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La amiga de la infancia: "No encuentro consuelo, esto es una pesadilla"

Lorena, amiga de la infancia de María Marta Toledo, lamentó haberle presentado a Juliana, la pareja del acusado del crimen.

Lorena fue la primera amiga de María Marta Toledo o Martu, como le decían allá en su Córdoba natal a la arquitecta que fue asesinada el miércoles 29 de julio, en inmediaciones del río Neuquén, en Centenario, y cuyo cuerpo fue encontrado el viernes 31 en un canal de riego.

Cuando María Marta desembarcó en Neuquén, se reencontró con Lorena, que vive en Cipolletti, y ella fue quien le presentó a su grupo de amigas, entre las cuales estaba Juliana, la esposa de Fabián Lucini, el hombre que está acusado del femicidio.

“Nos conocíamos desde los 7 años porque crecimos juntas en Córdoba. El negocio de mi papá estaba debajo del departamento de ella, así que todos los días jugábamos juntas y hacíamos las tareas de la escuela. No distanciamos en la secundaria porque fuimos a colegios distintos y nos reencontramos terminando la universidad”, recordó Lorena a LMN.

“Ahora tengo un vacío en el alma que no sé cómo voy a poder sanarlo. Era la tía Martu para mí y mis amigas”, explicó la cordobesa que está en la región desde hace más de una década.

“Me siento culpable, sé que no lo soy, pero no puedo con ese dolor porque yo fui la que le presentó a todo el grupo de amigas cuando ella llegó a Neuquén, entre las cuales estaba Juliana (la pareja del hombre acusado del crimen)”, explicó Lorena, que estuvo en la marcha que se realizó el jueves en Centenario.

Fabián Lucini (acusado del femicidio) junto a María Marta y Juliana durante una de las tantas reuniones que compartieron.
Fabián Lucini (acusado del femicidio) junto a María Marta y Juliana durante una de las tantas reuniones que compartieron.

Fabián Lucini (acusado del femicidio) junto a María Marta y Juliana durante una de las tantas reuniones que compartieron.

Respecto de la relación que entabló María Marta con Juliana, Lorena detalló: “Lamentablemente tuvo mucha afinidad con Juliana, que vivían a tres cuadras del departamento de ella. Juliana se alejó del grupo de amigas por un montón de actitudes del marido (Fabián Lucini), que no era buena persona y nunca me dio buena espina”, reveló la mujer.

A la relación entre Juliana y Lucini la describió como enfermiza. “Iban y venían en su relación y eso no era ni bueno ni sano. El tipo era manipulador. En una ocasión le dije a Juliana ‘hasta acá llegamos’, porque él no iba con mis valores. Juliana se ofendió y se alejó de mí y de mis amistades. Solo María Marta quedó como contacto con ella y en la pandemia, por cercanía, se juntaba más seguido con ellos”, explicó la amiga de la infancia.

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Una mujer luminosa

Lorena describe a María Marta como una mujer luminosa. “Hacía mucha meditación y le gustaba indagar en cuestiones metafísicas, eso de las energías. Por eso decíamos que era una mujer muy luminosa. Ella nos enseñó a todas a indagar más allá de las cosas, por eso no podemos creer que no lo haya percibido a Lucini”, advirtió Lorena.

“¿Cómo pudo ser que este manipulador maldito la engañara? –se pregunta, y responde –Un trabajo muy fino le deben haber hecho. Porque él era un mitómano que armaba con palabras un mundo y vivía en el departamento de su pareja y usaba la camioneta del suegro. No tenía nada. Si María Marta cayó, fue por generosa”,

“Saber que fue Lucini solo confirma una suerte de presagio que tenía sobre él”, aseveró.

Respecto del femicidio, la mujer comentó: “Cuando me confirman que apareció muerta, no lo podía creer. Por tres noches no pude dormir. Todavía no encuentro consuelo, no lo puedo digerir, es una pesadilla”, describió.

El recuerdo

En su memoria y en su corazón, Lorena atesora cada uno de los momentos que vivió con María Marta, pero en particular las noches en que se quedaban acostadas juntas y se dormían charlando.

“Desde chiquitas lo hacíamos y de grandes también. Cuando llegaba Martu a casa, mi marido se dedicaba a otra cosa porque eran horas y horas charlando. De hecho, mi esposo se iba a dormir a otra habitación y nos dormíamos charlando con María Marta. Esas charlas eran interminables, nos contábamos todo”, añoró Lorena.

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