Sierra Grande, la futura ciudad del GNL: cómo es y cómo se prepara el pueblo para la inversión millonaria que podría cambiarles la vida
Tras varios proyectos truncos, el oleoducto y la planta de GNL podrían revitalizar la localidad. Los próximos desafíos y el sueño de conseguir el pleno empleo.
La eterna pausa de Sierra Grande, en Río Negro, se ve interrumpida apenas por el tránsito pesado de los camiones que circulan por la Ruta 3. Hasta ahora, esos casi dos kilómetros de asfalto son una de las pocas fuentes de actividad privada que alimentan a la localidad, que vive también del Estado, de 40 días de temporada turística y de una serie de promesas incumplidas que volvieron a renovarse esta semana para llenar de esperanza a sus habitantes.
El miércoles, YPF y Petronas anunciaron la instalación de una planta de Gas Natural Licuado (GNL) en Punta Colorada, con una inversión de 30 mil millones de dólares que podría revitalizar a la localidad a través de 5 mil puestos de trabajo y una razón para quedarse en un lugar que subsiste en la meseta rionegrina como un cascarón vacío. Ahora, sus casas de persianas bajas se llenaron otra vez de ilusiones y el anhelo de recuperar el esplendor de los años 80.
Quienes lleguen al pueblo por la Ruta 3 verán la serranía que le dio su nombre detrás de la pátina opaca del polvo en suspensión. La tierra de tonos calizos proclama la aridez del desierto patagónico y el mar, que dista a unos 30 kilómetros, no se adivina con su brisa en el centro urbano, donde se multiplican las vidrieras tapadas con papel de diario y las casas tapiadas de aquellos que se fueron cuando cerró la mina.
Desde que YPF pisó firme con el proyecto del oleoducto Vaca Muerta Sur, y tras el anuncio de la elección de Sierra Grande para la construcción de una planta que exigirá la inversión más grande de la historia argentina, un aire distinto se respira en la localidad. Los hoteles de la ruta, que sólo recibían a viajeros de paso, se llenaron de ejecutivos de empresas constructoras y petroleras, periodistas o curiosos que buscan oportunidades de trabajo o inversión.
"A los que vengan en busca de trabajo, les digo que todavía no es el momento", le dijo a LMNeuquén Roxana Fernández, la intendenta de Sierra Grande, en relación a las expectativas que generaron los anuncios y que, por ahora, no se traducen en empleos reales. Por eso, pide cautela para evitar la llegada abrupta de nuevos pobladores que queden ociosos, como les pasó a muchos habitantes cuando cerró la mina de HIPASAM a principios de los años 90.
El teléfono de la jefa comunal suena cada tres minutos. Fernández ignora las llamadas y retoma su relato con la didáctica que adquirió de su profesión docente. "Lo más importante para nosotros es lograr el pleno empleo, somos una comunidad que ha sufrido mucho y que tiene necesidad de trabajo", dijo y agregó: "La mirada más amplia apunta al crecimiento de una región y de toda la provincia".
La intendenta repite el "pleno empleo" como una obsesión: lo que falta en Sierra Grande es trabajo. Y esa carencia es la que fractura a las familias cuando sus hijos se van a estudiar a otras ciudades o provincias, pero no tienen chances de retornar a un lugar en el que su diploma es un papel casi sin sentido. "Vienen a visitar a su familia pero no pueden quedarse porque no tienen la posibilidad de desarrollar la profesión para la que se formaron", aclaró.
"Después tenés el otro núcleo fuerte que son los que no tuvieron la posibilidad económica de irse a estudiar y que tampoco tienen demasiadas fuentes laborales acá", dijo y agregó que desde la Municipalidad "se trabaja muchísimo con capacitaciones esperando que sean los primeros en ser beneficiados".
Sierra Grande entre la esperanza, la cautela y el escepticismo
Los habitantes de Sierra Grande todavía sienten la desazón de las promesas incumplidas. Tras la posible reactivación de la actividad minera con capitales chinos que nunca despegó, se ilusionaron de nuevo con la posible instalación de una planta nuclear y también con el impulso del hidrógeno verde.
Pero nada sucedió, y los pobladores sólo pueden apostar a cuotas pequeñas de actividad pesquera o el breve verano que llena las posadas de Playas Doradas con los turistas que buscan un destino más virgen y tranquilo que el balneario de Las Grutas. El resto, ve las líneas amarillas sobre el asfalto de la Ruta 3 como una vía de escape hacia el único futuro posible.
"Yo me sitúo en lo más concreto que es el oleoducto porque ya está en marcha; la primera etapa desde Vaca Muerta hasta Allen ya se ha iniciado y pronto va a iniciarse la segunda etapa que termina en Punta Colorada y que de por sí va a generar una demanda laboral", dijo la intendenta y aclaró que prefiere no dar cifras sobre la cantidad de puestos.
