Un robot pintó un cuadro que se vendió en un millón de euros
El androide Ai-Da, creado por Aidan Meller, no solo dibuja y pinta, sino que logró revolucionar el mercado del arte.
Un nuevo capítulo se abre en el mundo del arte gracias a Ai-Da, un robot humanoide desarrollado por el galerista Aidan Meller. Ai-Da no solo desafía las percepciones sobre la creatividad y la tecnología, sino que ya ha logrado capturar la atención del mercado internacional con un impacto extraordinario.
La combinación de inteligencia artificial y robótica permite a Ai-Da dibujar y pintar, utilizando cámaras integradas en sus ojos y algoritmos que transforman las imágenes en obras visuales. Estas innovaciones dan lugar a piezas únicas, como su primera obra en técnica mixta sobre lienzo, cuyo precio de salida subió hasta los 180.000 euros debido al carácter innovador de su autoría.
Un retrato que superó expectativas
El primer retrato emblemático de Ai-Da, titulado AI God, se inspiró en Alan Turing, el matemático y pionero de la informática. Esta obra, puesta en subasta por Sotheby’s en Londres, partía con una estimación de 168.000 euros. Sin embargo, el retrato sobrepasó cualquier expectativa al venderse por un millón de euros tras recibir 27 ofertas. Este éxito económico permite a Aidan Meller continuar desarrollando el proyecto Ai-Da y muestra cómo las barreras entre el arte tradicional y la tecnología se desvanecen. La casa de subastas declaró que este evento marca un momento único en la historia del arte contemporáneo, reflejando una fusión creciente entre la inteligencia artificial y el mercado global del arte.
El comprador de AI God prefirió mantenerse en el anonimato, una decisión que no restó al revuelo causado por la cifra récord alcanzada. Este hito pone de relieve la relevancia de las obras creadas por sistemas de inteligencia artificial y cómo estos avances se están integrando en un campo antes reservado exclusivamente a la mente humana.
El proceso creativo de un robot
El método artístico de Ai-Da no deja de fascinar. A diferencia de los humanos, su proceso creativo se basa en una sinergia de tecnología avanzada: las cámaras en sus ojos capturan imágenes del entorno, que luego son procesadas por complejos algoritmos de inteligencia artificial. A partir de esos datos, su brazo robótico se activa para producir retratos y composiciones pictóricas. Esta capacidad de transformar capturas visuales en obras de arte la convierte en una verdadera pionera en el mundo del arte robótico.
El diseño de Ai-Da se presenta de forma que evoca a una mujer, y la combinación de su apariencia humanoide con habilidades artísticas innovadoras plantea preguntas intrigantes sobre el concepto de creatividad y el papel de la tecnología en la creación artística. Como figura destacada en esta revolución, Ai-Da no solo abre debates filosóficos sino también nuevos caminos para la inversión y la experimentación artística.
El proyecto Ai-Da continúa evolucionando, y su éxito inicial podría marcar el comienzo de una era donde el arte y la inteligencia artificial se entrelacen de maneras inimaginables. Con cada obra, este robot rompe paradigmas, convirtiéndose en un referente de cómo la tecnología puede redefinir lo que entendemos por arte y creatividad.
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