Se abastecían con las donaciones de los vecinos, pero debido a la creciente inflación estas dejaron de llegar. Aseguran que cada vez más familias preguntan cuando abrirán.
Un comedor comunitario que daba alimentos a más de 40 familias en el barrio Ruca Antú, de la ciudad de Neuquén, tuvo que cerrar sus puertas debido a que dejaron de recibir donaciones. Además, aseguran que cada vez más personas consultan cuando volverán a cocinar, ya que no pueden comprar su propia comida.
“Hace nueve años que, junto a dos amigas, decidimos comenzar a cocinar para las personas que necesitaban por diversos motivos”, contó Yanet, una de las fundadoras a LMNeuquén. Ante lo solidario de su objetivo, los vecinos del sector comenzaron a realizar donaciones para ayudarlas y esto se sumaba a lo que podían aportar sus familias.
De esta manera, con el transcurrir del tiempo y el crecimiento de la inflación se fueron sumando más personas a pedir viandas. “Durante la pandemia la pasamos mal, pero no a los niveles actuales. Hasta ahora siempre habíamos podido mantener funcionando el comedor, de la forma en que fuera, sin embargo, hoy en día no hay manera de poder conseguir suministros”, aseguró.
Para coordinar donaciones llamar al teléfono 2995919657.
Esto se debe a que sus ingresos provenían mayormente de las donaciones de los vecinos y en el último tiempo estas se detuvieron abruptamente. “Comprendemos que a cada familia se le complica hasta para llegar a fin de mes a ellos solo, no les es posible ayudarnos a nosotros”, puntualizó.
Aunque intentaron mantener a flote su objetivo solidario, con el correr de los días agotaron sus ahorros y ya no pudieron continuar comprando alimentos para elaborar comidas. “Para nosotros fue muy difícil el tener que decirles que al día siguiente no íbamos a poder entregar más viandas porque nos habíamos quedado sin nada para cocinar, porque sabemos que, en muchas ocasiones, esa era la única comida que tenían garantizada al día”, relató.
Fue así como a mediados de diciembre tuvieron que cerrar sus puertas, dejando a más de 40 familias que contaban con su ayuda. “Nosotros les dijimos que apenas estuviéramos en condiciones de volver a cocinar, les íbamos a avisar, pero ellos de todos modos se acercan para ver si cada día vamos a volver a hacer las viandas para que se lleven”, dijo Yanet.
Cada vez más personas se acercan a preguntar
Pese a que tienen un sistema organizado, en el que cuentan con el detalle de cada familia que se acerca al comedor para saber el tamaño de cada vianda. En las últimas semanas, se acercaron a consultar más vecinos cuando volverán a abrir.
“Unas 50 familias más vinieron y nos dejaron los datos del grupo familiar para que cuando podamos cocinar nuevamente también les avisemos. Ya estamos hablando de unas 90 familias en total que necesitan del comedor en el barrio”, contó.
Es por ello que solicitan a las personas que puedan colaborar que llamen al teléfono 2995919657 para coordinar. “Lo que más nos faltan son verduras y carne, como para poder hacer una comida con algo de nutrientes. Es muy triste saber que hay gente que no come y que no podemos ayudarlos como antes”, concluyó Yanet.
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