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En la 22 siguen las multas con radares fuera de la ley

No están visibles como dice la normativa, pero funcionan igual.

Por Francisco Carnese - [email protected]

Las localidades rionegrinas de Darwin y Chimpay continúan cobrando multas por exceso de velocidad a través del uso de radares sobre la Ruta 22, pese a que no cumplen con las normativas viales para la aplicación de estos dispositivos, como la demarcación a través de conos sobre el asfalto para que los vehículos reduzcan la velocidad antes de la zona radarizada.

El año pasado se registraron 518 reclamos ante la Defensoría del Pueblo de Neuquén por casos de automovilistas de esta provincia que habían sido multados al circular por ese tramo de ruta nacional durante los meses de verano. Y un número mayor de denuncias se recibió en la Defensoría de Río Negro. Las irregularidades detectadas generaron que en 2019 se suspendiera por algunos meses la aplicación de estos controles de velocidad, a partir de una disposición de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Luego se autorizó otra vez su utilización, y este verano los dos municipios volvieron a echar mano a los radares, emitiendo multas con valores que pueden superar, según el caso, los 7 mil pesos. Pero lo hacen violando las normas de la ANSV, que establecen que el sector en el que se encuentran los radares debe ser identificado con la ubicación de conos cada 100 o 150 metros en el trayecto de un kilómetro y la fijación de cartelería indicativa de que esa zona está siendo controlada por radar en al menos tres puntos de ese trayecto.

Además, la normativa indica que la operatoria de los equipos se debe efectuar en "un todo de acuerdo con el artículo 70 del decreto 779/95, reglamentario de la ley N° 24449, posibilitando la notificación de la comisión de la falta dentro de los diez kilómetros del lugar donde se hubiere verificado". Nada de todo esto se cumple en Chimpay y Darwin, pero los dos municipios siguen recaudando a expensas del bolsillo de los automovilistas desprevenidos.

Alerta

La gente que viaja hacia Las Grutas u otros destinos de la costa atlántica utiliza esta ruta y debe pasar por los controles de velocidad de Chimpay y Darwin. Y muchos ya están alertados de la presencia del radar, no por la cartelería, que es casi inexistente, sino por la difusión de la polémica utilización de estos aparatos.

Por esta razón, en la actualidad la mayoría de los vehículos que circulan por el lugar lo hacen con extrema precaución, cumpliendo las velocidades máximas de 60, 40 y 20 kilómetros por hora a lo largo del trayecto, que tampoco tienen señalización adecuada ya que se encuentran pintadas en el asfalto.

Pero también están los que desconocen de los controles y caen en la trampa.

Consultado por este diario, el intendente de Darwin, Víctor Mansilla, aseguró que su municipio respeta las normativas establecidas para el uso de radares. "Estamos habilitados para hacerlo y cumplimos con todo lo que marca la ley", afirmó. Cuando se le señaló la falta de demarcación con conos en el asfalto, argumentó que eso no era cierto, que "están colocados", aunque dijo que "a veces se los roban".

La insólita respuesta del intendente lo único que hizo fue evidenciar las irregularidades, sobre las que deberá intervenir otra vez la ANSV, más allá de las gestiones de las defensorías de las dos provincias, ya que si bien son una herramienta para canalizar los reclamos, no tienen competencia para declarar nulas las multas mal labradas.

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En 2019 los dieron de baja por seis meses

En marzo del año pasado, la Defensoría del Pueblo de Río Negro fue notificada por la Agencia Nacional de Seguridad Vial respecto de la auditoría realizada en los radares ubicados en la Ruta Nacional 22, entre los kilómetros 1005 y 1010, a la altura de Darwin. En esa disposición se ordenó la suspensión a partir de abril, y por seis meses, de dos cinemómetros controladores de velocidad de instalación móvil.

Además, la agencia señaló diferentes irregularidades, como la presencia de una casilla metálica para el alojamiento de cinemómetros, considerada “ilegítima”, ya que la autorización se había concedido bajo la modalidad de instalación móvil.

También la ausencia de un enconado de seguridad y cartelería que advierta la presencia de un puesto de control de velocidad con la antelación reglamentaria, y que el equipo era operado por personal que no acreditó haber sido matriculado por la ANSV.

Por otra parte, se advirtió que al no haber conos como tampoco una cartelería adecuada, anticipando la zona de radares, se crea una “trampa de velocidad” para los vehículos, que los hace frenar “bruscamente, generando un riesgo cierto de colisión ante la maniobra intempestiva”.

La misma medida adoptada para Darwin se tomó con Chimpay, donde se suspendió el uso de los cuatro cinemómetros controladores de velocidad por el mismo tiempo, es decir, seis meses. Las irregularidades señaladas fueron idénticas a las del caso de Darwin.

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