En la primera etapa, YPF prevé contratar 800 y hasta mil trabajadores para la obra civil. Sin embargo, se sabe que tras la finalización de esa construcción, es posible que los números bajen.
"Desde el lugar que me toca, me enfoco en el desarrollo de las Pymes y los pequeños servicios asociados que se necesitan, y hoy Sierra Grande tiene que mejorar mucho sus servicios hoteleros, de comida, de transporte para poder aprovechar el derrame", señaló.
El turismo y la protección ambiental por la planta de GNL
Nutrirse de trabajadores petroleros, con alto poder adquisitivo, también abre una ventana de oportunidad para el turismo incipiente de Playas Doradas. "Nos preguntan si nos va a perjudicar la actividad turística y yo digo que es absolutamente al revés, nos va a potenciar", dijo Fernández, que consideró que ya estos anuncios pusieron el destino en el mapa y permitieron que más personas conozcan la belleza de sus playas extensas.
La planta de GNL y las monoboyas que conectarán el oleoducto con las embarcaciones se instalarán en un destino turístico basado en la naturaleza. En Playas Doradas está el Parque Nacional Islote Lobos, que tiene casi la totalidad de su superficie sumergida en el mar y que protege especies acuáticas como lobos marinos, pingüinos, ballenas y orcas. Por eso, los anuncios sembraron duda sobre los riesgos ambientales.
"Preocupación tiene que haber siempre", dijo la intendenta, que consideró que hace falta tener un control riguroso de las normativas. "Las voces en contra de índole ambientalista no son de acá, vienen de otros lugares y provincias vecinas; lo que decimos es que una actividad puede convivir con la otra siempre que se respeten todos los estándares de seguridad", afirmó y aclaró que la empresa malaya los cumple en otros países.
"Hoy la tecnología ha avanzado muchísimo y, para que haya desarrollo y crecimiento, hay que potenciar todo", sostuvo y agregó que desde la Municipalidad serán veedores para evitar daños ambientales sin renunciar al desarrollo económico y la creación de fuentes de trabajo.
Un desafío para una localidad en pausa
En la época de mayor esplendor de la mina de HIPASAM, Sierra Grande llegó a contar con 22 mil habitantes y una pujante actividad, que se tradujo en la construcción de un gran hospital o de las escuelas. Tras el cierre de la mina y el gran éxodo de población de 1992, la localidad se quedó con sólo 4 mil habitantes permanentes y, tras una recuperación que subió el número a 7 mil, ahora debe prepararse para dar respuesta a una demanda creciente de tierras y servicios.
"Hay que dejar claro que Sierra Grande y la zona de la costa tienen todos los servicios. Tiene energía, agua, cloacas, y todo lo que se necesita", afirmó Fernández frente a los discursos que pintan a Sierra Grande como un absoluto desierto. "Los servicios están pero se tienen que ampliar, como pasaría en cualquier lugar frente a esta inversión", explicó.
"Estamos pensando en infraestructura y a modo que la población vaya creciendo vas a tener que mejorar los servicios escolares, de salud y todo lo que compete a la obligación del Estado", dijo y señaló que esperan que el privado acompañe también con la provisión de servicios que consideren rentables. "Desde el Municipio queremos que ese crecimiento sea ordenado y planificado para evitar errores", agregó.
"Todo lo que se ve en pie, el hospital, los barrios, los caminos, se hizo en los años 70 por el yacimiento de HIPASAM y todo lo que se vaya a necesitar ahora lo podemos recuperar si somos inteligentes y responsables", expresó la jefa comunal, que destacó el empuje del gobernador Alberto Weretilneck, que acompañará al gobierno local en su crecimiento para el futuro.
La puja por la planta de GNL con Buenos Aires
Desde que comenzaron las evaluaciones para decidir el punto de localización de la planta de GNL, se multiplicaron las lecturas entre líneas sobre los trasfondos políticos de una puja entre Río Negro y la provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof.
La intendenta de Sierra Grande destacó las condiciones técnicas de la región, que ponen la profundidad de las aguas en el centro de la escena, pero no desestimó el rol político que tuvieron las autoridades rionegrinas y la unión de los gobernadores patagónicos en el plano federal para ganar esa pulseada.
"Como patagónica tengo la postura de que todos los recursos que salen de la Patagonia puedan ser exportados por un puerto de la Patagonia, pero también porque las condiciones naturales están dadas", dijo y agregó: "Bahía Blanca y Sierra Grande no tienen ningún punto de comparación, pero sí tenemos el mar con la profundidad necesaria y más para este tipo de inversiones".
