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El horror de la pandemia: esperó una semana un respirador y cuando lo consiguió "ya era tarde"

Tras varios días en la guardia del Bouquet Roldán, le dieron una cama en un centro de salud, pero no llegó a tiempo. Tenía 54 años.

Una de las personas que aguardaban por una cama, tal como había advertido la ministra de Salud Andrea Peve, murió este viernes en el ADOS. Estuvo durante casi una semana en la guardia del Bouquet Roldán con asistencia de oxígeno hasta que consiguió un respirador, pero no resistió. Llegó tarde y su corazón no aguantó.

Tenía 54 años. Su exceso de peso lo convirtieron en un paciente de riesgo, aunque no padecía ninguna otra enfermedad preexistente. Había recibido la vacuna 15 días antes de dar positivo al COVID. Sus hijos creen que la dosis colocada en el Ruca Che influyó, pero no tienen “ninguna certeza”.

Según reconstruyó uno de sus hijos a LMN, su padre no solo respetó las medidas de seguridad, sino que en su casa tenía un oxímetro. Era "precavido y se cuidaba". Tras dos semanas de ser inoculado, los síntomas aparecieron. Dolor de cabeza, tos y mocos. El test confirmó el cuadro: positivo de COVID.

Vivía junto con uno de sus hijos. Ambos se aislaron y los problemas respiratorios se hicieron presentes en los primeros días del encierro. Al menos dos veces al día se tomó la cantidad de oxígeno en sangre y cada vez iba bajando, mientras la fiebre subía.

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El sábado 8 de mayo, al tener una saturación del 93 porciento, se subió a su camioneta y se fue a la guardia del Bouquet Roldán. "Ahí lo revisaron y, al no tener una neumonía, lo mandaron de nuevo para la casa", aseguró su hijo, quien lo catalogó como una "locura", ya que él "ya necesitaba asistencia y se debía haber quedado".

Las horas avanzaron, la saturación bajaba e iba empeorando. El martes 11 volvió a hacer lo mismo: agarró su camioneta y volvió a ir al Boquet Roldán, sin saber que sería la última vez que vería a un familiar suyo. Le pusieron una bigotera para darle oxígeno porque ya no podía respirar. Su cuadro ya requería internación, pero no había respiradores disponibles. Ese día la Provincia había anunciado una ocupación del 98 porciento y ya hacían falta las camas.

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Su cuadro siguió empeorando y la familia se enteraba por teléfono de cómo evolucionaba. Tras seis días en la guardia del hospital, recibieron el llamado de que en el ADOS se había desocupado una cama. Para allá fue.

"Ahí nos avisaron de la gravedad del cuadro. De que nada de su cuerpo funcionaba, era todo artificial. Lo intentaron mover y cambiar de posición a ver si mejoraba y levemente comenzó a reaccionar", resumió su estado de salud.

Las primeras intenciones de la hermana, de sus hijos y de todos sus allegados era ir a verlo. Pero nadie pudo. Ni de lejos. El último que pudo saludarlo fue su hijo, con el que pasó el asilamiento y antes de aquel martes 11 de mayo. Estuvo peleando solo, entre la asistencia artificial y un cuadro muy avanzado, y no resistió. El viernes al mediodía le avisaron a los familiares que "todo había empeorado". "Una hora después, nos avisan que murió de un paro. Sobrevivió al primero, pero no al segundo", dijo su hijo.

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La noticia juntó a amigos y familiares en la Avenida Argentina, frente al ADOS. La despedida en medio de esta segunda ola y con un sistema de salud colapsado. "Mi hermano, que era el que se contagió junto con mi viejo, aún no lo llamaron para darle el alta después de 20 días", aseguró.

"En ese momento, sentimos que no hubo una persona que te este contemplando la situación. Nadie nos transmitió tranquilidad ni nada, lo trataron como un número y a nosotros nos avisaron todo por mensaje. Nadie del ADOS salió a hablar con nosotros o a decirnos qué hacer con mi viejo. Solo nos decían que no podíamos entrar y eso nos da mucha bronca", relató, enojado.

Más allá de que sus hijos intenten relacionar el contagio de su padre con la vacuna, la circulación de las cepas más virulentas en la capital es un hecho. Lo que sí plantearon, es que el grave cuadro que le generó el COVID podría haber sido "aplacado" si el respirador estaba a tiempo. Los consecuencias de pasar tantos días sin el tratamiento correcto, "lo mató".

Lo más grave de la situación, es que este hombre desocupó una cama de internación que tiene el ADOS y a los minutos ya se volvió a ocupar: pero esta vez con un hombre de 39 años. Según supo LMN, en este nosocomio hay lugar para quince pacientes en UCI de los cuales este domingo por la noche tres eran menores de 40 años. En la vereda, en la puerta del ADOS, las familias están lo más cerca posible de sus seres queridos durante una pandemia que ya mató a más de 1430 neuquinos.

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