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Todo lo que siempre quisiste saber sobre el bitcoin

Basada en blockchain, desde 2008 esta criptomoneda comenzó a tomar una relevancia cada vez mayor.

La palabra "bitcoin" aparece con creciente regularidad en los titulares vinculado a todo tipo de temas: financieros, políticos, tecnológicos y hasta ambientales. ¿Cómo comprender un fenómeno con tantas dimensiones? Este artículo intenta dar sentido a las diversas miradas sobre esta criptomoneda y articularlas para que cada uno pueda sacar sus conclusiones.

Lo mejor es comenzar por el principio: en 2008, en una lista de correo sobre criptografía, se envió un artículo en el que se describía el protocolo informático de bitcoin. El texto estaba firmado con un seudónimo, Satoshi Nakamoto, quien aún al día de hoy no se sabe quién es, aunque existen múltiples teorías.

Bitcoin, como se explicaba allí, se basaría en un sistema de cadena de bloques o blockchain, como se llama a esta original forma de combinar tecnologías que ya existían. Estas cadenas están conformada por eslabones de códigos que registran cada transacción de manera inviolable, ya que cada uno de ellos está enlazado con los demás matemáticamente: si uno de los eslabones cambia o es modificado se pierde la coherencia y la cadena se rompe, algo que da garantías de que nadie podría modificar un registro pasado porque se haría evidente en los eslabones subsiguientes.

En 2009 el software creado por Nakamoto comenzó a funcionar, se crearon los primeros bitcoin y otros nodos se sumaron a la red. Así nacía la primera moneda virtual basada en un sistema criptográfico, es decir, una criptomoneda.

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Cadena de bloques o blockchain.

Cadena de bloques o blockchain.

En red

El funcionamiento en red es clave para comprender el principal atractivo de bitcoin: nadie se encarga solo de aprobar las transacciones y registrarlas en un nuevo eslabón. Esta tarea es llevada adelante por nodos informáticos conectados en la red que, cuando llega un paquete de nuevas transacciones, busca resolver el desafío matemático para validarlas. Una vez que lo hace avisa a los demás nodos para que verifiquen que está bien y, en caso de aprobarlo, copian el eslabón en sus propios registros. A cambio de la tarea, el nodo que resolvió primero el desafío recibirá un premio en bitcoins. Este sistema distribuido dificulta que alguien controle la moneda o la “robe” y que todos puedan garantizar en conjunto la validez de las transacciones algo novedoso ya que solemos confiar en una moneda porque hay una institución respaldándola.

Lo que ocurre en la práctica es que los poseedores de esta moneda tienen una aplicación que funciona como billetera virtual donde se guarda el código de su propia moneda y desde allí hacen las transacciones a otras billeteras. Las personas no necesitan revelar su nombre en ningún momento, algo que la hace ideal para realizar transacciones ilícitas, uno de los problemas que recientemente ha llevado a varios países a prohibir su uso o intentar controlarlo.

El bitcoin resulta muy atractivo sobre todo para quienes descreen del Estado, tanto del rincón libertario como desde el comunista

El tema financiero

La gran pregunta es: ¿por qué esta moneda se acepta como portadora de valor? Porque la gente cree que tiene valor y la acepta. La respuesta es tautológica, es cierto, pero también es aplicable a los billetes o a los números que aparecen en una pantalla con nuestro saldo de cuenta: el dinero ya es casi siempre solo una convención. En la medida que más gente cree y obtiene respaldo, crece la confianza, sobre todo cuando quienes lo apoyan son conocidos como Elon Musk, quien hace subir y bajar la cotización del bitcoin con sus tuits. Por eso es que la moneda viene oscilando en su valor desde hace meses desde pisos cercanos a los 30.000 dólares y por momentos supera los 60.000.

El bitcoin resulta muy atractivo sobre todo para quienes descreen del Estado, tanto del rincón libertario como desde el comunista. Pero esta falta de lazos con instituciones que es su potencia, también lo mantiene alejado de la economía real. Si el dinero o las acciones tienen un respaldo, aunque sea algo volátil, es porque representan algo más o menos concreto, un pedacito de la economía real de un país o una empresa: esto no ocurre con bitcoin que sube y baja de manera mucho más caprichosa. Estos grandes saltos hacen de la moneda una herramienta muy tentadora para los especuladores que, si venden y compran a tiempo, pueden hacer una gran diferencia en meses, semana o incluso días.

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Por otro lado, cabe aclarar que en la práctica la descentralización no es tan grande ya que cerca del 75% del minado se concentra en China, donde la energía es barata (económicamente, no ecológicamente) y donde se fabrica el hardware específico necesario para agilizar el minado. ¿Por qué en China? La respuesta nos lleva a la cuestión energética.

