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Lavar los pies con sal y bicarbonato: los grandes beneficios de este sencillo truco

Para qué sirve esta sencilla rutina y cuándo se recomienda. El paso a paso de cómo usarlo.

El cuidado diario de los pies suele quedar relegado, a pesar de que cumplen una función clave en la movilidad y el bienestar corporal. Frente a esta realidad, muchos especialistas en podología destacan una práctica sencilla que puede integrarse sin dificultad a la rutina semanal: el lavado de pies con sal gruesa y bicarbonato de sodio.

Se trata de un baño casero fácil de preparar y con múltiples efectos positivos. No requiere productos costosos ni tiempos prolongados. Con solo unos minutos de inmersión en agua tibia con estos ingredientes, los pies recuperan suavidad, alivian tensiones y se mantienen más protegidos frente a hongos o bacterias.

El bicarbonato y la sal gruesa poseen propiedades antisépticas, exfoliantes y desodorantes que actúan directamente sobre la piel endurecida o afectada por el uso prolongado de calzado cerrado. Su uso frecuente permite reducir el riesgo de infecciones y mejorar la sensación de confort al caminar.

Cómo se prepara y qué beneficios tiene

Para realizar este baño casero, solo hace falta un recipiente con agua tibia, dos cucharadas de sal gruesa y otras dos de bicarbonato. La mezcla debe disolverse bien antes de introducir los pies, que se dejan en remojo entre quince y veinte minutos. Luego se secan cuidadosamente y se recomienda aplicar una crema hidratante para conservar la suavidad lograda.

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Solo necesitás agua tibia, sal gruesa y bicarbonato para mejorar la salud de tus pies.

Solo necesitás agua tibia, sal gruesa y bicarbonato para mejorar la salud de tus pies.

Los beneficios principales de esta práctica incluyen:

  • Alivio del cansancio: El agua tibia combinada con los minerales relaja la musculatura y desinflama los pies después de una jornada larga.

  • Acción antiséptica: La mezcla combate la acumulación de bacterias y ayuda a prevenir el desarrollo de infecciones como el pie de atleta.

  • Control del olor: El bicarbonato regula el pH de la piel y neutraliza olores sin necesidad de productos químicos.

  • Exfoliación natural: Contribuye a eliminar células muertas y facilita la remoción de durezas o grietas en los talones.

Además de lo mencionado, el baño puede formar parte de una rutina de autocuidado semanal, especialmente útil en climas cálidos o en personas que sufren de sudoración en exceso o molestias plantares.

Usos complementarios y advertencias

Tanto la sal gruesa como el bicarbonato de sodio se utilizan en otros aspectos del cuidado personal. Su versatilidad los convierte en opciones accesibles para distintas necesidades. Por ejemplo, mezclados con aceite de oliva, pueden funcionar como exfoliante corporal o de manos. También se emplean en enjuagues bucales caseros o en baños de inmersión para aliviar tensiones musculares.

Otro uso frecuente es la aplicación localizada en picaduras o quemaduras leves. En estos casos, se prepara una pasta con un poco de agua y se deja actuar unos minutos para calmar la irritación. Aun así, si la piel presenta sensibilidad o reacciones adversas, lo más indicado es suspender el uso y consultar con un especialista.

El baño de pies con sal y bicarbonato puede incorporarse como un hábito simple, económico y eficaz para mejorar el bienestar diario, sin necesidad de tratamientos invasivos ni productos artificiales. La constancia y el cuidado básico siguen siendo aliados para mantener la salud desde lo más cotidiano.

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