"El silencio no hace más que obstaculizar", plantean los especialistas. Pese a ser un tema delicado, apuntan a hablar sobre el suicidio para poder prevenirlo.
En el imaginario social impera la idea de no hablar sobre suicidio, aún cuando es una importante causa de muerte en el mundo. En los medios de comunicación el tema se suele esquivar, aunque las recomendaciones no vayan en este sentido: por el contrario, los especialistas piden una difusión responsable del tema. Dar a conocer la cantidad de suicidios y los métodos utilizados no cuadran en este concepto.
Hablar sobre la muerte de por sí, en general, es incómodo, pero sobre el suicidio prevalece un manto de silencio difícil de atravesar. “El silencio lo aprendemos desde chiquitos; pasamos por un nosocomio y nos dicen ‘silencio’; hay algún dicho que dice ‘callar es de sabio’, pero a veces el silencio en esta temática no hace más que obstaculizar algún tipo de intervención que uno quiera realizar”, planteó Daniel Schiro, psicólogo y diplomado en Suicidología e integrante del nodo Neuquén de la Fundación Manos Unidas por la Paz. “Se dice ‘esto queda acá, esto queda en casa, no salgas a hablar, esto no pasó’. Y capaz es un pedido de ayuda y muchos no lo dicen por miedo", sumó.
La dificultad para hablar de la temática alcanza también a familiares, amistades o allegados de las personas que atraviesan una situación de este tipo. Sin embargo, muchas veces espacios como las escuelas pueden ser lugares de detección y, para ayudar, es clave poder comunicar la situación. “Hay un desconocimiento total de no saber hablar del tema, de no saber dónde comunicarlo, de no saber qué hacer, de ‘hasta dónde me tengo que involucrar’. Entonces, al haber todo ese desconocimiento, no se sabe, no se actúa, no se trabaja, de esto no se habla. Con esto favorecemos el silencio”, señaló, por su lado, Carlos Soto, agente negociador e integrante de la misma organización. Además, ambos integran la Mesa Interministerial de Prevención del Suicidio de Neuquén.
En la misma línea se expresaron dos trabajadoras del servicio de salud mental del Hospital Castro Rendón de Neuquén. “Hablar de la muerte es tabú, como en algún momento lo fue la sexualidad. Del suicidio no se habla, socialmente es así, y el suicido es algo delicado de abordar, pero es necesario poder hablar de un tema tan grave y tan delicado que excede a la psicología y a la psiquiatría”, afirmó la psiquiatra Mónica Pérez. La especialista explicó que, en general, prevalece la idea de que “socialmente hay que estar bien y, si estás mal, es tu problema". Y amplió: "Se marca mucho el individualismo, no se permite la tristeza, la tristeza está mal vista. Y es como la alegría, es parte de la vida. Todo eso marca que si estoy mal o si me siento triste es por un problema mío, y no lo puedo hablar".
En este sentido, la psicóloga Ana Belén Weiner, del sector Infanto Juvenil, marcó que "poner las tintas en la responsabilidad subjetiva deja al sujeto con mucha culpa y mucha carga, y eso lo que hace es reforzar el sufrimiento". Así, manifestó que "reconocer ese malestar es el primer paso", pero que "si el discurso imperante está todo el tiempo apostando al ideal y el mandato de la felicidad, es sumamente complejo y cruel".
¿Cómo hacer para que deje de ser tabú?
Dejar el miedo de lado, profundizar el diálogo y apostar a la difusión responsable de la temática. Nadie dijo que sea fácil, pero estas serían las claves para que el suicidio sea nombrado como tal y que esto pueda colaborar para la prevención.
"Hay que hablar sin miedo, hay que perder miedo. El miedo es un mecanismo de defensa que también te ayuda, pero en esta temática hay que perder el miedo y hay que hablar con respeto", manifestó el psicólogo Daniel Schiro.
