Una denuncia vecinal permitió el terrible descubrimiento. Los encontraron en condiciones extremas. Los estremecedores detalles que brindó la policía.
Un operativo policial reveló una situación alarmante: tres hermanos vivían encerrados en una casa rural sin contacto con el mundo exterior. El hallazgo se produjo a raíz de una denuncia vecinal que alertó sobre la falta de movimiento y sonidos en la vivienda.
La intervención tuvo lugar hace unos días en la localidad de Oviedo, España, luego de un vigilancia que se desarrolló durante dos semanas, donde la policía monitoreó discretamente el lugar hasta reunir pruebas que justificaran el ingreso.
El interior de la casa confirmaron todas las escalofriantes sospechas. Los agentes encontraron a los menores —dos gemelos de 8 años y otro nene de 10— en condiciones que generaron un fuerte impacto: llevaban pañales, usaban barbijos dentro de la casa y estaban rodeados de basura.
Además, se constató que la vivienda no contaba con ventilación ni señales visibles de actividad. Solo el padre figuraba empadronado, lo que dificultó cualquier tipo de control o seguimiento institucional.
El caso fue descrito por la prensa local como “la casa de los horrores”. En el operativo también se detectó la presencia de una gran cantidad de medicamentos, lo que generó preocupación adicional sobre el tratamiento que recibían los niños.
Padres detenidos y cargos múltiples
La justicia española ordenó prisión preventiva para ambos progenitores. Se trata de un hombre alemán de 53 años y una mujer de 48 con doble nacionalidad alemana y estadounidense. Ambos fueron imputados por violencia doméstica, maltrato psicológico habitual, abandono de menores y presunta detención ilegal.
Los primeros informes señalan que los niños no asistían a ninguna escuela y no existía evidencia concreta de que hubieran recibido educación en el hogar. Se comunicaban en inglés y mostraban un comportamiento que indica una vida enteramente recluida. Tras el operativo, fueron trasladados a un centro de menores, donde permanecen bajo tutela del Estado mientras profesionales de la salud evalúan su estado físico y emocional.
Uno de los momentos que más conmovió a los rescatistas fue la reacción que tuvieron los niños al salir por primera vez: tocaron el pasto como si nunca lo hubieran hecho antes. Esa imagen se convirtió en símbolo del aislamiento al que fueron sometidos durante al menos cuatro años.
Hipótesis, antecedentes y silencios del entorno
La investigación intenta reconstruir los motivos detrás de esta situación. Una de las líneas apunta a un miedo extremo al contagio como secuela de la pandemia, aunque no se descartan otras motivaciones, como creencias extremistas o trastornos psiquiátricos. No existían antecedentes penales ni registros de intervenciones previas en la vivienda, lo que genera cuestionamientos sobre el funcionamiento de los mecanismos de control y protección infantil.
Vecinos consultados por medios españoles expresaron sorpresa y consternación por el encierro. Afirmaron que la casa parecía deshabitada y que nunca se escuchaban voces ni se veían movimientos. El hecho de que solo el padre estuviera registrado oficialmente pudo haber facilitado el ocultamiento durante años.
El caso se encuentra en etapa preliminar, y los próximos días serán claves para determinar no solo las responsabilidades penales, sino también las eventuales omisiones institucionales. Mientras tanto, los menores continúan bajo observación profesional, en un intento por reparar años de encierro forzado y recuperar parte de su infancia perdida.
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