Las viudas del ISIS: jóvenes europeas que ningún país quiere repatriar
Huyeron de sus hogares para terminar como esposas de los jefes yihadistas. Ahora resisten en un campo de refugiados en Siria.
“El campo de Al Hol es un cuadro desolado, pintado con violencia, desesperación y los crueles trazos de la existencia. Aquí, la vida pende de un hilo frágil y la esperanza es un espejismo distante”. La descripción, a Médicos Sin Frontera, es de una mujer cuyo esposo era un jefe del ISIS. No sólo lo perdió a él, también murieron dos de sus hijos.
Es una de las llamadas “viudas del ISIS” (Estado Islámico), las esposas de los yihadistas que dominaron gran parte de Siria e Irak entre 2011 y 2015, tratando de establecer un Estado Islámico, y que fueron eliminados por una coalición internacional
Muchas de ellas son de países europeos, de Canadá y de Estados Unidos. Eran adolescentes cuando abandonaron sus países y se fueron a Siria convencidas por yihadistas de que estaban haciendo una revolución islámica.
La realidad es que nadie sabe muy bien qué hacer con ellas. Los países occidentales evitan repatriarlas porque consideran que aún son peligrosas. Algunas están arrepentidas, pero otras mantienen la ideología yihadista.
Viven en un limbo, junto a sus hijos, en condiciones inhumanas. Conviven con enfermedades, falta de comida, agua y medicamentos.
El campo de refugiados
Si bien el número fue variando, se cree que hay unas 40.000 personas en el extenso campo de refugiados al aire libre de Al Hol, ubicado en el noreste de Siria, cerca de la frontera entre Siria e Irak.
El 93% de los detenidos son mujeres con sus hijos, según datos de Médicos Sin Frontera, organización que trabaja allí para darles asistencia. Con respecto a los hijos, el 65% son menores de 18 años y el 51% menores de 12 años.
El campo de refugiados, con sus interminables carpas, está bajo la custodia de las fuerzas kurdas, y cuenta con la asistencia militar de Estados Unidos.
Todas esperan que se defina su destino. Las europeas, muchas de las cuales habían incorporado un islamismo fundamentalista, quieren regresar a sus países.
Las mujeres de la región sólo buscan que las liberen. Pero el problema es que las tribus árabes de la zona no las quieren de regreso por temor a que mantengan una ideología extremista.
De hecho, en el propio campo de refugiados hay divisiones entre las que se arrepintieron de haberse sumado al ISIS y las que aún reivindican al grupo terrorista.
Las que lograron salir
Son muy pocas las que lograron salir del campo de refugiados Al Hol. Dos de ellas son las españolas Yolanda Martínez y Luna Fernández, que el gobierno español aceptó repatriarlas, pero con ciertas condiciones. Con ellas llevaron 13 niños.
Pero al llegar a España fueron procesadas por terrorismo, ya que la Justicia comprobó que ambas habían colaborado activamente con la causa yihadista y aún mantenían esa ideología.
Francia, que es muy reacia a este tipo de operaciones, también admitió nuevamente a un pequeño número de “viudas del ISIS”.
Hay otros casos más complejos. Uno de ellos es el de Shamima Begum, una de las tres adolescentes del Reino Unido que abandonaron sus hogares para unirse a las filas del ISIS.
Shamima perdió a los tres hijos que tuvo con un yihadista y quiere regresar a Gran Bretaña, pero el gobierno no la acepta. De hecho le quitó la nacionalidad. La mujer continúa en el campo de refugiados en Siria.
Sus otras dos compañeras, las británicas Kadiza Sultana y Amira Abase, no sobrevivieron a los combates.
Cómo fueron captadas
La captación de estas adolescentes por el ISIS es un fenómeno muy complejo, que los especialistas tratan de explicar de distintas maneras.
Muchas de ellas provienen de hogares de clase media, con educación y con un pasar respetable. Por eso resulta difícil determinar cómo fue el proceso que las llevó a una zona de guerra con milicianos extremistas, donde la mujer sólo era un objeto.
Algunos investigadores señalan que fueron objeto de una realidad familiar agobiante, con un fuerte control parental y una sociedad discriminadora.
Consideran que encontraron un escape en una fantasía manipulada que les vendían algunos imanes o personajes ocultos en redes sociales.
Así fueron comprometiéndose con la versión más radicalizada del islamismo, el salafismo, y terminaron viajando abandonando sus hogares y viajando a Siria para ser parte del nuevo califato, el Estado Islámico.
Pero al llegar allá terminaron como esposas de los jefes yihadistas. Cuando moría el hombre, tenían que pasar a manos de otro. Por ese motivo tuvieron varios hijos.
Las que sobrevivieron están ahora en el campo de refugiados, en un limbo legal.
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