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La Mañana

La película de fin de año

Argentina sigue escribiendo su historia con nosotros en el centro de la escena de las indefiniciones.

Cual ilusión en un truco de magia, una señora me dice en la fila del supermercado, donde ostentaba un carrito hasta el tope: “Hay que ganarle a la inflación”. Como justificando su gran compra antes de cualquier remarcación de precios. Sin embargo, la crudeza de la realidad nos pega cuál cachetazo al decir “no es magia”.

El propio relevamiento realizado por LM Neuquén muestra que los precios de los productos más básicos –más allá de los intentos de programas nacionales que buscaban incentivar un consumo alicaído– aumentaron más allá de la inflación que el Gobierno ha intentado domar en los últimos 70 años y que el mejor económico de los últimos 50 años nunca logró descifrar la fórmula para alcanzar el camino hacia ese objetivo.

Mientras los más optimistas hablan de que cerraremos el 2019 con un IPC anual que rondaría el 55%, en las góndolas los números muestran una realidad distinta. A ello se le suma el descongelamiento gradual de los combustibles –porque el impacto sería aún más negativo si todo es de un solo golpe– y el valor “retenido” del dólar –cepo moderno mediante– para evitar las especulaciones.

“Todos los fines de año son así. Tensos. Difíciles”, me repite una vez más mi madre del otro lado del teléfono tras un comentario de la realidad económica del país. Cual película que volvemos a ver, una y otra vez porque siempre hay un detalle que no recordamos, la Argentina sigue escribiendo su historia con nosotros como protagonistas de las decisiones e indefiniciones de los políticos de turno, como actores de reparto pero con guiones relevantes en la trama.

Y aunque muchos esperemos el gran cambio el 10 de diciembre, aún faltarán varios capítulos.

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