Prueba de trabajo

Uno de los puntos más problemáticos del bitcoin es la "prueba de trabajo", como se llama a la tarea que hacen los nodos para validar las transacciones. Cada vez que se acumulan suficientes transacciones de bitcoins, el paquete que las contiene circula por la red y los nodos deben validarlo por medio de una compleja operación matemática. A cambio de este trabajo se obtienen bitcoins, como dijimos, aunque en forma decreciente ya que el sistema está diseñado para que los últimos se produzcan en 2140. Para desacelerar la emisión la retribución por “minar” (procesar transacciones y obtener nuevos bitcoins), es cada vez menor, algo que se vio compensado hasta ahora por la tasación creciente de la moneda en el tiempo y por las comisiones que se pagan por cada transacción.

Pese a las grandes oscilaciones en el valor de la criptomoneda, la tendencia promedio de los últimos años es ascendente por lo que aumentó también el estímulo para invertir en equipos más poderosos que hagan el minado y así obtener el premio. Para equilibrar el aumento en la potencia de los equipos que se dedican al minado con la necesidad de regular la producción de nuevos bitcoins, el sistema hace más compleja la tarea de resolución de los problemas. En resumen, cada vez se invierte más para competir con los otros miembros de la red se acelera el minado y el sistema debe complicar las tareas a resolver; mientras la cotización del bitcoin siga aumentando el estímulo para invertir en máquinas aún más poderosas crece y se produce una espiral en el consumo de energía necesaria para un cómputo cada vez más exigente. El resultado es un despilfarro colosal en energía para la gestión de bitcoin, una cifra que según un estudio de la Universidad de Cambridge ya equivale al consumo de países enteros de desarrollo medio como Argentina o Egipto.

Pese a las grandes oscilaciones en el valor de la criptomoneda, la tendencia promedio de los últimos años es ascendente

La energía es, a su vez, un costo clave para la rentabilidad del minado. Por eso las empresas se dirigen a aquellos lugares en donde ésta es más barata. Por ejemplo, la ciudad de Plattsburgh en Estados Unidos, vecina a una central hidroeléctrica y con energía subsidiada, recibió con los brazos abiertos a las empresas de minado que venían a instalarse en viejas fábricas abandonadas. Sin embargo, en 2018 decidió prohibir la minería de bitcoins porque el consumo eléctrico había obligado a la ciudad a importar energía a precio de mercado. Estos emprendimientos ni siquiera generaban puestos de trabajo. Algunas incluso anunciaron que se instalarán en la Argentina para aprovechar el frío del sur y reducir los costos en la refrigeración de las máquinas. ¿Tiene sentido gastar energía en resolver problemas matemáticos sin ninguna utilidad social práctica?

¿Entonces?

Lo que muchos ven como una mera cuestión tecnológica y neutral se entreteje, como siempre, en la trama social. Lo que parecía una curiosidad tecnofinanciera alcanzó tales dimensiones especulativas que algunos países están avanzando en su prohibición. Una de las principales razones es su volatilidad que tiende a perjudicar a los inversores de pocas reservas, incapaces de aguantar los vaivenes de la moneda y venden cuando la cotización se desmorona mientras los jugadores más grandes aprovechan para recoger las ganancias. Así visto el bitcoin se ve como un esquema Ponzi que atrae a inversores ingenuos con las expectativas de enormes ganancias a poco plazo, algo que infla la burbuja por un tiempo indeterminado. A la larga, todo indica que la burbuja estallará y los ganadores serán los que supieron escapar un instante antes de que ocurra.

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El supuesto Satoshi Nakamoto, creador del bitcoin.

El supuesto Satoshi Nakamoto, creador del bitcoin.

Otra cuestión preocupante es la falta de controles que hacen de esta moneda un medio ideal para transacciones ilegales. En los últimos tiempos, por ejemplo, los virus de la variante "ransomware" que bloquean el acceso a sistemas de todo tipo, incluso de grandes empresas, requieren pagos en bitcoin para liberar la información secuestrada, algo que hace muy difícil el rastreo de ese dinero, aunque no imposible.

La otra cuestión nada menor es el impacto ambiental de la gestión del bitcoin. Tener máquinas consumiendo enormes cantidades de energía para resolver un problema matemático antes que los demás, no parece la forma más sensata de gastar recursos y contaminar el planeta. Para países como China que tiene como objetivo reducir sustancialmente los niveles de contaminación en las próximas décadas parece lógico avanzar con la prohibición de minar, como ocurrió recientemente. Las promesas de utilizar fuentes renovables para administrar bitcoin no parecen verosímiles ya que encarecería los costos y dejaría latente la pregunta sobre si no sería mejor utilizar esa energía para producir algunas cosas más necesarias para el bienestar de la población.

A medida que las contradicciones se acumulan, el precio del bitcoin tiende a subir más allá de las oscilaciones y se acumulan señales de que la burbuja terminará explotando. Si esto ocurre, la criptomoneda pasará a ser una curiosidad para expertos en tecnología. Lejos quedarán los sueños de una moneda libre de las ataduras del Estado y regida por la perfecta mano invisible de un mercado en el que algunos siempre encuentran la forma de manejar los hilos.

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