulgar y le dice al locutor de turno, que todo está listo, se enciende la luz del cartel con el fondo rojo y las letras blancas, un nuevo programa comienza y él está ahí para ponerlo al “AIRE”.
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