El terrorismo cultural de la ley ómnibus

Las promesas de arrasar, eliminar y atacar importantes instituciones y organismos culturales que Javier Milei desplegaba durante su campaña presidencial se concretaron en el proyecto de ley ómnibus impulsado por el gobierno del liberal libertario. Esta ley, que no sólo afecta al mundo cultural, apunta directamente a eliminar y desfinanciar las actividades artísticas y culturales, desde la eliminación del Fondo Nacional de las Artes y el Instituto Nacional de Teatro -organismos claves en el apoyo a la producción artística y cultural- hasta dejar a la deriva a las bibliotecas populares, fijar el precio uniforme de venta para los libros con el fin de beneficiar a las grandes cadenas de librerías frente a las independientes. Es decir, un paquete de reformas que pretende atacar las producciones y espacios independientes y alentar su privatización y que cobren mayor presencia las grandes industrias culturales.

Desde que Milei difundió esta ley ómnibus, la respuesta de rechazo y repudio de los trabajadores del arte y la cultura, de los artistas y creadores fue inmediata. Como ocurrió en otras provincias, actores culturales de Neuquén y Río Negro se convocaron “para defender nuestros derechos, nuestra historia y nuestra identidad”. “No nos vamos a quedar sumisxs y calladxs mientras el gobierno intenta hacer ver a la inversión cultural como parasitaria, haciendo un reduccionismo absolutamente preocupante de la dimensión de la cultura y su importancia para la identidad del pueblo”, precisaron en un comunicado.

“Estamos ante un verdadero terrorismo cultural”, expresó una reconocida escritora argentina. Gran parte de la sociedad ha reaccionado en defensa de las instituciones que forman parte del andamiaje de nuestra cultura.