Por qué se celebra el día de la Música el 22 de noviembre
En el siglo XVI el Vaticano nombro a Santa Cecilia como patrona de los músicos. Sin embargo, este nombramiento está basado en un error. Enterate los detalles.
El 22 de Noviembre se celebra el Día de la Música en honor a la muerte de Santa Cecilia en el siglo II. La historia de la santa esta marcada por la persecución religiosa, característica de Roma en esa época. La fecha fue dispuesta por el Vaticano en el siglo XVI para celebrar a quienes se dedican a este arte.
Un repaso por la historia de Santa Cecilia permite entrever que poco tuvo que ver su vida con la música, lo que llama la atención acerca de que se la considere la patrona de este arte. El sitio especializado Vatican News subraya que se trata de una confusión milenaria respecto a la versión escrita de su biografía en latín.
En un principio, las fuentes medievales sostenían que en el día de su boda Santa Ceclia “cantantibus organis, es decir, mientras sonaban los órganos, la santa decantaba en su corazón con las palabras ‘guarda, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados, para que no me confunda’”. Por eso, se la consideró la patrona de la música.
Pero en realidad, “el verso latino es el resultado de un error de transcripción. Cecilia no cantaba, como pensaban los medievales, su pureza virginal el día de su boda en medio de la alegre armonía de los órganos, sino que rezaba candentibus organis, es decir, mientras se quemaban los instrumentos de tortura”. De todas formas, la tradición la ubica como patrona de la música, por lo que el Día de la Música sigue siendo una oportunidad para conocer su historia.
La historia de Santa Cecilia
Cecilia nació en el año 180 d. C. en Roma, Italia, en el seno de una familia noble. Hacia finales de ese siglo, la religión católica había sido rechazada por el Imperio Romano. En el año 202 d.C., Septimio Severo, el emperador, promulgó la ley que prohibía la difusión de las creencias cristianas. Sin embargo, Cecilia era una joven devota y fiel a sus creencias. Sus padres le ordenaron casarse con otro joven pagano, Valeriano.
En el día de su boda, Cecilia le dijo a su esposo: “Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio, si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí”.
De esta manera, Valeriano le prometió que si ella le mostraba al ángel, él se dedicaría a la religión. Cecilia, le explicó que si él creía en Dios y recibía el bautismo, podría conocer su fe. Fue así que su esposo solicitó al obispo de Roma, el Papa Urbano I, que lo acompañara en su camino por el catolicismo y lo bautizara. Al poco tiempo, el joven convenció a su hermano a practicar la fe y comenzaron a sepultar cadáveres cristianos. Tras ser descubiertos, la dupla fue arrestada y obligada a retractarse. Sin embargo, los hermanos se negaron, por lo que fueron torturados y sentenciados a la muerte.
Cecilia fue capturada al poco tiempo y ordenada a renunciar al cristianismo. La noble joven declaró preferir la muerte antes que perder su verdadera fe. De esta manera, los guardias la llevaron a un horno caliente para que se rindiera, pero ella mantuvo sus convicciones. A pesar de la tortura, cantó alabanzas a Dios y fue condenada a muerte, el 22 de noviembre del año 230, por el alcalde Almaquio.
Con el paso del tiempo y el Edicto de Milán creado por Constantino I, que prohibía la persecución al cristianismo, su figura fue considerada como culto oficial. En 1594, el Papa Gregorio XIII la declaró patrona de todos los músicos.
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