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La Mañana depresión

Dolorosa verdad: consumir fritos aumenta la depresión y el estrés

El estudio de investigadores chinos proporciona pruebas sólidas para desentrañar el mecanismo de la ansiedad y sus derivados relacionados con la comida.

La frecuente ingesta de alimentos fritos, especialmente las papas, está fuertemente vinculada a un mayor riesgo de ansiedad y depresión, según un estudio realizado por investigadores chinos y publicado en la revista Pnas. Esta asociación es más evidente en hombres y en consumidores jóvenes.

El estudio se basa en una investigación poblacional que también examinó las causas subyacentes de esta relación. Para ello, los investigadores expusieron a peces cebra a largo plazo a la acrilamida, una sustancia química que se forma de manera natural en alimentos ricos en almidón durante la fritura, tostado, asado y otros procesos de cocinado a altas temperaturas, así como en procesos industriales a baja humedad y altas temperaturas.

Los resultados del estudio indican que la exposición prolongada a la acrilamida induce ansiedad y comportamientos depresivos a través de la neuroinflamación mediada por el estrés oxidativo. Esto proporciona pruebas sólidas para comprender el mecanismo por el cual la acrilamida puede desencadenar ansiedad y depresión, y destaca la importancia de reducir el consumo de alimentos fritos para la salud mental.

La depresión y la ansiedad son dos trastornos mentales prevalentes a nivel mundial, y la pandemia de COVID-19 ha exacerbado este problema. El estudio, coordinado por la Universidad de Zhejiang en China, utilizó datos de 140,728 personas del banco de datos biomédicos Biobank del Reino Unido.

Para comprender mejor cómo la exposición crónica a la acrilamida afecta a la depresión y la ansiedad, el equipo de investigación utilizó un modelo de pez cebra al que se expuso a esta sustancia durante 180 días. La exposición crónica a la acrilamida afectó negativamente la capacidad de los peces para explorar nuevos entornos y objetos, así como su sociabilidad, mostrando comportamientos similares a la ansiedad y la depresión.

Además, se observaron alteraciones en los perfiles de comportamiento de los peces y en su preferencia por la luz y la oscuridad (escototaxis). La exposición crónica a la acrilamida también provocó alteraciones en el metabolismo lipídico cerebral y neuroinflamación, así como la desregulación del metabolismo de dos tipos de lípidos importantes en el desarrollo de los síntomas de ansiedad y depresión, como los esfingolípidos y fosfolípidos.

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