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Shoppings venden apenas un tercio que antes de la pandemia

Las ventas cayeron por la restricción de los DNI y la imposibilidad de llegar en auto después de las 18.

Dicen que los viernes suelen ser los días más movidos. Sin embargo, apenas un par de personas deambulan entre los pasillos desiertos del shopping. Entre vidrieras empapeladas, ingresan a los locales abiertos y son recibidos por los vendedores con una mezcla de extrema cortesía y precauciones sanitarias. Para los empleados, cada cliente cuenta, porque esa compra puede convertirse en la única facturación de la jornada.

“Hoy fue un día bueno porque hice tres ventas a la mañana”, dice Paula, desde un puesto de velas y aromas en el pasillo del Alto Comahue Shopping. Por lo general, logran hacer tres ventas entre su turno y el de su compañera de la tarde. “Como no viene nadie, no tenemos clientes nuevos, son sólo personas que conocen la marca y vienen a comprar algún repuesto”, afirma.

Según estima, sus ventas cayeron en un 60% en la actualidad y con respecto a la etapa previa a la pandemia por coronavirus. Otros comerciantes afirman que venden apenas un tercio o un 25% de lo que vendían en la época sin virus. Por eso, se esfuerzan por captar a los pocos clientes que circulan por los pasillos.

Jovita, desde una zapatería del mismo establecimiento, afirma que las restricciones por terminación del DNI son las que más complican a los comerciantes. Antes, aclara, el shopping era una salida para las parejas o las familias, que pasaban una jornada completa entre compras y visitas al patio de comidas.

“Hoy tienen que venir sólo a comprar y nadie quiere venir solo al shopping”, dice la vendedora y aclara que los clientes tampoco pueden consumir alimentos, ya que los restaurantes del patio de comidas tuvieron que adaptarse a la modalidad de deliveries o take away.

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En todos los negocios se extreman los protocolos para evitar contagios que puedan derivar en el cierre de las grandes superficies. “La mayoría está cansada de los cuidados, dicen que ya le pusieron alcohol en otro negocio o no quieren rociar las tarjetas de débito o crédito”, expresó la vendedora de un local de ropa del otro shopping de la ciudad.

Aunque a veces ingresan con los barbijos mal colocados, los vendedores les recuerdan la importancia de tomar los recaudos y se esfuerzan en limpiar y desinfectar todos los espacios: las prendas de ropa, los probadores y hasta las manos y zapatos de los que ingresan. La falta de clientes, en muchos casos, les da aún más tiempo para higienizar. “Limpiamos sobre lo limpio”, dice Paula.

Las medidas sanitarias son aún más intensas en los ingresos, donde el personal de seguridad toma la temperatura de los clientes, les ofrece alcohol en gel y comprueba que todos respeten el número de DNI. Hasta las 18, el público puede llegar en auto. Después de esa hora, los portones se cierran (ver aparte).

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Con negocios cerrados, medidas de prevención y restricciones en la circulación, los shoppings muestran su cara más triste. “Hay clientas que nos dicen que les da un poco de cosa verlo tan vacío, se terminan por sentir mal”, afirma Yazmín, desde un local de indumentaria del Alto Comahue, donde también facturan apenas un tercio de lo normal. “La gente se cuida; compra sólo lo esencial”, asegura.

-> La restricción complicó la logística de los empleados

Aunque los shoppings neuquinos están habilitados para vender hasta las 20, esta última semana quedaron totalmente desiertos desde las 18, que es el horario límite para circular en auto. Los portones de los estacionamientos se cierran y los clientes sólo pueden acercarse a comprar caminando o en bicicleta.

Como la mayoría de los clientes provienen de barrios más lejanos, los shoppings quedan desiertos en sus últimas dos horas de funcionamiento. En ese contexto, algunos comerciantes decidieron limitar el horario de sus empleados hasta las 18 o incluso hasta media hora antes, para permitir que puedan regresar en auto a sus hogares.

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“Hay empresas que son de Buenos Aires y piden que el local siga abierto hasta las 8, pero sólo se puede limpiar y acomodar, porque no entra ningún cliente”, afirma Paula, desde un stand del Alto Comahue. Según explicó, algunos empleados prefieren regresar antes a su casa, y hay empresas que siguen pagando el mismo salario mientras que otras redujeron los haberes por la reducción horaria.

“El problema es que no somos esenciales y no podemos circular ni usar el transporte público; si queremos trabajar esas dos horas, tenemos que volver caminando o en bicicleta”, aclara Paula. Jovita, por su parte, espera que estas nuevas restricciones culminen el fin de semana. “Deberían modificar los horarios y también lo del ingreso por DNI, para que mejoren las ventas”, detalla.

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-> La nueva normalidad no ayuda a la actividad

Venta online. Aunque los locales neuquinos tratan de sobrellevar las restricciones a través de la venta online, hay muchos comercios que son franquicias de empresas de Buenos Aires. Por eso, la venta electrónica se coordina de manera directa con las casas centrales y los envíos llegan, con demoras, desde allá.

Protocolos. Los shoppings incorporaron una serie de protocolos que, en muchos casos, desmotivan a los clientes de hacer una salida relajada a estos establecimientos. Se controla la temperatura y la terminación del DNI, y en los locales rige el uso de alcohol en gel, limpieza de zapatos y obligación de ingresar con barbijo.

Horarios pico. En un contexto de muy baja circulación, los vendedores notan que hay más ventas a partir de las 16 o 17, cuando los clientes se liberan de sus obligaciones y tienen tiempo para ver vidrieras. Sin embargo, no hay más ingresos a partir de las 18, cuando se cierran los portones del estacionamiento.

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