Una familia padece desde hace dos años ruidos molestos. Recurrió a la Municipalidad y la Defensoría del Pueblo. El 28 de abril venció el plazo para acustizar la medianera.
Una familia denunció que vive un verdadero calvario desde hace un par de años porque el vecino montó un gimnasio clandestino pared de por medio de su vivienda, sobre la calle Madreselva del barrio Alta Barda.
Flavia, quien prefiere omitir su apellido, dijo que la situación continúa igual tras haber agotado todas las instancias de reclamo: desde el diálogo, la carta documento, las denuncias ante la Municipalidad y hasta la mediación con la Defensoría del Pueblo. En este último ámbito se acordó con el vecino un plazo de cuatro meses para que pudiera acustizar la pared. Según dijo, el plazo venció el 28 de abril y la situación sigue igual.
Tanto la casa de Flavia como el gimnasio se encuentran en la parte posterior de los terrenos lindantes. “Hice un acuerdo con el padre, porque el joven de 22 años, que es quien da clases en el gimnasio, no da la cara. En el acta se acordó un plazo de cuatro meses, venció y acá no pasó nada. En la Municipalidad me tienen de un lado para el otro”, lamentó la mujer, quien aseguró que -según le dijeron- querían habilitar el gimnasio. “Me parece una cargada porque, en vez de ayudar a quien está padeciendo la situación, se ponen a ayudarlo para que pueda habilitar un gimnasio que está clandestino hace dos años. Deberían multarlo o hacérselo sacar”, agregó.
“Necesito dar a conocer esta situación que estoy viviendo porque es desesperante. Si bien hice mi propia pared, hay ruido de pesas, de poleas, de saltos, a veces de música, toda esa maquinaria propia de gimnasio”, describió Flavia, quien vive a unas dos cuadras del Club Alta Barda.
La mujer señaló que, luego de plantear la situación el año pasado ante las dependencias de Comercio, Calidad Ambiental y Obras Particulares, desde el municipio fueron a realizar mediciones sonoras en octubre. El informe concluyó que "el sonido emitido por la actividad que se desarrolla en el domicilio lindante trasciende a su domicilio con características 'molesto'".
Afuera no hay ningún cartel indicativo de gimnasio alguno, pero asegura ver gente que concurre diariamente entre las 17 y las 21 de lunes a viernes.
“Estoy cansada, tengo un hijo de 12 años que no puede hacer la tarea tranquilo ni ver una película, ni nada. Esto es insano para mí. Las fiestas no me molestan porque es parte de la vida de las personas, pero esto es constante todos los días y yo ya estoy enferma”, aseveró la vecina.
Además, sostuvo que, como consecuencia de este malestar por los ruidos molestos, se manifestaron problemas de salud. "A mí me sonaron la vida porque esto ocasiona problemas en mi salud. Estoy haciendo terapia, a raíz de esto desarrollé ataques de pánico, tengo miedo de venir a mi casa. Mi vida se transformó”, sostuvo y agregó: “Estoy bien en mi trabajo y vuelvo y sé lo que me espera y no cambia. Sábado y domingo hacen joda, pero eso no me molesta tanto como el ruido diario”.
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