"Lo otro que yo sugiero es volver al diálogo", agregó, antes de ejemplificar con escenas cotidianas. "¿No les pasó de estar en un lugar en un restaurante en un bar o algo papá, mamá, los chicos están los cuatro con el celular? No hay diálogo en esa mesa, llega el mozo, deja la comida y están están ahí, conectadísimos, no hay diálogo, no hay un diálogo en la mesa", planteó. "Hay que volver al diálogo, volver a escuchar a nuestros hijos, dejarnos expresarnos y permitir que otros se expresen dentro del contexto familiar", enfatizó.
La dificultad de poner en palabras el sufrimiento también afecta, sobre todo, a las personas que atraviesan esa situación, por lo que una clave para ayudarlas es acompañarlas y escucharlas. "Lo que sabemos es que hay gente que sufre, que le está sucediendo algo que no puede poner en palabras, y que lo manifiestan con conductas autolesivas. ¿Cómo puedo acompaña? Escuchando. Y buscar ayuda siempre de un profesional", aseguró Schiro.
Las 7 fases del suicidio
1) Acumulación de problemas. La persona se enfrenta con problemas cotidianos, como puede tener cualquiera. Discusiones familiares, problemas laborales, económicos, estrés. Las personas que transitan el trastorno del comportamiento suicida tiene dificultad para expresarlo y no pueden resolverlos ni pedir ayuda para hacerlo.
2) Acumulación de conflictos. Los problemas se siguen acumulando, sin poder resolver los anteriores se suman otros y prevalece la dificultad para expresarlo y resolverlo.
3) Crisis. Ante la acumulación de los problemas, se desata una crisis.
4) Pensamientos negativos. Empiezan los pensamientos negativos y la desmotivación. Se visualiza el suicidio como la única salida posible ante la crisis que atraviesa. En las personas con trastorno del comportamiento suicida se identifica que tienen un “pensamiento rígido”, en el que el suicidio aparece como una fantasía y como única “luz” al final del túnel oscuro en el que están inmersos.
5) Ideación suicida. La persona planifica dónde, cómo y cuándo lo concretará.
6) Intento de suicidio. Una vez organizado todo en su mente, lo intenta. Muchas veces no logran consumarlo ya que reciben ayuda a tiempo y pueden desistir de su idea.
7) Suicidio.
¿Qué dice la ley?
Desde 2015, Argentina cuenta con la Ley 27.130, de Prevención del Suicidio, cuyo objetivo es “la disminución de la incidencia y prevalencia del suicidio, a través de la prevención, asistencia y posvención”. En su artículo 7, estipula una serie de acciones para visibilizar el tema: capacitaciones en los ámbitos educativo, laboral, recreativo y en contextos de encierro; campañas de concientización a través de los medios; línea telefónica gratuita de escucha a situaciones críticas, con operadores capacitados. En relación a las acciones de capacitación, se especifica que “deberán contemplar las características propias del contexto sociocultural y serán un proceso sistemático y permanente”.
En el capítulo sobre la asistencia, determina que “los efectores de salud deben ofrecer para la atención del paciente con intento de suicidio un equipo interdisciplinario conformado en los términos de la ley 26.657 de Salud Mental, asegurando el acompañamiento del paciente durante todas las etapas del proceso de tratamiento, rehabilitación y reinserción social y promoviendo la integración de los equipos de asistencia con miembros de la familia y la comunidad de pertenencia, por el plazo que aconseje el equipo asistencial especializado”.
Para esto, se debe “elaborar y mantener actualizado un protocolo de atención del paciente con riesgo suicida o con intento de suicidio, que contenga la identificación de factores predisponentes, psicofísicos sociodemográficos y ambientales, a los fines de poder definir las estrategias de intervención”.
Para tener en cuenta: Las guardias de Salud Mental en los hospitales Heller y Castro Rendón atienden las 24 horas, mientras que la del Bouquet Roldán y los hospitales de Centenario y Plottier, lo hacen de 8 a 20. Línea de Prevención del Suicidio (Argentina): (011) 5275-1135. Línea de contención en salud mental (Neuquén): 2995358191
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario