El polémico Robert F. Kennedy Jr. revela cómo la droga lo ayudó en sus estudios, aunque lamenta la década de adicción que definió su vida.
Robert F. Kennedy Jr. (RFK Jr.), conocido por su postura antivacunas y por ser candidato al cargo de Secretario de Salud en la administración de Donald Trump, reveló detalles impactantes sobre su lucha contra la adicción a la heroína durante una conversación en el pódcast Shawn Ryan Show.
Allí, el político confesó que la heroína desempeñó un papel inesperado en su éxito académico durante su juventud, aunque lamentó profundamente su adicción, que lo acompañó por más de una década.
RFK Jr. relató que su consumo de drogas comenzó a los 15 años, en un momento de caos personal tras el asesinato de su padre, el senador Robert F. Kennedy, en 1968. La tragedia familiar y el ambiente tumultuoso de su hogar lo empujaron hacia las drogas.
Al principio, consumió LSD y metanfetamina en una fiesta, pero rápidamente su adicción progresó, llegando a la heroína, su "droga de elección". A pesar de los riesgos, admitió que las sustancias le ayudaron a mejorar su desempeño escolar, aunque a un costo emocional y personal altísimo.
De la adicción a la sobriedad
Durante los 14 años en los que estuvo atrapado en el consumo de drogas, RFK Jr. sintió que las sustancias le otorgaban una capacidad sobrehumana para sobresalir académicamente. "Me iba muy mal en la escuela hasta que empecé a consumir narcóticos y me convertí en el mejor de la clase", explicó, sugiriendo que, en retrospectiva, probablemente habría sido diagnosticado con un trastorno de déficit de atención.
En su mente, los narcóticos actuaban como una forma de "automedicación", que le permitió enfocarse y lograr un rendimiento académico sobresaliente. Sin embargo, este comportamiento ocultaba el vacío emocional que se apoderaba de su vida, ya que las drogas no solo arruinaron sus relaciones, sino que también lo llevaron a perder el control sobre su vida.
La espiral descendente de su adicción lo llevó a ser arrestado por posesión de heroína en 1983, un evento que marcaría el comienzo de su lucha por la sobriedad. A partir de esa experiencia, RFK Jr. inició un proceso de recuperación, el cual finalmente lo sacó del ciclo destructivo de adicción en el que se encontraba. A pesar de los avances en su vida personal, la tragedia de perder a su hermano David por sobredosis a los 28 años es un recordatorio doloroso de los peligros asociados con las drogas.
Un polémico defensor de la salud pública
El salto de RFK Jr. del mundo de la política y las luchas personales a la defensa de la salud pública ha generado controversia. Nombrado por Donald Trump como candidato para la Secretaría de Salud, el político ha defendido diversas posturas extremas en materia de salud. Entre sus propuestas más polémicas se encuentra la defensa del consumo de leche cruda y agua no tratada con floruro. Además, a pesar de su imagen de defensor de la comida saludable, recientemente fue fotografiado en un evento con Trump y otros aliados disfrutando de una comida de hamburguesas y papas fritas en McDonald's, acompañados de Coca-Cola, lo que ha sido interpretado como una contradicción a sus discursos anteriores sobre la salud.
RFK Jr. sigue siendo una figura polarizadora, con un pasado que lo coloca como un ejemplo de lucha personal contra las adicciones, pero cuyas opiniones sobre salud pública continúan siendo cuestionadas. El Senado deberá decidir si aprueba o no su nombramiento como Secretario de Salud, un cargo clave para influir en las políticas de bienestar de Estados Unidos. Mientras tanto, su historia de adicción y recuperación sigue siendo una parte importante de su vida, que resalta las complejidades de su persona y de las políticas que defiende.
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