Las autoridades creen que la sustancia no parece ser tóxica y podría ser el colorante de uno de los líquidos que se usan para descubrir donde hay fugas.
El Gran Canal de Venecia se convirtió en el escenario de un inusual fenómeno este domingo, ya que el agua del canal cercano al Puente de Rialto apareció teñida de color verde fluorescente. Aún se desconoce la causa de este suceso, por lo que el delegado del Gobierno italiano, Michele di Bari, ha convocado una reunión urgente para investigar el hecho.
La mancha de un verde brillante apareció en el canal que conecta Campo San Luca con el Gran Canal, y poco a poco se extendió a lo largo de los canales venecianos, coincidiendo con el inicio de la Vogalonga, una regata que se celebra desde 1974 y que nació como una manifestación para proteger la ciudad.
Según informa el diario "La Repubblica", la sustancia responsable del color verde en el agua no parece ser tóxica y podría tratarse de un colorante utilizado para detectar fugas o utilizado por espeleólogos en sus exploraciones.
La Agencia de Protección del Ambiente de Veneto (Arpav) está llevando a cabo análisis para determinar la composición exacta del líquido que ha teñido el agua. El prefecto de Venecia ha convocado una reunión urgente de coordinación entre las diversas fuerzas policiales de la ciudad con el objetivo de investigar el origen de esta situación y evaluar las acciones a tomar.
Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado la responsabilidad de este hecho. Además, los activistas ecológicos de "Última generación", que recientemente arrojaron pintura negra al agua de la Fontana de Trevi en Roma y a otros edificios y obras de arte en protesta por la falta de atención al cambio climático, han negado su implicación en este incidente.
Antecedentes
Este suceso recordó a una iniciativa llevada a cabo por el artista argentino Nicolás García Uriburu, cuando en 1968, vertió un líquido verde fluorescente en el Gran Canal como una protesta contra la contaminación del agua. Pierre Restany, crítico de arte francés y amigo del artista, catalogó posteriormente esta acción como "un golpe maestro, una espléndida demostración de higiene moral del arte".
El verde fue elegido por Uriburu debido a la reacción del producto con el agua, que resultó en un tono verde. Además, el artista sentía una profunda admiración por la naturaleza y el color verde de las plantas. Esta acción marcó el inicio de su compromiso medioambientalista, que se reflejaría en su obra a lo largo de su vida.
El evento ocurrió temprano en la mañana del 19 de junio. La marea estaba alta y contaron con la colaboración de los gondolieri, expertos en la navegación de los canales. Estos factores permitieron una mayor propagación del color. Uriburu se subió a la lancha de su amigo gondolero Memo, desde donde arrojaría el colorante, mientras que su esposa Blanca capturaría la acción en fotografías, tanto desde el agua como desde un puente.
Aquel incidente generó alerta en Venecia, ya que rápidamente se había corrido la voz de que un “loco”, un “terrorista”, había estado arrojando al agua un químico peligroso e inflamable y que pretendía incinerar la ciudad entera.
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