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Almaule, la iniciativa de unos productores de chile

La cepa País, conocida en Argentina como Criolla Chica, busca convertirse en una supernova en los vinos tintos trasandinos.

La región del Maule es la más grande de Chile en términos de producción: entre la Cordillera de los Andes y la Costa del Pacífico, alcanza unas 53 mil hectáreas de viña. Entre ellas hay una variedad estrella con relativa gravitación: la cepa País, conocida en Argentina como Criolla Chica, alcanza unas 6 mil hectáreas y es la región en donde está más cultivada. Almaule, la flamante iniciativa de unos productores del Maule, busca convertirla en una supernova. Pero para eso hay que entender primero el contexto.

Mucho se ha dicho y escrito sobre los vinos patrimoniales de Chile: que forman un acervo propio, que distinguen al país del resto del mundo por una historia profunda de vinos campesinos y también que representa, de cara a un mondo que busca romper con la globalización del gusto, un punto de partida esencial. De cepa País se elaboraban los tintos del pasado y se busca elaborar los del futuro. Ahí es donde empiezan los dolores de cabeza.

Cuando uno prueba los País de Chile se encuentra con un puzzle de estilos y de regiones que se desprenden de lo que sea que los productores quieren entender de la variedad. Están los vinos pipeños, que en nombre de la tradición campesina ofrecen tintos que rayan los defectos más gruesos del vino –el equivalente al vino patero, con picaduras y quebraduras–, y están los que quieren hacer del País un vino serio, con extracción y criado en barricas, que subrayan el carácter rústico de los taninos y apagan las frutas delicadas que ofrece la variedad. Entre ellos, hay un largo etcétera de posibilidades que no hacen más que refrendar la idea de que a la variedad le falta un consenso estilístico. O le faltaba. Porque para eso nació Almaule y los vinos ahora campean en el mercado.

53 mil hectáreas de viña hay en la región de Maule, en la zona patagónica de Chile.

Uva simple, reglamento simple

Almaule es marca de uso libre para los productores, siempre y cuando se atengan a las reglas que plantea la asociación. A medio camino entre una Denominación de Origen y una Indicación Geográfica, la idea central de Almaule es la definición estilística del País, no tanto como un vino serio, sino como un vino simple para beber fío. De hecho, el slogan de la marca es Refresco Oficial.

Andrés Sánchez es uno de los enólogos promotores de la idea y la grafica en pocas palabras: “lo que sucedía con el País es que le faltaba un rumbo, de modo que definimos uno que apunta a ser una bebida simple y refrescante, que vaya al corazón sin pasar por la mente”, define. Para ajustar el estilo y poder usar la marca –que está abierta a cualquier que los cumpla– hace falta reunir estos requisitos:

La uva debe provenir del Secano del Maule (donde hay 6053 hectáreas declaradas) y tener un mínimo de 35 años de plantada, además de estar cultivada en cabeza (sin sistema de conducción)

El vino debe ser del año, alcanzar los 12,5% y no está permitido el uso de madera; en pocas palabras, debe ser un vino simple y frutado

Con ese norte se reunieron los primeros seis productores:

Gillmore –donde Sánchez es enólogo; Bouchon Familly Wines, que tiene larga experiencia en País del secano y lo trabaja en varios estilos; Las Veletas, que lo elabora en algunas de sus líneas; Garage Wine Co., quienes lo embotellaban como vino de viñedo; Erasmo, quienes emplean el País en un estilo patrimonial; y Cooperativa Loncomilla, con experiencia en la variedad ya que es la más plantada en la comuna de Loncomilla.

El resultado son seis vinos que sostiene un estilo con sus diferencias de enfoque. Algunos, como Gillmore, ofrece casi un rosé frutado y directo, mientras que Bouchon y Garage Wine Co. suben la apuesta a un tinto jovial y frutado, no exento de ciertos taninos rugosos.

La novedad, más allá del uso asociativo, es que si este rango de estilo finalmente prende entre los consumidores, se abre una ventana para movilizar una región entera hacia un negocio posible que puede no tener techo. La marca, dichos sea de paso, resume bien esta idea: “Alma del Maule”, claro, pero también la idea del viaje a la región “Al Maule”.

Como dato extra, si uno viaja por el Maule lo puede conseguir en varios puntos, frío y desde unas heladeras exclusivas que están ploteadas con la marca. El dato final: no es caro. Como buen refresco está al alcance de la sed.

La creación de VIGNO

Los productores del Maule inventaron en 2011 otro modo asociativo. Se llamó Viñadores de Carignan, VIGNO, como una marca común que tiene un reglamento propio. En todo caso, lograron poner en valor una uva que estaba olvidad en el secano. Almaule es hija dilecta de aquel invento que ya lleva una década.

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