Un ejemplo el de Dylan Aguirre, cuyas clases se le superponen con la práctica y al principio las seguía desde el piso. El club ya le dio un espacio con escritorio y todo. Un crack. La palabra de su madre orgullosa.
El fútbol es su gran pasión pero también se esmera a más no poder para cumplir en la escuela. Este año comenzó a hacer deporte con la promesa a sus padres de que mantendría sus buenas notas en el colegio. Así fue como una tarde Dylan Aguirre llegó a las instalaciones de Pacífico, se acomodó en el piso y se conectó vía zoom para presenciar las clases de inglés que se le superponen con el entrenamiento en la 2010 del Decano.
La particular situación fue advertida por Cristina, la eficiente secretaria de Pacífico quien con mucha sensibilidad le brindó un espacio confortable, escritorio incluido, para que el nene pueda estar más cómodo y aprender mejor de allí en más.
“La verdad que una como madre está orgullosa de él. Con el papá lo primero que le dijimos que lo principal era preocuparse por estudiar, él naturalmente quería jugar. Nos sorprendió la noticia, no sabíamos que del club le iban a tomar fotos. A veces estudiaba en la vereda y otra veces dentro del auto, así que agradecidos por el gesto", cuenta chocha su mamá Vanesa a LM Neuquén.
Apelando al sentido común su entrenador Fredy Lineares le otorga el permiso para que se sume un rato más tarde, ya que la práctica comienza a las 18.30 y el chico cursa idioma hasta las 19. De esta manera, el joven defensor recién participa de la última hora del ensayo futbolístico, en cuya primera parte sus compañeros ejercitan mientras él le presta atención a la "teacher".
Pero ya un rato antes, a las 18, está en el club Dylan pues sus otros dos hermanos también juegan en el elenco capitalino y uno de ellos, Alan arranca a esa hora (el otro hermano es Erick que practica de 19 a 20). Entonces, a sus padres se les complica ir y venir y todos deben ajustarse y acomodarse a esas circunstancias.
Dylan es hincha de River y asiste a la escuela 4 del barrio Copol. Y refuerza sus estudios con la enseñananza que le brinda un Instituto de Alta Barda.
"Le va bien, es buen estudiante, trata de esforzase mucho. Pero además es un buen hijo, es excelente. Le inculcamos que estudie pero también que disfrute de jugar que es lo que ama. Es defensor y empezó en abril", comenta su progenitora mientras a su lado su pequeño pronuncia las palabras en otro idioma. "I'am Dylan Aguirre...".
"Apoyarlo a lograr todos sus propósitos es nuestro rol", resume Vane, la mamá del protagonista de esta ejemplar historia, que conmovió a todos en Pacífico.
Y sí, la verdad es que Dylan merece un 10. ¡Un crack! ¡Number one!
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