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La Mañana jurado

Un jurado particular: el adulto que los pibes quieren que sea parte de sus batallas de Freestyle

Miguel Ángel Savone unió la filosofía, su pasión por los libros y su experiencia scout, y comenzó a crear contenido en redes sociales analizando letras de trap. Hoy los chicos lo hicieron parte de sus crews.

La primera vez que Dillom toca en Neuquén, un hombre de 40 vuelve del recital fascinado con la puesta en escena del muy joven rapero: los matices entre la oscuridad y la luz que propone el pibe que canta “yo no hablo de mi vida, esa mierda es muy triste” y lo que eso genera en la cantidad de jóvenes que convoca. Pero otra cosa le llama la atención: un señor mayor de chaleco de vestir y moño, de una sonrisa siempre presente, que disfruta el show con cierto orgullo, como si de alguna forma deseara que las cosas salieran realmente bien. El señor es Miguel Ángel Savone, más conocido como Letras Pandémicas, o Letras, como le dicen los pibes, y está allí porque fue invitado personalmente por el compositor de Post Mortem.

Miguel es muchas cosas: profesor de filosofía, presidente de la Federación de Bibliotecas Populares de Neuquén, miembro de honor de Scout Argentina, columnista de radio. "Creo mucho en esto de dejar el mundo en mejores condiciones, hacer la diaria, ver y comprometernos en lo que nos compete”, explica. Y así lo hace, con convicción y determinación. Hace algunos años también se convirtió en creador de contenidos para las redes sociales y eso le abrió las puertas de un mundo que jamás imaginó habitar.

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El desembarco en redes sociales

Todo empezó cuando en 2020, en medio de la necesidad de hacer y reinventarse que trajo para muchas personas la pandemia, Miguel Ángel Savone creó Letras Pandémicas, la cuenta de Instagram y Tik Tok que reúne a miles de seguidores, donde conviven la filosofía y la poesía con las letras de la nueva camada de artistas del rap, trap y hip hop. Primero fue una humorada con la que se dispuso a analizar letras de reggaetón, haciendo un guiño y como homenaje a Les Luthiers, Tato Bores y Federico Peralta Ramos. Pero cuando los pibes que conocía le sugirieron que mejor trabajara con letras de la música urbana, rápidamente su proyecto se convirtió en otra cosa.

Miguel encontró en Letras Pandémicas una forma de dialogar con los jóvenes, a través del análisis que hace, a veces con humor, a veces con ternura o contenido, pero siempre con respeto, de las canciones del género urbano. No se trata de generar un contenido entretenido para redes, ni de sacar una ventaja de eso: va mucho más allá. Le permite ensamblar dos de sus pasiones, su trabajo en las Bibliotecas Populares y la experiencia que ganó durante años en Scout de Argentina; pero sobre todo le permite conocer un universo inmenso, el que generan los pibes y que tan poco conocemos o queremos conocer los adultos.

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“Estoy acostumbrado a trabajar con jóvenes. Entre las cosas que hago para no morirme de viejo, empecé a hacer Letras Pandémicas. Con el rap uní las cosas que me apasionan”, explica Miguel. “Me tomo con mucha seriedad todo esto, porque implica dirigirme a jóvenes y a adolescentes y eso requiere repensarse, comprometerse. Me propuse abordar tres cosas: impulsar el empoderamiento, los valores inclusivos y la ciudadanía activa. Esos son los ejes que elegí, después es hermenéutica: todo lo que diga puede ser leído de otra forma. Lo que quería era acercar el mundo de los jóvenes con el mundo adulto”, agrega.

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Letras Pandémicas también es un aprendizaje constante para Miguel. Aunque siempre fue amigo de la tecnología, tuvo que aprender a producir sus propios contenidos, a usar las redes sociales. Montó en su biblioteca personal una suerte de estudio desde donde graba sus videos. Pero también a estar atento y receptivo a las letras que le hacen llegar sus seguidores para que analice, que es la forma más genuina de contemplar un mundo al que sabe muy bien que no pertenece, pero al que es invitado por los mismos chicos.

Dillom fue una de sus primeras experiencias, alguien se lo sugirió. “Agarré un tema de él. Hablaba del culo ¿Cómo le encuentro la vuelta a esto?, dije. Entonces pensé: psicología evolutiva, esfínteres, primera capacidad de manejar su entorno. Que la madre le presente atención. Listo: hablo de la libertad. Lo hice desde el humor, porque terminó diciendo culos del mundo únanse, sean libres. Eso gustó mucho en ese momento y así me fue pasando. Otro día una del Doctor. Su poesía no sale de cuerpo, drogas, pistolas, mujeres. Acá puedo hablar de Paul Preaciado, un gran pensador psicólogo trans, brillante. Y así lo hice. Le voy buscando la vuelta, juego con esas cosas”, dice Miguel.