Para Fernández, una inversión de esa magnitud y con capitales privados no podría tomar semejante decisión sólo por cuestiones políticas, aunque no negó que hubo una estrategia política detrás del resultado que hoy celebran al sur del Río Colorado.
"También lo político pesa y fue valorable que los gobernadores de las provincias patagónicas, en primer lugar la provincia de Neuquén porque es un recurso que sale de Neuquén, pero todos los gobernadores que se expresaron", dijo y destacó también la celeridad con la que Weretilnek adhirió al capítulo de la ley Bases que establece el RIGI.
"La provincia de Río Negro lo apoyó con una mayoría en la Legislatura, con votos del oficialismo y oposición, y también adherimos al RIGI a nivel local", sostuvo y agregó: "No hay que bajarle el precio a Río Negro ni a la capacidad del gobernador de jugar una carta de gestión para tener este resultado".
La vivienda, entre el crecimiento y las casas vacías en Sierra Grande
Aunque las postales urbanas de Sierra Grande muestran la desolación de un pueblo casi vacío con casas ociosas, Fernández aclaró que, en realidad, afrontan un déficit habitacional. Por eso, explicó que están trabajando para expandir la localidad de manera planificada y así habilitar nuevos loteos para la construcción de viviendas que den respuesta a la futura demanda.
"Cuando se fue toda la gente, que fue mucha, quedaron barrios vacíos. Hoy no hay casas abandonadas como fue en el pleno momento del 90 cuando la gente cerró la puerta y se fue", afirmó sobre las casas del Estado que se quedaron sin habitantes.
"Lo de las usurpaciones tiene que ver con casas privadas y otros espacios que no era una realidad en Sierra Grande, pero es una realidad que pasa en todos lados", dijo y agregó que la disponibilidad de 4500 hectáreas y la cesión de gratuitas de tierras fue parte de la oferta que hizo el gobierno local y provincial para quedarse con la inversión de YPF y Pretonas.
Los pobladores señalaron que muchos propietarios malvendían sus casas al comprador que conseguían para evitar que el salitre y el olvido acaben por consumir las construcciones. Aunque decían que las casas antiguas se vendían completas por 7 o 10 millones de pesos, los anuncios ya marcaron una suba de precios en los loteos más nuevos, como los de Playas Doradas, donde las parcelas más grandes con vista al mar se pueden ofrecer por hasta 100 mil dólares.
"La especulación inmobiliaria suele pasar donde se instalan actividades con alto poder adquisitivo, pero no tenemos que olvidar que hay muchas otras personas que no tienen ese poder de compra, y por eso se termina regulando el mercado", afirmó Fernández.
Desde la Municipalidad, buscan apuntar a un crecimiento mesurado, que permita condiciones de hábitat sustentables y con los rionegrinos en el centro de la escena. "Vemos lo que pasó en otros lugares de crecimiento acelerado, donde después todo colapsó y los propios habitantes no tenían posibilidad de alquilar por los precios altísimos, por eso queremos crecer de manera planificada", señaló.
Sierra Grande busca saldar una deuda con su juventud
La inversión multimillonaria se traduce en oportunidades de trabajo, pero en una industria que requiere de personal calificado. Por eso, muchos son escépticos frente a la posibilidad de ser testigos pero no protagonistas de la bonanza económica por venir. En ese escenario, la jefa comunal apuesta a la educación como la herramienta para que el trabajo de Sierra Grande se quede en Sierra Grande.
Aunque aclaró que recibirán con brazos abiertos a todos los profesionales que contribuyan al progreso local, la prioridad del gobierno se centra en los jóvenes que no tienen trabajo. "Tenemos una escuela de mucha trayectoria con especialidades afines, porque forma técnicos electromecánicos y técnicos químicos", dijo y agregó: "Los que se han recibido, muchos de ellos tienen su título pero está trabajando de lo que pueden para sobrevivir".
Para el resto de la población, buscan generar oportunidades a través de alianzas con Fundación YPF y Fundación UOCRA para formar en oficios o certificar los conocimientos que muchos ya tienen y que así todos cuenten con un respaldo para ser contratados en los servicios de construcción, montaje o mantenimiento que requiera la planta.
Pese al escepticismo que rodea a muchos vecinos por la sucesión de promesas que no se cumplieron, este nuevo anuncio de inversión se avizora con más firmeza. "Los otros proyectos no fueron una mentira, pero hay condiciones externas que hicieron que queden truncos", expresó.
Y entre la esperanza y las heridas pasadas, los habitantes de Sierra Grande se ilusionan otra vez con recuperar, primero a través del oleoducto y luego con el GNL, el esplendor de los años 80 y su pujante mina de hierro. Pero, esta vez, es otro mineral oscuro bajo una tierra desértica el que promete dar el primer paso para cambiarles la vida: el petróleo de Neuquén.
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