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Fue estafado en $100 mil y los delincuentes se burlaron de él: "Estoy disfrutando de tu platita"

Según explicó la victima, el estafador simuló transferir más dinero del que él pedía por el sillón, y tras hacer la devolución, se dio cuenta que jamás le habían transferido esa suma.

Un usuario de Facebook, que utilizó esa red social para comercializar un sillón, terminó siendo estafado por más de 100 mil pesos. Como si fuera poco, el estafador se terminó burlando con un audio de Whatsapp: “Estoy disfrutando de tu platita, así que muchísimas gracias. Nos vemos”, fue el mensaje que le llegó a la víctima.

En una entrevista con TN, Juan Pablo, el hombre estafado, contó como se dieron los hechos. Según explicó, todo comenzó cuando decidió publicar en el Marketplace de Facebook, un sillón que quería vender, a 12 mil pesos.

Después de varios mensajes, apareció un comprador interesado (con todo cordobés), quien no dudó en llevar la conversación a Whatsapp.

Tras ponerse de acuerdo con el supuesto comprador, el vendedor recibió un audio que le vaticinaba el éxito de la operación. “Juan, ahí mi esposa te hizo la transferencia. Yo estoy trabajando. En un ratito hablamos, así coordinamos bien”, le dijo el hombre que se había mostrado interesado en su sillón.

En ese momento, Juan Pablo se alegró se poder concretar la venta, pero eso duró poco tiempo. Es que minutos después recibió otro mensaje, esta vez de tono angustiante, de su estafador. “Juan escuchame, me podés atender por favor que mi esposa... hubo un error. Te mandó dinero de más. Por favor atendeme”, exclamó el presunto comprador.

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Fue ahí cuando comenzó la farsa. El hombre le contó que su esposa había agregado sin querer un cero al monto acordado y en vez de 12.000 pesos le había transferido 120.000. Y le mandó la captura de la supuesta operación bancaria, con el logo de un banco conocido, su número de CBU y la cifra que le habría enviado por error.

Dado que se trataba de un sábado por la tarde, Juan Pablo creyó que el depósito recién se iba a ver reflejado el lunes, y confió en lo que le había enviado el supuesto comprador. Además, el estafador le explicó que como ya había denunciado la transacción en su banco, lo iban a llamar desde la empresa en la que él tenía la cuenta, para poder hacer la devolución.

Efectivamente, los estafadores lo llamaron haciéndose pasar por personal del Banco Ciudad y lo terminaron convenciendo del porque la operación no la veía reflejada en su cuenta.

“Entrás de una manera tal que uno termina sintiendo lástima y terminás haciendo los pasos que él te va indicando”, contó la víctima y agregó: “Me agarró en un momento desprevenido. Jamás vas a pensar que de la nada te va a aparecer este tipo de situación. Uno trata de actuar de buena fe para solucionar un problema a la persona que me iba a hacer la compra y en realidad me estaba estafando”.

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Finalmente, Juan Pablo le transfirió entonces la diferencia: 108.000 pesos y minutos después, el supuesto comprador le envió un mensaje burlándose, para luego bloquearlo. “Ya se te va a pasar Juancito, escuchame. Bueno, estoy disfrutando de tu platita, así que muchísimas gracias. Nos vemos”, se le escucha decir al delincuente en un su último mensaje.

Cuando cayó en la cuenta de que había sido estafado, Juan Pablo intentó comunicarse con su banco para deshacer la operación, pero como era fin de semana le fue imposible contactarse.

“Me acerqué a comisaría 32 de Parque Patricios para hacer la denuncia, y no me la quisieron tomar. Me atendieron con mala predisposición y quedé más angustiado. Me dijeron que tenía que ir al banco”, comentó.

Y añadió: “Me acerqué al banco. El gerente me dice que haga la denuncia y así me tomaban el reclamo. Volví a la comisaría, me tomaron la denuncia y volví al banco y expliqué la situación”.

El origen de la estafa

El periodista de policiales Rolando Barbano explicó que se trata de una banda que antes se dedicada a secuestros virtuales y que se sospecha tiene su base en el penal de Bouwer, en Córdoba. “Usan líneas de celulares imposibles de rastrear”, indicó.

Estos delincuentes además abren cuentas bancarias con identidades robadas o con documentos de indigentes a los que les piden el DNI a cambio de unos pocos pesos. Por ello es muy difícil llegar a ellos y desbaratar la estafa.

La cuenta utilizada para recibir la transferencia de Juan Pablo, según le dijeron en su banco a la víctima, es de Río Cuarto, Córdoba.

Para Juan Pablo, “lo bueno de todo esto es poder hacerlo público y que no le pasa a más gente”.

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