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La Mañana Educación

Nano Balbo: "La escuela no se reemplaza por la tecnología"

El especialista Orlando Balbo advirtió por los riesgos de la desigualdad en la educación. Para Balbo, las computadoras se están utilizando como electrodomésticos.

El coronavirus puso en el centro del debate el lugar que debe ocupar la tecnología en los procesos de escolarización, en todos sus niveles. “La tecnología llegó para quedarse, no para reemplazar a la escuela, pero sí para sustituir muchas de sus actividades”, dijo a LM Neuquén Orlando “Nano” Balbo, docente y responsable de diferentes proyectos de alfabetización.

Desde su departamento en el centro neuquino, a sus 71 años, ya conoce lo que es el aislamiento. “Tengo unas cuantas experiencias de encierro. Este es bastante más confortable que otros que tuve”, bromeó en relación a sus detenciones en La Escuelita durante la dictadura.

“El maestro”, como lo conocen por su aporte a la educación a lo largo de estos años en Argentina y Latinoamérica, no está de acuerdo con la nueva modalidad de escolarización a causa de la pandemia.

“Creo que la educación tiene que ser presencial. La tecnología no puede sustituir las miradas y los afectos, además de que hay muchas cosas que da la escuela más allá del conocimiento”, dijo.

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Balbo está en contra del sistema de “transposición didáctica”, donde el docente se encarga de dar una explicación que es evaluada mediante una tarea. “Ese esquema de aprendizaje está obsoleto y mediante las plataformas digitales solo se replica esta modalidad. Se da una explicación por Zoom, se envía una tarea para que el alumno pueda ser evaluado y listo. No se ha cambiado la racionalidad del aprendizaje”, explicó.

Para Orlando Balbo el crecimiento de las tecnologías durante los últimos años es la “cuarta revolución industrial de algoritmos” y por eso cree, junto a una red latinoamericana de docentes y a distintos institutos de formación, en la necesidad urgente de crear una nueva escuela. Y para eso considera necesario diagramar una cultura tecnológica para mejorar el proceso de aprendizaje.

“No sabemos manejar una computadora ni tenemos programas educativos. Usamos la tecnología como si fueran electrodomésticos”, dijo y explicó que los ministerios de Educación y los sindicatos debe construir cargos de ayudantes tecnológico para los docentes “no solo para que las maestras sepan manejar una computadora, sino para que puedan navegar y encontrar los conocimientos que están ahí al alcance de la mano”.

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Sin embargo, Balbo teme a la desigualdad que se pueda producir en los distintos niveles de escolarización en plena pandemia. “No creo que la tecnología venga a incluir ya que se trata de una mercancía que no genera justicia, por lo que se va a agravar la brecha tecnológica y, en mayor o menor medida, se da una privatización de la escuela pública a través de la tecnología”, añadió.

La marca de la pandemia

Para Balbo, el cierre de escuelas por la pandemia lleva a hacer una distinción entre educación y escolarización: “La educación no se detiene, aprendemos y enseñamos porque es un hecho social. Lo que está congelado es la escolarización y se está manteniendo de una forma totalmente despareja por medio de las actividades”.

En ese sentido, remarcó que la imposibilidad de ir a la escuela no es la principal problemática de la escolarización y resaltó la necesidad de que “permanezcan cerradas hasta que se pueda abrazar a los chicos dentro del aula. Mientras tanto no podemos convertir la escuela en un lugar peligroso para la salud”.

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“El chico no extraña la escuela, extraña a los amigos que hace dentro de la escuela. La escuela hay que abrirla cuando pueda servir de gran recreo, para que puedan contar la experiencia traumática que vivieron y así poder resignificarla. ¿Qué cosas va a aprender el chico que ya no sepa en este contexto?”, dijo a LMN.

Más allá de las tareas, Balbo recomienda a los padres y madres a permitir que “los chicos hagan su propio proceso y guiarlos un poco”. “Que aprendan a cocinar, que investiguen de su familia, que hagan diarios, literatura y música, para que el día que nos volvamos a encontrar en las escuelas cada chico pueda contar su experiencia”, añadió.

-> Nuevas formas de enseñar

“¿Por qué dividir a los chicos por franja etaria y no por sus aptitudes o condiciones?”, se preguntó Balbo, quien cree la forma tradicional de organizar las aulas “está colapsada”.

“Algunos niños llegan con condiciones para la música, otros para escribir o redactar, porque no tener un sistema que desarrollo esas virtudes, para que después se puedan apropiar de otros saberes”, agregó.

Sin embargo, es consciente de que este cambio no se producirá de la noche a la mañana y sostiene la necesidad de “empezar por pequeñas iniciativas” como rechazar la separación por franja etaria. “Ponemos 40 chicos con distintas culturas e intereses porque tienen la misma edad solo para que lleguen a un mismo lugar”, sostuvo.

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Como alternativa y para incentivar el proceso creativo, Balbo analiza la posibilidad de formar grupos de música con chicos de entre 6 y 12 años, confiando en que se va a dar un proceso de aprendizaje colectivo entre ellos mismos.

“Obvio que deberían tomar otros talleres donde tengan que aprender cosas que por ahí no les gusten tanto y que luego vayan rotando por grupos de acuerdo a sus aptitudes”, explicó.

El Maestro sigue en formación constante y lo hace a través de la experiencia de su hija, Candela, quien trabaja en un jardín, donde los niños antes de caminar bailan y antes de hablar cantan. “Pero eso no se explota ni se incentiva”, concluyó.

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