Varios países activaron alertas diplomáticas y de seguridad. "Si se nos impone un conflicto, atacaremos todas las bases estadounidenses en la región”.
Israel confirmó el lanzamiento de una operación militar preventiva contra instalaciones vinculadas al programa nuclear iraní. El operativo, denominado León Ascendente, fue anunciado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien señaló que el objetivo fue “el corazón del programa de armamento nuclear de Irán” y que la ofensiva continuará “durante los días que sean necesarios”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel informaron que decenas de aviones atacaron múltiples objetivos militares y científicos. Entre ellos, señalaron centros asociados al enriquecimiento de uranio y a la producción de misiles balísticos. Netanyahu sostuvo que “en los últimos años Irán produjo suficiente uranio altamente enriquecido para nueve bombas atómicas”, y que si no se interviene, “podría desarrollar un arma nuclear en menos de un año”.
Tras la ofensiva, el gobierno israelí declaró el estado de emergencia en todo el país. Se suspendieron clases, actividades sociales y laborales no esenciales. El Ministerio de Transporte anunció el cierre del espacio aéreo y pidió a la población no concurrir al aeropuerto Ben Gurión. En Jerusalén, las sirenas sonaron durante la madrugada y los ciudadanos recibieron alertas en sus teléfonos móviles.
La agencia estatal IRNA informó sobre explosiones en distintos puntos de Teherán, aunque el gobierno iraní emitió un parte oficial sobre víctimas o daños estructurales. No obstante, voceros del régimen anticiparon que la respuesta incluirá el uso de misiles y drones. “Si se nos impone un conflicto, atacaremos todas las bases estadounidenses en la región”, declaró un funcionario iraní.
El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, advirtió que su país “espera un ataque con misiles y drones contra la población civil en el futuro inmediato”. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo del conflicto, y se han activado medidas preventivas en diversas embajadas y bases militares extranjeras.
La posición de Estados Unidos
Estados Unidos emitió un comunicado oficial en el que aclaró que no participó en los ataques israelíes y que se trató de “una acción unilateral”. El secretario de Estado, Marco Rubio, señaló que la principal preocupación de Washington es la protección de su personal en Medio Oriente. “Israel informó que cree que esta acción era necesaria para su autodefensa. Nosotros no participamos en ataques contra Irán”, indicó.
La administración estadounidense ordenó reducir al mínimo su personal diplomático en países de la región. Se retiraron funcionarios de la embajada en Bagdad, Irak, y se autorizó la salida del personal no esencial en Bahréin y Kuwait. Además, el secretario de Defensa habilitó el retiro voluntario de familiares de militares desplegados en zonas cercanas al conflicto.
Por su parte, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, inició contactos diplomáticos con sus pares del G7 para evitar una escalada mayor. Desde Ottawa, donde se desarrolla la cumbre del grupo, pidió prudencia y reforzó las recomendaciones para ciudadanos británicos que residen o viajan por Medio Oriente.
El embajador de Israel en Estados Unidos, Yechiel Leiter, declaró que su país “no busca un final rápido” y que el objetivo es neutralizar la amenaza que, según su gobierno, representa el programa nuclear iraní. En declaraciones a medios norteamericanos, afirmó que “el régimen iraní ha dado pasos concretos para convertir uranio enriquecido en armas”, y comparó al líder supremo de Irán con el régimen nazi.
Desde Teherán, fuentes gubernamentales consultadas por agencias internacionales no descartaron que la respuesta pueda extenderse más allá del territorio israelí. Las negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, previstas para continuar esta semana en Omán, se encuentran suspendidas, y no hay confirmación oficial sobre su reanudación.
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