Se desató una enorme polémica en Cataluña por la presencia de decenas de jóvenes que asistieron en la noche del viernes Santo a una fiesta en la playa de la Barceloneta, la más famosa de la ciudad de Barcelona, desatendiendo las fuertes restricciones impuestas por las autoridades locales en los últimos días para frenar los contagios de Covid-19, que siguen vigentes en la región catalana como en toda España.
Debido al descontrol que provocó esta situación, las policía intervino en la fiesta que, si bien no era clandestina, dado que era al aire libre y a la vista de todos, no tenía las autorizaciones correspondientes. Los uniformados advirtieron a los participantes que serían severamente multados si no dejaban inmediatamente de celebrar, más en las condiciones en que todos se encontraban en dicha playa: sin barbijos y sin mantener la distancia social recomendada por los infectólogos y especialistas, incluso en eventos que tengan lugar al aire libre.
Además, para los catalanes este tipo de sucesos son complejos, dado que en la región no sólo que los casos no están precisamente en baja sino que las reuniones con más de seis personas en lugares públicos están prohibidas y penadas con sanciones que oscilan entre los 300 y los 600 euros.
“Nuestros agentes intervienen donde hay grandes grupos de personas que están violando las restricciones y no llevan máscaras”, explicó un portavoz de la policía catalana sin precisar más datos.
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