La investigación del asesinato de David Peregrino y su mujer apunta a una historia de estafas en Mallorca.
El brutal crimen del famoso chef español David Peregrina y de su mujer, Erika da Silva Santos, conmovió a la población de la paradisíaco Porto Seguro, en Bahía, pero al mismo tiempo destapó el oscuro pasado de este emprendedor, elogiado por sus platos.
La vida que llevaba en Brasil, donde tenían un restaurante exclusivo en un lugar de ensueño, era muy diferente a la que tuvo en Mallorca, su ciudad natal.
La investigación que comenzó a realizar la policía brasileña permitió revelar un pasado que había enmascarado con su nueva pantalla gastronómica.
El hombre era buscado por estafas reiteradas y ahora la principal hipótesis del crimen apunta hacia ese costado oculto de David.
El crimen
La pareja vivía en un paraje soñado en Brasil. Peregrina tenía 53 años y su pareja brasileña, 38. El 24 de noviembre pasado ambos fueron ejecutados a balazos en su restaurante “Ilha dos Ribeirinhos”, ubicado a orillas del río Buranhém, en una zona selvática a la que solo se puede acceder por vía fluvial.
A él lo encontraron en la cocina, en calzoncillos. Tenía tres balazos disparados a quemarropa: uno en la espalda y dos en el pecho.
Ella, al parecer, se estaba bañando y saltó desnuda del primer piso con la intensión de huir, pero la alcanzaron en el jardín y la mataron de un tiro en la cabeza.
En la isla no había nadie más. Tenían un hijo de 21 años, pero ese día estaba en la casa de la abuela materna. De todas maneras, alguien vio que pasaba algo raro y llamó a la policía, que tuvo que llegar al lugar en un barco de la Marina.
Los sicarios no tocaron nada en el lugar. No se llevaron dinero ni objetos de valor. Sólo fueron a ejecutarlos, con saña.
Un lugar de ensueño
El restaurante está en un lugar de difícil acceso. Los clientes sólo podían llegar en lancha después de un paseo por el río desde Porto Seguro.
La pareja ofrecía una gastronomía española en un ambiente muy íntimo y selecto, con un paisaje bello. Sólo permitían 20 personas en el lugar, previa reserva.
Ofrecían paella de mariscos frescos, pescado maridado con vino blanco, champán o caipirinha. Los cobraban muy bien. En medio de la selva, el negocio iba creciendo.
Incluso habían hecho planes para incorporar socios inversores y construir búngalos. Pensaban obtener unos dos millones de euros vendiendo parte del terreno.
La historia oculta
Sus amigos y la gente de la zona están conmocionados. No pueden entender qué pasó con esta pareja tan amable, correcta y refinada para que terminara asesinada a sangre fría.
Lo que ahora se supo es que Peregrina estaba prófugo de la justicia española. En 2012 había sido condenado por estafa a 6 años de cárcel en Palma de Mallorca, pero nunca fue preso.
El diario El Mundo de España cuenta que Peregrina fue encontrado culpable de “estafa, apropiación indebida y falsedad documental”.
El caso tuvo ribetes de escándalo en su momento y fue tapa de varios diarios españoles durante un largo tiempo. Se trató de un grupo de estafadores que, en 2003 y 2004, utilizaron “hipotecas fantasmas” para quedarse con 2.000.000 de euros.
Peregrina era el cabecilla y había ideado la operación, que consistía en entregar falsos préstamos hipotecarios, aprovechando que en ese momento era director de una sucursal del banco Caixa Rural en Muro, Mallorca.
El Mundo explica que “la mayoría de acusados, casi todos ellos jóvenes que aceptaron firmar falsas hipotecas a cambio de una modesta suma de dinero (en torno a mil euros), fueron condenados a penas menores”.
Pero no fue el único caso en el que Peregrina se vio involucrado. Más tarde, como gerente de un restaurante de Palma, se apropió de otros 200.000 euros.
Peregrina huyó de España y recaló en Brasil. Si bien la policía sospechaba que estaba en el país sudamericano, nunca avanzó con la investigación y la causa proscribió con el tiempo.
En 2008, un año después de la condena, Peregrina se estableció en Porto Seguro, que es un paraje ideal para pasar desapercibido.
Se cree que el dinero que obtuvo de las estafas le sirvió para comprar la pequeña isla y construir el restaurante. Claro que la adquisición la hizo la mujer, para que él no figurara en los papeles.
El plan funcionó perfecto y tenían una vida plena. Pero el destino llegó con los sicarios, que no tuvieron piedad de la pareja.
Ahora resta saber quién ordenó los asesinatos, un misterio que posiblemente nunca se resuelva.
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