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Neuquén: aquella reunión de vecinos que definió la fundación de CALF

Se cumplen este martes 91 años del primer encuentro de cooperativistas que crearon la Usina del Pueblo.

Este martes se cumplen 91 años de una reunión de vecinos que comenzó como una forma de protesta y terminó sentando las bases de la Cooperativa CALF, un ícono de la ciudad Neuquén y una de las más importantes del país.

El 30 de julio de 1933 fue la fecha clave. Vecinos cansados del precario y oneroso servicio de electricidad que prestaba la empresa Usinas Unidas, de capitales ingleses, decidió reunirse para buscar una salida que permitiera crear una organización cooperativa que se hiciera cargo de esa prestación en términos más económicos y eficientes que la cuestionada firma.

Fue en las instalaciones del entonces Hotel Confluencia donde se realizó el primer encuentro, fuertemente impulsado por la prédica de Jesús Villanueva, quien tenía un periódico llamado “Cooperación” en el que destacaba las bondades de este tipo de organización comunitaria como lo era el cooperativismo. No hizo falta mucho convencimiento ni debate al respecto. En esa misma reunión se tomó la decisión de crear la Usina del Pueblo y en diciembre de ese mismo año quedó constituido el primer Consejo Directorio de la cooperativa con 121 socios fundadores que se denominó “Cooperativa Agua, Luz y Fuerza” (CALF, por sus siglas).

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El despegue de CALF

El intenso trabajo cooperativista que tuvo el respaldo económico de los propios vecinos para pedir un crédito permitió comprar un terreno para construir el edificio de la nueva cooperativa y cinco años después adquirir los primeros motores para la usina que generaría la electricidad para el pueblo.

Ese mismo año, la iniciativa tuvo el aval del Concejo Municipal a través de una ordenanza para instalar la usina en el ejido de la capital de Neuquén.

Con el correr de los años el número de usuarios del servicio eléctrico se fue incrementando como también crecieron los emprendimientos comerciales e industriales debido a la eficiente provisión de energía y de agua. Así fue que hubo necesidad de comprar nuevas maquinarias hasta que en 1951 la cooperativa CALF dejó de generar a partir de la instalación de la Central Térmica Alto Valle.

El resto, como se sabe, es historia.

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