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La PIAP puede ser clave en el nuevo mundo, como el gasoducto

El mundo está en transición. La cadena de suministros energéticos se está reconfigurando. Dejar de importar energía es imperioso.

Vivimos la transición hacia otro mundo. Los suministros básicos para la vida son más caros que hace dos años. El modelo de producción mundial cruje por todos lados.

Los profetas de los bancos y los fondos de inversión discuten cuándo la economía de Estados Unidos entrará en recesión.

Wall Street está deprimida, como hace mucho no se veía. Las empresas valen menos. Se pinchó otra burbuja. La pandemia seguida por la invasión de Rusia a Ucrania (ojalá que la guerra termine rápido) se concatenaron para quebrar el orden global de la cadena de suministros imperante.

Vamos hacia otro mundo. Los efectos del rearmado de las bases para la producción de bienes son inciertos. El proceso está en pleno desarrollo.

La matriz de las fuentes de la comida y la energía del mundo se partió con el terremoto que causó el enfrentamiento de Rusia con la OTAN detrás de la guerra en Ucrania.

El mundo va hacia una configuración desconocida. Algunos analistas anticipan que se desembocará en una nueva guerra fría. En la primera no existía el poderío de China ni sus planes para acrecentarlo a cada paso.

En ese escenario, es más imperioso acelerar el gasoducto de Vaca Muerta y formatear un modelo con costos de los alimentos diferenciados para el consumo interno.

Crisis energética global

Una muestra contundente: los ecologistas alemanes, que disponen de una grandísima influencia en la coalición gobernante desde los primeros tiempos de Angela Merkel, aceptaron un plan oficial que contempla la apertura de plantas generadoras de energía a través de la quema de carbón, que habían sido cerradas en gran parte por presión de los verdes. Con Ucrania de fondo, la postura cambió.

El ministro de Economía y Energía alemán, Robert Habeck, planteó la necesidad de quemar carbón para generar la energía que dejará de proveer Rusia. Alemania cerró las plantas nucleares cuando Merkel acordó una agenda de gobierno con el partido ecologista. Apostó por las energías renovables, pero ante la crisis que se plantó con el corte de las relaciones con Rusia la política energética teutona se flexibilizó en términos ecológicos.

En Argentina, todos los ojos están puestos en la construcción del gasoducto de Vaca Muerta. Debería estar operativo al iniciarse el invierno que viene para posibilitar el ahorro de miles de dólares en importaciones energéticas. La mayoría de los expertos ponen en duda que se llegue con la obra, que aún no fue adjudicada.

Con muchas menos miradas encima, la Planta Industrial de Agua Pesada, de Arroyito, busca la resucción por la vía que sea posible. Ahora, se le abrió una nueva chance en el área para la que fue creada: la fabricación de un insumo clave para la producción de energía nuclear.

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La planta está inactiva desde hace varios años, su situación generó conflictos con los trabajadores desde que decisión levantar el pie del acelerador de la producción. Sin una nueva planta nuclear, su producción no tiene demanda.

Con el nuevo esquema energético global, se abrieron las posibilidades para retormar uno viejo proyecto de construcción de una nueva central nuclear en el complejo Atucha, de la provincia de Buenos Aires.

La tecnología de generación atómica que precisa agua pesada es dominada a la perfección por los expertos argentinos, aunque está en desuso en el mundo. No obstante, las tres centrales argentinas, Embalse y Atucha I y II, funcionan sin incovenientes con la tecnología que presenta un reactor refrigerado con agua pesada.

La posibilidad de la construcción de una central nuclear avanzó muchos casilleros en el escenario energético mundial de la actualidad.

Días atrás, al trascender una idea del gobierno neuquino para reconvertir la producción de la PIAP, la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Adriana Serquis, aseguró que el Plan A para la planta de Arroyito es su reactivación para la producción de agua pesada para abastecer a las centrales nucleares en marcha, en momentos que se está importando ese insumo porque la planta de Arroyito está paralizada desde 2017.

La funcionaria nacional no descartó las propuestas de reconversión del gobierno de Neuquén, pero ratificó que el principal objetivo es reanudar su producción histórica.

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