Juicio por el femicidio de Agustina Fernández: el relato del joven que estuvo con ella esa tarde
El joven compartió varias horas con Agustina antes de su muerte. Para la querella y la fiscalía, el encuentro fue el detonante del crimen.
La tercera jornada del juicio contra Pablo Parra por el femicidio de Agustina Fernández terminó este miércoles con el testimonio de Natanael Carrasco, el joven que mantuvo un fogoso encuentro con la estudiante de medicina la tarde que la asesinaron, el 2 de julio de 2022 en su departamento de la calle Confluencia 1301.
Para la fiscalía y la querella ese habría sido el detonante que llevó a Parra a cometer el feroz ataque apenas horas después del encuentro que el joven relató al jurado.
Carrasco estuvo entre los primeros sospechosos. Le extrajeron muestras para realizarle estudios de ADN y se lo interrogó sobre esa tarde, pero luego fue descartado porque todas las evidencias demostraron que no tuvo ninguna vinculación.
En su declaración, que realizó atravesado por un semblante de angustia y sentado a menos de dos metros del acusado, sostuvo que le quedó con sentimiento de culpa porque Agustina esa tarde le pidió que se quedara a dormir con ella, pero que él no pudo porque tenía que cumplir con su trabajo, en un bar del centro cipoleño, donde se conocieron.
Sostuvo que fue un golpe duro para él y que lo va superando gracias al acompañamiento de su familia y en el deporte, aunque también acudió a sesiones de terapia. Admitió que cuando se enteró del hecho pensó en Parra, a quien ubicaba de antes.
“(Agustina) Era una persona muy dulce”, expresó en un momento de su declaración. Al salir de la sala se encontró con la mamá de Agustina y se estrecharon en un largo abrazo.
Atracción a primera vista con Agustina Fernández
El muchacho recordó que conoció a Agustina cerca de un mes antes que la asesinaran. Fue en una cervecería ubicada en 25 de Mayo y Roca, donde él trabajaba de mozo y ella había concurrido con Parra, a quien él conocía porque había visitado amigos que vivieron en el complejo donde ocurrió el femicidio.
Destacó que fue atracción a primera vista. “Me di cuenta de que de su parte había interés. Me estaba mirando mucho. Estuvimos mirándonos bastante rato”, agregó. Sostuvo que el acusado advirtió que algo había pasado entre ellos en ese fugaz momento, pero todo quedó ahí.
Pocos días después Agustina lo contactó por Instagram luego de rastrearlo por las redes del bar y sus compañeros de trabajo.
Dijo que mantuvieron una primera conversación y que le preguntó si era la misma persona de esa noche y si Parra era su novio, porque quería evitar problemas. Manifestó que le llamó la atención porque “se vivía bastante adulto al lado de ella”. Pero aclaró que la joven le respondió que no, que era solo su vecino.
La relación virtual continuó durante un mes. Se hablaban “todos los días” por Instagram y por whatsapp. Se contaron cosas personales y lo enfocada que estaba en su estudio. Pero resaltó que eran charlas en las que se “coqueteaban” con expresiones eróticas en doble sentido. Eso lo llevó a pensar que ella tenía interés en él, y era mutuo. Las conversaciones fueron subiendo de tono, hasta avanzaron en llegar a tener un encuentro sexual.
En ese lapso más de una vez intentaron juntarse, pero se frustraba por sus horarios de trabajo y el estudio de Agustina. Incluso habían acordado reunirse el viernes anterior al hecho, pero no pudieron por ese motivo.
Encuentro pasional antes del femicidio
El fatídico sábado 2 de julio finalmente concretaron la cita en el departamento de Agustina. Llegó alrededor de las 15, le tocó el timbre, Agustina bajó abrirle y estuvieron juntos hasta cerca de las 18. Contó que en esas tres horas se prodigaron amor como un chico y una chica que se gustan mucho. Fue un encuentro “pasional”, calificó.
Tanto la querella como la fiscalía ahondaron en los ruidos y él dijo que si, que hubo gemidos y gritos pronunciados, además de otras prácticas amatorias que habían consensuado que produjeron sonidos.
Ese dato resulta de valor para los acusadores, porque confirma la hipótesis que Parra pudo haberlos escuchado y fue el “detonante” para atacarla.
Después se bañó y cree que alguien lo vio desnudo desde las casas vecinas. Tomaron mates y se fue a trabajar después de despedirse abajo con besos y abrazos.
En esta parte del relato estuvo a punto de quebrarse, porque refirió que Agustina le pidió que pasara la noche con ella, pero que le contestó que tenía que cumplir con su compromiso laboral. Quedaron en que volvería al salir del trabajo, entre las 3 y las 4 de la madrugada. Y lo hizo. Pero Agustina no contestó el timbre. En ese momento estaba agonizando en el hospital.
Carrasco enfatizó apenado que quedó con sentimiento de culpa por no haberla acompañado esa noche. “Creo que, si me hubiese quedado, eso no hubiera pasado”, lamentó.
Contó además que el homicidio le causó profunda conmoción a su vida. Renunció a su trabajo y se refugió en su familia y el deporte. Pero además requirió de apoyo terapéutico.
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