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La Mañana

La importancia del vínculo afectivo

La columna de Stamateas. Licenciado en Psicología, sexólogo clínico y escritor (www.stamateas.com.ar)

Actualmente somos testigos de muchos problemas de pareja, ya sea por infidelidad, violencia de género o adicciones de diversa índole. Entre los motivos que existen, se encuentra muy arriba en la lista la imposibilidad de construir el vínculo afectivo.

¿En qué consiste el vínculo afectivo?

Cuando alguien reclama “decime que me amás”, el problema nunca es el planteo verbal, sino aquello que no se dice. Si falla el vínculo no verbal, la persona demandará palabras. Pero la cuestión real es lo que no expresamos, por lo que, aunque el otro le diga lo que quiere escuchar, el conflicto no se resolverá.

El problema siempre es lo no verbal, es decir, el vínculo que se arma entre dos personas por el interés sincero mutuo que no precisa de palabras. Por ejemplo, yo no necesito decirle a mi mejor amigo –a quien le presto mi coche– que lo cuide porque lo conozco y confío en él.

En la etapa inicial de toda pareja, por lo general la actitud corporal (de interés) concuerda con lo verbal: “Te amo”, “¡qué bien te ves!”, “me encantás”. La forma en que ambos se acercan y se miran es sellada con lo que se dicen. Más adelante en la relación, ya no requieren de tantas palabras porque el vínculo está armado, basta con una mirada.

El vínculo es el interés sincero por el otro.

Entonces, cuando dos personas se llevan mal, lo que debería recomponerse es la conexión no verbal. Esta no se construye exigiéndole al otro que exprese su amor; tampoco a través de una lista de deseos: “Quiero que me trates con consideración”, “quiero que me escuches”, “quiero que la casa esté ordenada”. Y mucho menos se reconstruye con reproches: “Con todo lo que yo hice por vos...”. Lo cierto es que, si en una pareja no existe interés hacia el otro, es casi imposible reconstruir el vínculo.

¿Cómo podemos reconstruir el vínculo afectivo? Básicamente de dos maneras:

1. Recordando los buenos momentos vividos.

Recordar buenos tiempos nos hace emocionar y revivir lo que sentimos alguna vez. Podemos recordar cómo nos conocimos, o el día de nuestra boda, o el día que nacieron nuestros hijos, todo lo que nos llena de emociones positivas y nos acerca.

Si alguien te preguntara qué cosas te enamoraron de tu compañero/a de vida, muy probablemente tu expresión cambiaría. Uno puede entrenarse en volver a experimentar las situaciones agradables vividas, que toda pareja disfruta en algún momento, y enfocarse en ello para mejorar el vínculo.

2. Recordando los momentos difíciles superados.

Toda pareja y familia tiene que atravesar momentos de tristeza porque son parte de la vida. Pero casi siempre se trata de situaciones que finalmente logramos superar para seguir adelante. Recordar esos momentos revive el interés sincero que tuvimos por él o ella en el pasado, es decir que reconstruye el vínculo deteriorado. Uno vuelve a experimentar el dolor y, a la vez, la alegría de haberlo gastado. Una actitud que nos sana y nos fortalece.

Mucha gente vive con heridas afectivas y va en busca de una solución transitoria. Esa es la razón por la que termina dañándose a sí misma y a los demás. En realidad, no tiene idea de cómo reconstruir el vínculo de interés sincero por el otro: lo que no decimos.

La buena noticia es que, incluso en casos donde parecería que una relación de pareja no tiene vuelta atrás, siempre existe la posibilidad de reconstruir el vínculo. Y más allá de recordar los momentos buenos y los no tan buenos, todos los seres humanos disponemos de una herramienta infalible: el amor.

La sociedad en la que vivimos ha distorsionado el verdadero significado del amor, el cual puede literalmente transformar cualquier situación negativa. Esta es la mejor definición del amor con la que me he topado: amar es dar sin esperar nada a cambio.

En un mundo que se caracteriza por el egoísmo, quien ama de verdad les da a los demás por el mero placer de dar. Y es feliz por haber dado, aunque no haya recibido nada en retribución. Si deseamos reconstruir o fortalecer el vínculo afectivo en la pareja, deberíamos tener muy claro este concepto.

El amor es pura generosidad. Es un ingrediente extraordinario que es capaz de mover montañas, de acercarnos y mantenernos unidos toda la vida, a pesar de nuestras diferencias. Y, sobre todo, de fortalecernos desde adentro.

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