Su vínculo con los pibes

No sabe bien quienes son los poetas urbanos famosos y cuáles no en las letras que elige, eso no es lo que importa. Lo que sí lo ocupa es aportar una estructura de pensamiento, vincular lo escrito a otra idea. “A veces le pego con lo q ellos están pensando. A veces hablo del contrapoder. Se trata de encontrar la palabra justa, como decía Flaubert, aunque muchas cosas de las que digo seguro ya están escritas en algún lado. Me importa buscarle la vuelta y aportar a la pregunta que esto abre: ¿Qué le está faltando al joven, al adolescente? Letras Pandémicas es trabajar a favor de los chicos”.

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Transparente, optimista, lúcido. Escuchar a Miguel es poder acercarse a su forma amable de mirar las cosas. Así como dice que la posmodernidad es un cambio de paradigma sobre lo que entendíamos sobre el amor, Dios, del poder, las relaciones, pero sobre todo evidencia “la ausencia del adulto”. También dice: “Descubrir eso en el tiempo me llevó a querer convertirme en el adulto presente”.

Un día, un chico lo invitó a escuchar Freestyle a la Plaza Güemes. Empezó a acercarse, siempre de lejos, respetuoso de los tiempos y los espacios, casi invisible, pero por el contrario, de pronto se encontró tomando un rol muy activo. “Se trata de acompañar, no de intervenir”, dice. Y así se fue haciendo confidente de muchos de los pibes que le consultan cosas de sus vidas como se él fuese un abuelo, un padre, un tío que muchas veces falta. “La presencia del adulto es un reclamo común”, sostiene.

Cómo llegó a ser jurado

Un día, una de las crews neuquinas hizo una consulta en redes sociales para preguntar quienes querían que fuese como jurado en una de las batallas. Miguel, o mejor dicho, Letras, fue uno de los votados. Así fue que empezó a hacerse parte de ese mundo de manera formal, a participar activamente jurareando, con la validación que le dieron los pibes.

Hace un tiempo atrás, una de las tribus le propuso un nuevo desafío. A veces, antes de las batallas de Freestyle hay una suerte de presentación, un compartir, donde todos se ponen alrededor de alguien que muestra lo que hace, una suerte de colaboración espontanea que se regala a la tribu. Ese rol se llama cypher y es en definitiva un reconocimiento para quienes tienen algo que decir o mejor, que vale la pena escuchar. Y es ahora, una de las nuevas formas que Miguel incorporó a sus días con mucha felicidad.

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“Estamos en una época donde el adulto no sabe ser adulto. Hay muchos pruritos con los pibes, pero ellos son muy conscientes de su entorno, saben pelear por sus ideales, se preguntan cómo pueden mejorar. Al menos en lo que me toca escuchar, aparece muy fuerte la relación de la madre y también la ausencia de la figura paterna. Los pibes hablan hablaban de la sociedad crudamente y eso asusta”, explica Miguel.

Los Libros Libres

Hace ya varios años que Miguel y algunas vecinas del barrio Villa Florencia emprendieron la titánica tarea de crear la Biblioteca Popular Hugo M. Berbél. Con “las chicas”, como les dice él, siempre tuvieron la convicción de que el desafío estaba en poder acercar los libros a las personas, y así fue como apostaron a prácticas extramuro.

Así crearon el proyecto Libros Libres, para el que construyeron una suerte de casitas de pájaros que en realidad resguardan libros, y que ponen en diferentes lugares de la ciudad, para que las personas puedan llevarse lo que quieran leer. Más adelante, inspirados en algunas experiencias de Brasil y Portugal, armaron la Bicicloteca, un triciclo gigante que les permite recorrer la ciudad con cuentos, novelas, poesías, pero sobre todo contagiar la voluntad de hacer, de enamorarse de la lectura, de proponer un refugios y la posibilidad de viajar gratis en el gran viaje que es la vida misma.

De eso también se trata Letras Pandémicas, de poder acercar la lectura a los pibes. Cada vez que Miguel llega a uno de estos espacios, lleva dos libros en el bolsillo para regalar. “Cuando a veces me preguntan cómo mejorar sus letras les digo que intente leer 5 minutos por días, no más que eso y que después me cuenten. Ahora siempre me preguntan si les llevé algún libro. En general trato de acercar poetas urbanos: Bukowski, Walt Whitman, según quién me pida. Trato de motivar la lectura, por eso digo que este mundo me unió mis otros mundos sin esperarlo”, dice.

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En un hoy en que los pibes son sentados de manera permanente en el banquillo de los acusados; con una clase política irresponsable que para congraciarse con la opinión pública pone en agenda la baja de imputabilidad a los 13 años; en una maquinaria atroz en que los jóvenes terminan siendo verdugos de sus pares; en un presente que los cuestiona pero les da la espalda, Miguel elige acompañar sin juzgar, se hace presente sin avasallar, aconseja sin cuestionar. Pero también, nos permite ver una foto de nuestras carencias y nos propone un rumbo, lo cual es bastante más de lo que pasa a nuestro alrededor. Dice una frase de esas que dan vueltas por ahí: “sé el adulto que necesitaste”. Quizá de algo de eso se trate, mientras nos decidimos, por suerte, está Miguel.

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