La pelea entre Evo y el presidente Arce, en el centro de la crisis. Qué papel jugó el general golpistas y las dudas sobre lo ocurrido.
La crisis política de esta semana en Bolivia, con un “fallido” intento de golpe militar que duró sólo tres horas, es producto de los problemas económicos y sociales que enfrenta el país y, especialmente, de la feroz interna entre el presidente Luis Arce y su rival Evo Morales.
Ambos pertenecen al partido gobernante, Movimiento al Socialismo (MAS), y se disputan el fervor popular y la candidatura a las elecciones presidenciales del año próximo.
Esto ocurre en medio de un severo deterioro de la economía boliviana y con un intento del gobierno por dar un giro en su política para obtener cierta recuperación, pero llevando adelante reformas que golpean en las su identidad política.
A continuación, cinco claves que describen el escenario actual.
1- La pelea Arce-Evo
Desde el año pasado, cuando Evo Morales lanzó su candidatura desde una fracción del MAS para las elecciones nacionales previstas para agosto del 2025, comenzó una fuerte fricción con el presidente, Luis Arce.
El actual mandatario se opone a que Morales encabece la lista oficial, argumentando que legalmente no puede hacerlo porque ya gobernó dos períodos consecutivos como marca un fallo de la Corte Suprema.
En el fondo, Arce no quiere porque considera que la figura de Evo está muy deteriorada y su candidatura sólo beneficiará a la oposición, quien se fortaleció en los últimos meses.
La pelea fue creciendo y está paralizando al país. No sólo hicieron congresos separados, sino que desde ambos lados surgen fuertes críticas hacia el otro.
Evo está jugando a debilitar el gobierno de Arce, envuelto en una preocupante crisis económica, con manifestaciones, cortes de ruta y paros. Incluso dijo que habrá “convulsión” social si lo inhabilitan.
Arce acusa a Evo de llevar adelante "un boicot económico"
Estas medidas afectaron la economía doméstica e hicieron subir los precios de los productos de primera necesidad.
La facción de Morales ha bloqueado en el Congreso las iniciativas de Arce y varios proyectos que ayudarían a la economía están pendientes del aval legislativo.
Arce, por su parte, acusa a Evo de llevar adelante un “boicot económico” y de confabular con la oposición de centro y de derecha para “acortar” su mandato.
La ministra de la Presidencia, María Nela Prada, aseguró que el ex mandatario boliviano está dispuesto a bloquear la economía y a convulsionar el país “con tal de garantizar su candidatura a las buenas o a las malas”.
2- Una crisis económica creciente
Desde hace ya un año el país se enfrenta a un cuadro macroeconómico complejo por varios motivos, entre ellos el agotamiento de sus reservas internacionales y el deterioro de la balanza comercial.
El Banco Central de Bolivia (BCB) cifró el pasado enero en 1.700 millones de dólares las reservas, cuando hace diez años llegó a tener alrededor de 15.000 millones de dólares.
A eso se suma el descenso de las ganancias obtenidas por las exportaciones de gas natural, lo que redujo sus ingresos en divisas y agravó la escasez de dólares.
Bolivia enfrenta una caída en sus reservas y una fuerte escasez de dólares
Los yacimientos bolivianos se han ido agotando y, después de años en los que los que la renta por las exportaciones de gas cimentaron el crecimiento sostenido y la reducción de la pobreza durante la presidencia de Morales, el país empezó a importar más combustibles del que exporta.
Con este cuadro, la escasez de dólares se acentuó. Desde principios de años suele haber largas filas frente a los bancos y casas de cambio para obtener divisas. Hay que tener en cuenta que hay una gran parte de la economía boliviana cuentapropista y por lo tanto necesitan dólares.
En Bolivia rige un tipo de cambio fijo establecido por las autoridades. El gobierno, buscando contener la crisis, comenzó a suministrar dólares sólo bajo demanda. Esto fue paralizando la producción.
En forma paralela comenzó a faltar combustible, que está subsidiado. Para evitar las aglomeraciones en las estaciones de servicio, Arce lanzó a los militares a la calle para controlar la venta, lo que fue criticado por Evo.
3- El alzamiento militar
El líder de la insurrección militar es el general Juan José Zúñiga, jefe del Ejército y un aliado del presidente Arce, que hasta ahora había acompañado sin cuestionamientos al mandatario.
Su exposición pública comenzó el lunes pasado, cuando opinó sobre Evo ante un canal de televisión local. Dijo que el expresidente está inhabilitado legalmente para las presidenciales del año próximo, he incluso advirtió que podría detenerlo “si el caso amerita”.
Evo salió rápido a cuestionarlo y a pedir su destitución. Hizo hincapié en que era un militar inmiscuyéndose en cuestiones políticas, un tema sensible para Bolivia y toda Latinoamérica.
Esto dejó mal parado a Arce, que recibió presiones de varios costados, incluso de otros países de la región, para destituir a Zúñiga.
Según cuenta La Razón de Bolivia, ya se había convenido con Zuñiga su desplazamiento, algo que se logró en buenos términos.
El alzamiento duró sólo tres horas y Zuñiga acusó a Arce de "deslealtad"
Pero el militar apareció este miércoles a las 14.30 frente a la Casa de Gobierno con un destacamento y una tanqueta, al viejo estilo golpista de los años 70. Sólo duró tres horas el supuesto levantamiento.
“Los militares estamos molestos. No puede ser que la lealtad de los comandantes se pague con deslealtad. Hemos venido a manifestar nuestra molestia”, dijo Zuñiga. A las 17.30 se retiró.
El militar fue reemplazado, lo mismo que los jefes de las otras armas, y Arce lo acusó de llevar adelante un intento de “golpe de Estado”. Ahora está detenido y será juzgado por sedición.
El presidente Arce tuvo el respaldo popular que buscaba, con miles de manifestantes aplaudiendo su gestión.
4- Dudas sobre el golpe
La forma en que se desarrolló el supuesto intento de golpe, más las declaraciones del propio Zuñiga, ponen en duda de que se haya tratado realmente de un golpe de Estado.
Una vez detenido, Zuñiga sostuvo que todo se trató de un armado del propio Arce para recobrar la popularidad que estaba perdiendo.
“El día domingo, en el colegio La Salle, me reuní con el Presidente y me dijo que ‘la situación está muy jodida y que va a ser crítica, entonces, es necesario preparar algo para levantar mi popularidad. Le pregunto¿sacamos los blindados? Y me dice ‘sacá’. Entonces el domingo en la noche los blindados comienzan a bajar, del regimiento de Achacachi”, afirmó el exjefe militar.
Esto hizo estallar todo tipo de cuestionamientos, especialmente del sector de Evo Morales, quienes acusaron a Arce de buscar la complicidad de los militares y sacar “los blindados” para “levantar” su popularidad.
César Dockweiler, uno de los principales dirigentes del ala de Evo, denunció que la asonada fue un “autogolpe” para “fortalecer” a Arce en medio de una crisis económica.
En la misma línea opinó el diputado Héctor Arce Rodríguez, también del sector opositor del MAS, que calificó el hecho de “show montado entre Zúñiga y Arce”.
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