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La Mañana

Un pez que se trafica y se paga como si fuera una droga

Aunque está vedada su pesca, el totoaba es vendido a China.

México

En el Alto Golfo de California de México hay un pez que desde hace años sufre una dura caza furtiva porque su buche es muy codiciado en China, donde se le atribuyen capacidades afrodisíacas y medicinales. Se trata del totoaba.

En apariencia, el totoaba no es especialmente atractivo. De la familia de las corvinas y carnívoro, puede medir hasta dos metros, pesar 100 kilos y llegar a cumplir más de 20 años. Su pesca se debe al gran valor que en China se paga por la vejiga natatoria -el buche- que es un órgano interno que estos animales utilizan para regular la flotabilidad. En el país asiático se cree que la vejiga natatoria de un pez llamado bahaba, cocinado en una sopa, tiene cualidades afrodisíacas, medicinales y regenerativas.

“Se dice que da mayor potencia sexual, disminuye el colesterol, mejora la circulación, rejuvenece la piel y otorga longevidad a quien la consume”, destacó la senadora Diva Hadamira, al denunciar la problemática en la Cámara alta en 2014. Ante la casi extinción de la bahaba, el gigante asiático se fijó en el pez totoaba, del que se dice que tiene las mismas propiedades medicinales. Su pesca en las costas mexicanas se remonta a décadas atrás, y el impacto ha sido evidente. En 1993 se decretó la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California, en la que se decretó la veda total e indefinida de captura del totoaba. Según cifras de la Secretaría de Marina, desde enero del 2013 hasta mayo del 2014 se habían decomisado más de 17 toneladas de totoaba. “Pescan la totoaba, sacan la vejiga natatoria y tiran toda la carne al mar, hay totoabas muertas por todas las playas”, lamentó Oona Layolle, directora de operaciones de barcos para Sea Shepherd en el norte del Golfo de California.

La merma en la especie conlleva un problema mayor por la red usada por ilegales que trabajan día y noche: “Son mallas muy grandes, y están matando toda la biodiversidad de la zona; caen delfines, tiburones, ballenas, tortugas y rayas”, apuntó Layolle. La pesca de totoaba supone el sustento principal de muchos habitantes de pueblos del Alto Golfo de California, como San Felipe o Puerto Peñasco, aunque tampoco los enriquece. El precio que pagan los intermediarios asiáticos a los pescadores mexicanos por un kilo de vejiga o buche es de entre 500 y 2000 dólares. Ante un control cada vez más intenso, los traficantes se las ingenian para “disfrazar” el buche y moverlo, ya sea en valijas, latas de leche o incluso ruedas de vehículos.

Pero ¿quién está detrás de este comercio? Traficantes asiáticos compinchados con pescadores locales, y el narcotráfico, lucrando con este animal para nutrir sus poderosos tentáculos.

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