No falla: la receta casera con vinagre blanco para devolverle el brillo a tu pelo
Además de su uso principal en la cocina, muchos han comenzado a utilizarlo para algunos trucos de limpieza. Aseguran que sus propiedades son efectivas.
Entre las soluciones caseras que circulan en redes sociales y blogs de belleza, el vinagre blanco se posicionó como una de las más comentadas. Aunque su uso tradicional está ligado a la cocina y a la limpieza del hogar, muchas personas comenzaron a aplicarlo directamente sobre el pelo, convencidas de que sus propiedades pueden transformar la salud capilar.
El vinagre blanco se elabora a partir de la fermentación del alcohol, y su alto contenido ácido le otorga cualidades antibacterianas y desinfectantes. Esa misma acidez es la que, según quienes lo utilizan, permite remover residuos, equilibrar el pH del cuero cabelludo y lograr un brillo duradero. ¿Cómo lograrlo? La técnica consiste en diluir una parte de vinagre en agua tibia y utilizar la mezcla como enjuague después del champú.
A pesar de que puede generar rechazo por su olor fuerte, muchos destacan que este desaparece rápido y que los resultados valen la pena. No se trata de una solución mágica ni de un producto milagroso, pero sí de un complemento económico y natural para quienes buscan alternativas al uso frecuente de cosméticos industriales.
Qué beneficios atribuyen al vinagre blanco
Quienes defienden esta práctica sostienen que el vinagre blanco puede:
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Limpiar profundamente el cuero cabelludo, eliminando suciedad acumulada.
Disolver los restos de productos como cremas para peinar, lacas o aceites.
Devolver el brillo al cabello apagado por el uso constante de shampoo o acondicionadores con siliconas.
Reducir el frizz y dejar una textura más suave al tacto.
Aliviar la picazón y las molestias provocadas por la caspa.
Servir como repelente natural contra piojos y liendres, y colaborar con su eliminación.
Además, algunas personas con cabello graso afirman que notaron un equilibrio en la producción de sebo después de varias aplicaciones. Otros, en cambio, lo usan de forma puntual, cuando sienten que el pelo perdió vitalidad o quedó muy pesado por la aplicación excesiva de productos.
Es clave aclarar que el vinagre blanco debe aplicarse siempre diluido y nunca sobre heridas o irritaciones, ya que puede provocar ardor o molestias. En caso de dudas, consultar a un dermatólogo sigue siendo la mejor decisión.
¿Y el vinagre de manzana?
El debate entre vinagre blanco y vinagre de manzana sigue vigente. Algunos prefieren este último por su aroma más suave y porque suele comercializarse como un producto más amigable para el cuidado corporal. No obstante, en términos de efectividad, ambos poseen cualidades similares.
La diferencia más relevante radica en la concentración de ácido acético. El vinagre blanco suele ser más fuerte, lo cual puede traducirse en una limpieza más profunda. Sin embargo, esto también exige mayor precaución: una concentración elevada puede secar el cabello si se usa con demasiada frecuencia o sin la proporción correcta de agua.
Por eso, quienes buscan una solución suave tienden a inclinarse por el de manzana, mientras que quienes priorizan una limpieza intensa se animan con el blanco. En cualquier caso, el secreto está en no exagerar con las cantidades y en observar cómo responde el cabello con el paso del tiempo.
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