Se cumplen 25 años de la presentación del histórico informe de la Conadep
La comisión fue creada por el presidente Raúl Alfonsín en 1983. El trabajo realizado permitió documentar el horror vivido durante la dictadura.
La Conadep fue creada por el presidente Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983, cinco días después de asumir, y su informe fue entregado el 20 de septiembre del año siguiente, en lo que hoy parece una alegoría del fin del invierno político más cruel vivido por el país en toda la historia.
La ceremonia de presentación del informe de la Conadep fue encabezada por el jefe del Estado en la Casa de Gobierno, acompañado de los integrantes de la comisión que instaló en el imaginario argentino la brutalidad de la represión militar y el significado del desaparecido.
La investigación de la Conadep constató la desaparición de «cerca de nueve mil» personas, señala en el prólogo del libro el presidente de la comisión Ernesto Sábato, además de crear como si fuera una huella digital de denuncia la frase «Nunca Más».
La Conadep hizo otro aporte. Como resultado de la búsqueda, los miembros llegaron a la conclusión que la mejor manera de ordenar la acusación y las responsabilidades de la represión militar era investigar por centro clandestino de detención.
La forma de agrupar las violaciones fue asumida por la Cámara Federal que juzgó a las Juntas Militares del proceso y también por la fiscalía, que terminó su alegato final con la frase «Nunca Más», una manera de rogar que algo así no debía repetirse jamás.
Alfonsín designó a trece ciudadanos en la Conadep: el escritor Sábato, el jurista Ricardo Colombres, el ex rector de la UBA, Hilario Fernández Long; el cardiólogo René Favaloro, el científico Gregorio Klimovsky, el rabino Marshall Meyer, el obispo de Neuquén Jaime de Nevares, el obispo metodista Carlos Gattinoni, la periodista Magdalena Ruíz Guiñazú, el filósofo Eduardo Rabossi y los diputados radicales Santiago López, Horacio Huarte y Hugo Piucill.
Los legisladores fueron avalados por la Cámara de Diputados, mientras que seis organismos de derechos humanos decidieron apoyar la labor de la Conadep, pese a que antes sostenían la necesidad de que la comisión que investigara los horrores tuviera carácter bicameral.
La Conadep abrió cinco secretarías para ordenar su trabajo e incorporó a muchos colaboradores, todos miembros de los organismos de DDHH.
Filiales
También la Conadep creó cuatro filiales en otras capitales del país, evidenciando la magnitud del hecho investigado. Ellas fueron las de Córdoba, la de Santa Fe, la de Mar del Plata y la de Bahía Blanca.
Antes de que el trabajo fuera entregado a Alfonsín, la Conadep hizo un programa de televisión, que fue emitido el 4 de julio de 1984.
El impacto de lo que se decía y de las imágenes era tal, que Alfonsín discutió con su gabinete la posibilidad de no emitirlo.
El ensayista Emilio Crenzel, autor de «La historia política del Nunca Más», asegura que «Sábato amenazó con renunciar si el programa no salía al aire».
El programa, en cuya organización trabajó con intensidad Magdalena Ruíz Guiñazú, salió por Canal 13, pero con un prólogo del ministro del Interior, Antonio Tróccoli, quien hacía mención a la teoría de los dos demonios: «terrorismo de izquierda, terrorismo de Estado».
El contenido del programa de TV «Nunca Más», sirvió para que millones de argentinos conocieran el fenómeno de la represión y de lo que significaba ser un desaparecido: «Palabra -triste privilegio argentino- que hoy se escribe en castellano en toda la prensa del mundo», señalaría más tarde Sábato, en el texto del libro.
La comisión ordenó el relato en el libro de acuerdo con las denuncias recibidas, una organización distinta a la presentación que hizo ante la Justicia.
Recogió declaraciones de aquellos que habían sufrido las detenciones ilegales en los centros, de los familiares de los desaparecidos, de vecinos que vieron secuestros, de médicos y de enfermeras que asistieron a las mujeres embarazadas en la clandestinidad.
Reclamo
Dentro de las denuncias recibidas hubo una que llamó la atención de los investigadores. Fue el testimonio de un grupo de morgueros de Córdoba, quienes entregaron una carta dirigida al dictador Jorge Videla, en 1980, en el que reclamaban una mejor paga por la cantidad de inhumaciones de «elementos subversivos» que habían hecho por entonces.
Según los investigadoras, ésta fue «una de las pruebas más estremecedoras» logradas por la Conadep, ya que confirmaba que Videla conocía esas prácticas, refiere Crenzel en el ensayo.
Al día siguiente de recibir el informe, Alfonsín dispuso la publicación del libro a cargo de Eudeba, edición que salió a finales de noviembre de 1984.
Hasta la reedición de 2007, el «Nunca Más» vendió más de 500 mil ejemplares, que lo ubican entre los libros más vendidos de la Argentina.
Un mandato
El sobreviviente del ex centro clandestino que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada, Víctor Basterra, aseguró que su testimonio ante la Conadep lo vivió como «un mandato» que debía cumplir, ante «la oportunidad histórica» que significaba presentar la documentación obtenida durante su cautiverio.
Basterra estuvo secuestrado en la ESMA desde agosto de 1979 hasta el retorno a la democracia, y durante su cautiverio tomó imágenes de los represores «in situ» por haber sido destinado en el sector «Documentación» como fotógrafo, y que significaron un aporte importantísimo que la Justicia aún hoy sigue incorporando.
Esas imágenes con los rostros del horror acumuladas durante casi cuatro años, más los listados prolijamente elaborados con los nombres de los compañeros de celda y sus victimarios, fueron el material que Basterra presentó ante los miembros de la Conadep cinco meses después de su liberación.
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