La soledad y el silencio del lugar contribuyeron al crecimiento de mitos y leyendas. Es una original construcción, con elementos naturales como adobe, piedras y álamos.
En la vida hay personas que están destinadas inevitablemente a dejar huellas, a ser distintos. Don José Antonio Stessens fue uno de esas personas que desafió todo lo convencional y por los lugares donde pasó dejó sus marcas indelebles. Anduvo por el mundo por el Valle del Covunco también. Más precisamente en las chacras 14 y 15, de lo que fue la Antigua Colonia Agrícola y Pastoril Mariano Moreno, lugar que se convertiría con los años en el legendario Establecimiento “CBC”. Aquí levantó una casa y con ella mitos y leyendas que aún perduran en la población. La “casa del Alemán”, la “casa Nazi”, la “casa de Piedra” o, simplemente la “casa del Cerro”, son algunos de los nombres que le han adjudicado a la obra del “tío José”, como toda su enorme familia lo conoció hasta el último de sus días.
Su legado para la historia de Mariano Moreno fue una original construcción con elementos naturales como adobe, piedras y álamos, entre otros. La antigua vivienda está empotrada en un cerro y se mimetiza con el paisaje. El frente de la edificación da hacia la salida del sol y si se camina sobre sus “espaldas” la casa pasa a ser desapercibida. Algunos años atrás se podía caminar sobre el techo sin percatarse que lo fuera. Hoy el tiempo, el viento y las lluvias lo han dejado más expuesto, aún así para quien no conozca, la “magia del cerro” todavía hace desaparecer parte de la emblemática vivienda.
Enigmas
Para construir la vivienda, don José Stessens primero debió excavar el cerro en la superficie que esta iba a ocupar. Debió mover piedras de gran tamaño y utilizó el mismo cerro en reemplazo de las paredes exteriores. Su ubicación, con frente este y el cerro a sus espaldas, es un ejemplo sobre cómo se debe construir privilegiando la conservación de la energía. Incluso en las paredes interiores, algunas de ellas curvas siguiendo la forma del cerro, puede apreciarse la existencia de caños, que partiendo de una gran estufa central indican la intención de dotarla de un sistema de calefacción artesanal. Consta de cinco ambientes, sobre los cuales resulta difícil definir su destino. Realmente queda abierta a la imaginación al igual que su altura, aunque en este último caso es posible interpretar que fue definida tratando de respetar la forma del cerro en el cual se enclava.
Así, se logra una mimetización perfecta con el medio ambiente. Además, sirve destacar el increíble sistema de riego que construyó, a pico y pala, y hace más de 70 años. Hasta la actualidad, es considerada una obra de ingeniería excepcional.
A necesidad de poner bajo riego la mayor parte de su superficie debió sortear elevaciones y depresiones, con taludes que en extensos trayectos superan los dos metros de altura, con el aglomerado de piedra y arcilla para impermeabilizarlo y la forestación a sus lados para evitar los derrumbes.
La vida de don José
José Antonio Stessens recibió como herencia y como legado para su identidad el nombre de su abuelo Joseph y el nombre de su padre Antonio. Cuando contaba alrededor de 17 años de edad, trabajó en el montaje y puesta en marcha del grupo generador de la Usina de Oliva (Córdoba) y al parecer este trabajo fue el trampolín que lo catapultó a Alemania (en esa época terminaba en Europa la llamada Gran Guerra), donde realizó estudios en una Escuela Fábrica (similar a nuestras Universidades Tecnológicas). Existe una foto de él en Alemania cuando tenía 20 años. Allí contrajo matrimonio con Selma Hilleke, con quien tiene un hijo que al realizar el viaje en barco desde Alemania a Argentina falleció y, como era costumbre, fue tirado al mar. Esta parte de su historia fue narrada por Ángel Stessens en oportunidad de la Reunión de Familia, en Esperanza, el 12 de octubre de 2014.
La década del 30 corría tan vertiginosa como los preparativos para la guerra de la Alemania Nazi y entonces José decidió regresar al país natal. Así es que trabajó en el montaje del grupo generador de la ciudad de Bell Ville (Córdoba), una máquina Linke Hoffman de 550 HP, en la que al parecer su hermano Medardo de Pasión también colaboró, por la frase escrita al dorso de la foto original en poder de sus hijos. Estos trabajos se realizaron durante el año 1936, ya que la foto está tomada el día 17 de Enero de 1937 y muestra a José y las otras 2 personas, muy orgullosos de la tarea cumplida.
En esos mismos años debió trabajar en el montaje de las turbinas de la usina del Dique San Roque (Córdoba), ya que dicha obra fue inaugurada para 1940, pero no existe documentación por lo menos fotográfica de su actuación. Además, para marzo de 1940 ya se había trasladado a la Patagonia, ya que la foto del barco Rio Negro varado en el puerto de San Antonio Oeste, data del mes de marzo de 1940. Para esa época, José, ya debe haber estado incorporado al Ejército Argentino, y haber realizado el montaje de las usinas que esta Institución instaló a lo largo del Rio Negro y el Interior de la Provincia del Neuquén.
