Un hombre cercano al Papa recuerda su vínculo personal con el sumo pontífice, destacando su humanidad, sencillez y el profundo cariño compartido.
En el corazón de Roma, donde la historia y la fe se entrelazan con cada paso que se da por sus adoquinadas calles, Gonzalo, un argentino que lleva 21 años viviendo en la ciudad, despide al papa Francisco. A simple vista, es solo una de las muchas personas que han llegado hasta el Vaticano para rendir homenaje a quien fuera su líder espiritual.
Sin embargo, para Gonzalo, este adiós tiene un significado profundamente personal. Más allá del título de sumo pontífice, Francisco fue para él un amigo cercano, un hermano que entendía la simpleza y calidez de la vida cotidiana.
El amigo del Papa dejó ver no solo las emociones que atraviesa al enfrentar la partida de su amigo, sino también el significado de este hecho que trasciende las fronteras del Vaticano y llega hasta el rincón más profundo de la Argentina.
"Yo estos días que falleció el Papa, pensé que todo lo que viví con él, voy a hacer como María, me lo voy a guardar en el corazón", comenzó el argentino, con tono nostálgico, en LU5 en la cobertura de Gipsy Lavin desde el Vaticano. "Porque viví muchas cosas con Jorge, así lo llamaba yo".
En sus palabras, la figura del Papa Francisco no fue un líder espiritual, sino un amigo entrañable, con quien compartió momentos de cercanía y confidencia.
Cómo fue su relación con el papa Francisco
El vínculo entre Gonzalo y Jorge Bergoglio comenzó de una manera tan inusual como entrañable. En un gesto de cariño y admiración, Gonzalo le escribió una carta a Francisco, sin saber que esa simple acción desencadenaría una serie de eventos que marcarían su vida.
"Se la dejé en el buzón de San Pedro", recordó. "Él la leyó y me llamó", contó. Así, una simple carta se transformó en un lazo directo, casi familiar, entre un fiel y el Papa. En ese primer contacto telefónico, Gonzalo fue recibido por una voz cálida que le dijo: "Hola Gonzalo, soy Bergoglio".
La sorpresa fue tan grande que Gonzalo, sin pensarlo, exclamó: "¡No puedo creerlo, me llamaste!".
A lo largo de los años, ese primer contacto telefónico se fue convirtiendo en algo mucho más cercano. Como si la distancia de la fama y el poder no existieran, Gonzalo y su familia vivieron momentos personales con el Papa que pocos podrían imaginar.
"Una vez le preparé empanadas, se las traje y él se las llevó. Cenó mis empanadas", relató.
Pero la conexión no se limitaba a la comida o a las conversaciones personales. La humanidad de Francisco brillaba en esos pequeños gestos que para Gonzalo reflejaban la sencillez y la cercanía que caracterizaban al Papa. "Bendijo la panza de mi mujer cuando estaba embarazada de Diego", contó, como si estuviera relatando una anécdota cotidiana entre amigos.
Esos gestos de cercanía, ese trato personal, eran lo que más destacaba Gonzalo al hablar de Francisco. "El Papa era una persona que te mira y ya sabía quién sos", dijo a LU5, resaltando el don de humanidad que poseía Francisco.
Sin embargo, lo que más impacta en las palabras de Gonzalo es la forma en que describe la relación con el papa Francisco, sin adornos, sin filtros. "Yo lo trataba como un amigo. Siempre lo llamaba Jorge. Era un tipo sencillo, que tomaba el colectivo, tomaba mate, un argentino más", aseguró.
Para Gonzalo, la figura del Papa trascendió la política, las declaraciones sobre la paz mundial o conflictos bélicos. "El Papa es mucho más que eso. Es un argentino normal que llegó a un puesto de privilegio, pero siguió siendo el mismo", explicó.
Adiós a un amigo
La despedida de Francisco tiene para Gonzalo una carga emocional que va más allá del respeto que se le debe al líder de la Iglesia Católica. "Para nosotros, como familia, es como despedir a un amigo. Yo le decía la última vez que lo vi aquí: 'Jorge, te estás cagando de calor acá', y él me respondió: 'Uh, no sabés cómo estoy, me estoy muriendo de calor'. Así nos tratábamos, de esa forma tan natural", recordó.
Gonzalo, junto a su esposa, hicieron la fila para despedir a su amigo. "Hace más de una hora que estamos aquí, y creo que estaremos un poco más, pero no sé, lo vivo distinto. Yo no vengo a despedir a un Papa, vengo a despedir a un amigo", resaltó, mientras señalaba con emoción que esa cercanía que tuvo con Francisco es algo que no muchos pudieron experimentar.
En la despedida al Papa Francisco, la esposa de Gonzalo también compartió sus pensamientos sobre la figura del sumo pontífice. "Para mí también fue muy fuerte lo que vivimos con él", dijo.
"Yo siempre pensé en el papa Francisco como el Papa más simple de todos los tiempos. Y con su simpleza, era una persona normal, pero que decía las cosas en el momento justo, cuando tenía que decirlas". En su reflexión resaltó una de las características más admiradas del papa: "Su capacidad de comunicar, de ser firme cuando era necesario, pero también de ser dulce en los momentos adecuados, un equilibrio que dejó una huella profunda en todos quienes lo conocieron".
Así, la despedida de Francisco se convierte en un momento de reflexión y emoción para aquellos que lo conocieron más allá de su rol religioso. Para Gonzalo, un hombre común que vive su vida en Roma junto a su familia, Francisco fue un amigo, un hermano que lo acompañó en los momentos más simples y, a la vez, más trascendentes de su vida. Y ahora, Gonzalo sabe que lleva en su corazón los recuerdos de un hombre que, pese a ser el Papa, nunca dejó de ser, ante todo, un argentino más.
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