Le dijeron que su hijo nació muerto en el hospital Castro Rendón y 40 años después conoció la verdad
La mujer había sido abusada por un militar en 1981. Todo salió a la luz en un Juicio por la Verdad de la Fiscalía federal.
Después de más de 40 años, gracias a un Juicio por la Verdad, una mujer de Neuquén que fue víctima de reiterados abusos sexuales por un militar en 1981 pudo conocer la identidad de su hijo, fruto de esa violación. A la víctima le dijeron que su bebé había nacido muerto y se lo robaron.
En la sentencia, el Juzgado determinó que, si bien los abusos sexuales se encontraban prescriptos para que se les aplique una pena, corresponde que tales hechos se tengan por comprobados. De esta manera, es la primera sentencia que reconoció el derecho a la determinación judicial de la verdad histórica de los hechos que acredita los abusos sexuales con acceso carnal.
La causa fue impulsada e investigada por la Defensoría Pública de la Víctima de Neuquén, a cargo de Pedro Pugliese, y la Fiscalía Federal Nº1, a cargo de Mariana Querejeta. En cuanto a la determinación de que el menor sustraído es hijo biológico de la persona denunciante, también se destacó la indispensable colaboración del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG).
La denuncia
La causa tuvo origen en la denuncia presentada por una persona de La Rioja que manifestó que en 1981, cuando tenía 15 años, su madre había muerto y su padre formó una nueva familia. La nueva pareja de su padre tenía una hermana en Neuquén que había tenido un hijo con un miembro del Ejército Argentino, por lo que decidieron enviar a la joven a más de 1200 kilómetros de su casa para cuidar al bebé en un barrio militar de la ciudad de Neuquén. Allí, la víctima fue sometida a reiterados abusos sexuales por parte del militar y padre de familia, identificado como M.N.R.
En el interior de aquella casa identificada como la N° 73, del Barrio Militar Bouquet Roldán, donde residía junto a su esposa, R, y la hija de ambos, de 1 año, la víctima quedó embarazada como consecuencia de los abusos. En una primera instancia, el militar quiso hacerla abortar, pero la partera le dijo que el feto era demasiado grande. Cuando la esposa se enteró ocultó todo y le pidió a una amiga suya que también trabajaba en el Policlínico que lo críe bajo una identidad falsa.
Finalmente, su hijo nació el 20/1/1982 en el Hospital Regional Neuquén, Castro Rendón, pero después de tenerlo en brazos, le mintieron y le dijeron que su hijo había sufrido unas complicaciones de salud y que había fallecido. Con esta excusa, el niño fue sustraído y criado por la familia apropiadora.
La búsqueda de la identidad y la justicia
Después de un mes, la víctima denunció que la mandaron de vuelta a La Rioja y la tenían muy controlada, por lo que no pudo realizar ningún tipo de averiguación, incluso le prohibieron ver a una amiga, si bien eran muy confidentes tuvo temor de contarle lo sucedido.
Al cabo de varios años se reencontraron a través de la red social Facebook, pudieron hablar sobre este asunto y surgieron muchas dudas sobre el supuesto fallecimiento de su hijo, ya que nunca le mostraron el cuerpo de su bebé. Así fue que comenzaron a recabar información y el 9/5/2022 obtuvo documentación del hospital -historia clínica- donde surge que su hijo “salió vivo”.
Por esta razón comenzó a explorar sitios de internet sobre búsqueda de personas y el 5/6/2022 halló una publicación de un sujeto identificado como P, quien buscaba a sus padres biológicos, cuya historia coincidía con la propia. Se comunicaron telefónicamente durante tres días, le contó los motivos por los cuales fueron separados, percibiendo que la historia que le narró su madre de crianza era falsa.
P. le envió copias del acta de nacimiento, supo que Á. era enfermera y lo inscribió como hijo propio. A su vez, también le comunicó que tenía turno asignado por la CONADI para ofrecer su muestra de ADN pero el impacto que le produjo conocer la verdad, aquel le manifestó su negativa para someterse al estudio genético.
Agregó que M N R residía en la ciudad de La Rioja, que lo visitó y lo exhortó para que le dijera a quién entregaron su hijo, pero alegó desconocerlo, solicitándole que hablara con R. Con la colaboración de su media hermana -sobrina del imputado-, que lo amenazó con “escracharlo”, obtuvo el número de teléfono de la esposa del militar. De ese modo, dialogó por esa vía y grabó la conversación que mantuvieron, que presentó al poder judicial.
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