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La Mañana justicia

Insólito: pasó de víctima a acusado por tener un arma

Fue estafado y, como asistió armado a la audiencia, le formularon cargos.

Carolina Diocare

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NEUQUÉN

En tan sólo cinco horas un hombre de 54 años pasó de presentarse a una audiencia como víctima de una estafa a estar sentado en el banquillo de los acusados. Es que no tuvo mejor idea que concurrir con una pistola semiautomática cargada con 10 cartuchos, para lo que no tenía autorización.

La secuencia ocurrió ayer por la mañana, en la sala de audiencias de calle Yrigoyen 175. Allí, apenas cruzó la puerta de ingreso, el detector de metales lo delató al activar la alarma.

De inmediato, el personal policial ubicado en el lugar le solicitó que entregara todos los elementos metálicos que tuviera, por lo que el hombre comenzó a sacar de entre sus cosas una lapicera, un juego de llaves y credenciales que lo habilitaban a tener armas.

Sin embargo, el estafado esperó hasta último momento para entregar el arma de fuego que llevaba en la cintura. Incluso, el pedido de los uniformados fue reiterado, según indicó la fiscal que lo acusó por la portación del arma.

Finalmente, sacó de su ropa la pistola y la entregó voluntariamente al personal policial.

Una vez saldada la situación, asistió a la audiencia en la que formaba parte de una de las tres víctimas que fueron estafadas por un santiagueño que reside en Cipolletti (ver aparte).

10 cartuchos tenía el arma que llevó a la audiencia. El damnificado se presentó a la audiencia con una pistola semiautomática calibre 22, apta para el disparo y cargada. Tras ser detectada por el sensor de metales, la entregó.

Acusación por el arma

Luego, cerca de las 14 y tras una pericia balística practicada al arma, se comprobó que estaba cargada con diez cartuchos y era apta para el disparo.

Al respecto, la fiscal Inés Novoa señaló que si bien el hombre tenía la habilitación de tenencia de armas, no poseía la de portación, por lo que la pistola no podía estar cargada.

Durante la audiencia se indicó que la víctima, luego devenida en acusado por portación ilegal de arma de fuego sin la debida autorización, no tenía antecedentes.

La secuencia quedó grabada en la filmación de seguridad de la oficina judicial y, como el arma fue entregada de manera voluntaria, se lo consideró un atenuante.

El juez Diego Piedrabuena avaló el pedido y acusó al hombre. La defensa, encabezada por Alfredo Ferreira, no se opuso.

Al terminar el día, el neuquino logró obtener una compensación económica por ser estafado en 2014, pero terminó, paradójicamente, con una causa penal en su contra.

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