Las islas artificiales de Dubái: proyecto faraónico y fracaso comercial
Son unos 300 islotes que costaron 12.000 millones de dólares. Terminaron abandonados por los millonarios.
El faraónico proyecto arquitectónico de las 300 islas artificiales que inició hace dos décadas el jeque de Dubái, Mohamed bin Rashid Al Maktoum, no tuvo mucho éxito, pese a una inversión millonaria que buscaba posicionar en el ámbito internacional al poderoso emirato del Golfo Pérsico.
Dentro de un plan mayor, la monarquía había lanzado en 2003 un ambicioso proyecto llamado “The World” (El Mundo), que consistía en un archipiélago de pequeñas islas que recreaban la forma de los siete continentes tal como se distinguen en los mapas.
Se destinaron 12.000 millones de dólares para su construcción, y cantidades exorbitantes de arena y piedra para poder levantar artificialmente las islas sobre la costa de Emiratos Árabes Unidos.
Las propiedades estaban destinadas a los multimillonarios del mundo
Apuntaban a exclusivas propiedades destinadas a los súper ricos del mundo y se esperaba que a esta altura estuvieran llenas de hoteles y viviendas de lujo. Nada de eso sucedió. Hubo una tímida compra al principio, pero luego se estancó.
Sólo nueve de las islas comenzaron a tener cierta actividad, mientras que la mayoría enfrenta el problema de la erosión ante el avance del mar: muchas fueron perdiendo entre 10 y 40 centímetros de superficie.
El portal web Top Luxury consideró que se trató del “mega proyecto más inservible del mundo”. “Ninguno de los planes previstos se realizó todavía. Tal como están las cosas, las islas que conforman ‘El Mundo’ están en su mayoría desiertas, son unos sectores de arena vacíos”, señaló.
El jeque que busca cambiar el país
Mohamed bin Rashid Al Maktum es jeque de Dubái, pero también Ministro de Defensa y Vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos. Fue coronado en 1995 y desde ese momento buscó transformar la cara de la monarquía árabe e insertar los emiratos en el plano internacional.
Fondos no le faltaban ya que la federación de emiratos tiene un enorme poder económico gracias al petróleo.
Mohamed estudió en la Bell English School de Cambridge y allí descubrió la rica arquitectura europea. “Cuando regresé a mi país yo quería hacer ciudades con caminos como en Europa, eso no lo teníamos antes”, sostuvo en una entrevista con la BBC hace ya unos años.
De hecho hizo construcciones que llamaron la atención internacional. Por ejemplo un centro de esquí indoor, jardines selváticos en el desierto y varios de los rascacielos más altos del mundo. También hoteles submarinos muy originales. Finalmente se inclinó por el desarrollo de un archipiélago.
"The World"
Mohamed, a quien no le falta poder político y ni fondos, decidió construir islotes artificiales que tuvieran la forma de mapamundi, con los siete continentes bien delimitados.
“La visión de los Emiratos Árabes Unidos era buscar cómo reemplazar su dependencia del petróleo como principal fuente de recursos. Y la elección fue la del negocio inmobiliario”, señaló a BBC Mundo el profesor Alastair Bonnett, geógrafo de la Universidad de Newcastle y uno de los hombres que más conoce el proyecto.
El plan era muy ambicioso y en sus inicios parecía que funcionaba. “Los proyectos en cada isla eran también bastante llamativos; un multimillonario chino había elaborado planes para rehacer el horizonte de Shangai en una de las islas, con una copia de la emblemática Torre de Televisión”, explicó el diario británico The Guardian.
Una empresa llamada Opulence Holdings había adquirido una isla con la forma de Somalia, con la intención de esculpirla con el aspecto de un caballito de mar, donde los residentes pudieran golpear pelotas de golf desde sus balcones.
Pero allí se frenó. Hoy, sólo un par de complejos lograron levantar construcciones y uno de ellos es el que tenía la forma de Groenlandia, donde se instaló una especie de “casa modelo”. Prometía resorts y restaurantes de ultralujo.
Otro fue la casa que se le donó, totalmente construida, al piloto ganador de siete mundiales de Fórmula 1, Michael Schumacher.
Uno de los golpes grandes contra el proyecto fue la crisis financiera de 2008. En ese momento, muchos de quienes se habían comprometido a comprar las viviendas prefirieron dar marcha atrás y anular la adquisición.
“Uno de los problemas grandes de ‘El Mundo’ es que no tiene una conexión física con Dubai; no hay puente por el que uno puede llegar en auto, ni tampoco hay una conexión entre las islas”, remarcó el académico Bonnett.
Pese a todo, el jeque de Dubai no se da por vencido. Nakheel Properties, la empresa desarrolladora actual, sostiene que el proyecto continúa y que están buscando nuevos recursos para que despegue.
Otro proyecto que sí funcionó
“El Mundo” no fue el único centro urbanístico lanzado por el monarca. También está la “Palma Jumeirah”, otro conjunto de islas artificiales que anduvo mucho mejor en cuanto a ventas.
Allí hay cerca de 4000 viviendas donde residen unas 25.000 personas de alto poder adquisitivo. También se levantaron decenas de hoteles y otras atracciones turísticas.
El negocio inmobiliario de las islas artificiales tiene sus inconvenientes y suele ser muy riesgoso, señalan los especialistas. Primero, las denuncias por el daño ecológico que producen algunas. Segundo, por la constante erosión.
“El aumento del nivel del agua en el mar hace que invertir en una isla sea algo arriesgado. Pero si algo ha caracterizado a Dubai es que toma riesgos, incluso si son costosos”, sentenció el profesor Alastair Bonnett.
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