De Covunco a Paso Flores
José Antonio Stessens en la década del ´60 del siglo pasado fija su residencia en cercanías del pueblo de Mariano Moreno, en el Valle del Covunco. El hombre fue un pionero en la agricultura en las chacras locales, inventando unos increíbles sistemas de riego. Fue además empleado civil del RIM 10, razón por la cual muchos vecinos lo recuerdan atravesando las calles del pueblo montado a su caballo. Quienes lo conocieron hablan de un hombre tan robusto como amable, de voz grave que inspiraba respeto. Lo definieron como un cultor de la amistad y con distinciones de líder innegables. Un ser muy religioso y a la vez un poco místico.
Era frecuente verlo en la punta del cerro, donde construyó la casa, con una biblia en sus manos y contemplando el horizonte y en las noches las estrellas. Su contextura robusta y agilidad en los trabajos pesados le permitió construir la casa en el cerro y además tenía otras casas de adobe en sus cercanías, donde habitaba con su familia. Como anécdota más destacada se cuenta que se bañaba en las frías aguas del invierno en una pileta y que siempre decía “se viene la gran reacción!”, era una forma de revitalizar su organismo.
Hay otra historia que forma parte del mito y que la presencia de una tumba (a unos 100 metros) a la derecha de la casa pueden testimoniar algún tipo de veracidad. Es que al fallecer su esposa pretendió enterrar sus restos allí, para ello había realizado un socavón removiendo piedras de gran tamaño que aún se aprecian al costado. Esta intención finalmente no la pudo llevar a cabo. Con el tiempo don José decidió emigrar del Valle del Covunco y como ya conocía y estaba en permanente contacto con los alemanes de la Colonia de Paso Flores (Rio Negro, sobre Ruta 40 y el Rio Limay), se retiró del ejército, vendió la chacra y se instaló en la colonia mencionada. Cuando todavía la Colonia estaba instalada en su antiguo lugar, falleció don José, el 11 de agosto de 1989, a la edad de 88 años, pero ya es sepultado en el cementerio de la nueva Colonia Paso Flores. Su segunda esposa la “tía María”, como la conocían todos los Stessens, falleció el 7 de enero de 2011. Sus hijos Juan, Carolina, Dora, Alida, Rebeca y María Luisa residen en distintos puntos del país.
El linaje Stessens en Argentina
Los primeros Stessens llegaron a Argentina en el año 1857 y se constituyeron en una verdadera dinastía a lo largo de 166 años de historia en el país. Uno de ellos dejó un legado en las chacras de Mariano Moreno. Y sobre ese legado se tejieron miles de historias. La soledad y el silencio del lugar contribuyeron al nacimiento y al crecimiento de las historias orales más desafortunadas.
Según los antecedentes familiares aportados por Leandro Néstor Stessens Collado, el primero en arribar a Argentina fue Joseph Stessens, proveniente de Bélgica. En ese año apareció el apellido nombrado por primera vez en Esperanza (Santa Fe), y también de este año es el pasaporte, que “en nom du roi des Belges” (en nombre del rey de los belgas) se le expidió a Joseph Stessens en Bruselas, con destino a América. La deficiente copia del pasaporte consultada, redactada en francés, testimonia que Joseph nació en Anvers (Amberes), que Pietr (Pedro) sería otro de sus nombres, y bien claro se lee que su edad era de 31 años, que tenía cabellos rubios, ojos azules y 1,80 metros de estatura.
El apellido materno de Joseph era Panstrate (Holandesa), y el bisabuelo era noruego perteneciente a la tribu de los Vikingos, que se radicó en Bélgica y es en este nieto donde arranca el árbol genealógico de los Stessens en Argentina.
La extensión del linaje de los Stessens en nuestro país se da entre los años 1858 y 1859, cuando Joseph contrajo matrimonio con Isabel Káiser, que contaba entonces con 18 o 19 años de edad, pues había llegado a la Colonia Esperanza con 17 años, acompañando a sus padres. El octavo hijo de ese matrimonio fue Antonio, que nació algunos días después de la muerte de Joseph. Ya de grande, Antonio se casó con Carolina Mussaschi.
Por evidencias fotográficas existentes se presume que el hombre se dedicaba al expendio de bebidas en los típicos ramos generales de la época. De este matrimonio nacieron once hijos y el primogénito fue José Antonio Stessens, el legendario “tío José” de la casta familiar. Ya desde muy joven José demostró un carácter inquieto y emprendedor, razón por la cual viajó a Alemania a realizar estudios y a capacitarse en relación a equipamientos hidráulicos y eléctricos.
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